Muralla de La Habana

Muralla de La Habana

La Habana tiene un paisaje arquitectónico que nos revela su espíritu e historia. Entre las huellas que evidencian el paso del tiempo por la ciudad, se hallan los restos de lo que una vez fue una muralla de cantería, con sus baluartes, garitas y puertas de puentes levadizos, construida para resistir el asedio de corsarios y piratas.

Estos fragmentos que han trascendido hasta la actualidad, permiten descubrir los límites que marcaban la separación entre La Habana intramuros y extramuros. Son un recuerdo de cómo surgió la tradición centenaria de que cada noche a las nueve en punto, escuchemos un cañonazo, como sucedía cuando antaño se anunciaba el cierre de las puertas de la muralla.

Restos de la Muralla de la Habana cerca del Museo de la Revolucion

¿Y si me siguen por la historia de la muralla y por dónde se localizan los restos de aquella imponente pared de rocas? Se trata de un excelente pretexto para tener un recorrido diferente en la patrimonial capital cubana.

El miedo de una ciudad y su remedio

En el siglo XVII la otrora villa de San Cristóbal de La Habana se había convertido en el puerto más importante de América. Aquí se reunían las dos flotas que regresaban a España con los caudales de oro y plata recolectados en sus colonias.

Muralla de la Habana, al fondo la Terminal de Trenes de La Habana

Ya se había iniciado el primer sistema de fortificaciones costeras: el Castillo de la Real Fuerza, el Castillo de San Salvador de la Punta, el de los Tres Reyes del Morro, los torreones de La Chorrera, de la Caleta de San Lázaro y de Cojímar. Sin embargo, el Rey de España consideró insuficientes las defensas y pensó en amurallar la ciudad para convertirla en una plaza inexpugnable.

Alrededor de 1603 se proyecta un primer intento de amurallamiento, realizado con troncos de árboles. Pero no fue hasta más de setenta años después que se iniciaron las verdaderas obras de construcción, con un diseño que contaba con nueve baluartes, 180 piezas de artillería y una dotación militar de tres mil 400 hombres.

Restos de torreon de la muralla de La Habana, al fondo el Museo de la Revolucion, antiguo Palacio Presidencial

Creció así un muro de diez metros de altura y metro y medio de ancho, que recorrería los alrededores de la villa en un gran arco de casi cinco mil metros.

El estampido que cerraba las puertas

El espacio amurallado se conocía entonces como la ciudad de intramuros, y se le llamaba Habana de extramuros a todo cuanto quedaba fuera del perímetro. Para entrar y salir se crearon nueve puertas, algunas con puentes levadizos. Entre las más conocidas, trascienden las de La Punta, las de las calles Reina y Muralla, llamada luego “Puerta de Tierra”.

Los restos de la muralla de La Habana, en la pared un plano fundido en bronce de la antigua villa

Las puertas abrían a las cuatro y treinta de la madrugada y cerraban a las ocho de la noche, con cañonazos que eran disparados desde la Fortaleza de San Carlos de La Cabaña. Aquella tradición continúa en la actualidad. ¡Claro, sin el peligro de quedarnos fuera!

Ahora el cañonazo suena cada noche a las nueve en punto, desde el mismo sitio donde ocurría. El disparo se realiza en medio de una vistosa ceremonia que recrea los tiempos coloniales, con sus soldados con pelucas y tricornios.

Restos de la muralla de La Habana por el Seminario de San carlos

La Habana de extramuros

A partir de la segunda mitad del siglo XIX, la muralla ya no cumplía ninguna utilidad militar. Además, el crecimiento demográfico y las nuevas actividades industriales requerían otros terrenos. El Capitán General de Cuba en ese entonces, Miguel Tacón, se vio obligado a aprobar la urbanización de terrenos extramuros. Es así como en 1863 comienza la demolición de la muralla.

El Arsenal y restos de la antigua Muralla de la Habana

El barrio aledaño conocido como «Las Murallas», pronto se convirtió en la génesis de la ciudad moderna, con importantes edificios civiles y comerciales y espacios para construir lujosos palacios y residencias.

Superando las antiguas murallas que constreñían La Habana comenzaron a crecer nuevos barrios en torno al Paseo del Prado, el Parque de la Fraternidad y el Parque Central. Justo en una de las esquinas de este último, en Zulueta número 267, entre Virtudes y Neptuno, se erige lo que hoy conocemos como el Hotel Plaza, donde todavía hay un resto de muro que puede contemplar si le interesa. Allí han sido huéspedes personalidades como la bailarina rusa Ana Pavlova, el genio cubano del ajedrez José Raúl Capablanca y el físico Albert Einstein, entre muchos otros.

Coordenadas para localizar otros fragmentos de la muralla de La Habana

Cerca de la estación central de ferrocarriles, en las inmediaciones de la Avenida Bélgica, conocida como “Egido”, en la esquina a Desamparados, se localiza uno de los restos de mayor tamaño. Allí figura una gran puerta, llamada del Arsenal y un mapa incrustado que ilustra la estructura de la fortificación en su extensión original.

Fragmentos de la antigua muralla de La Habana en el centro historico de la ciudad

En el Arsenal iniciaba el perímetro por tierra de la gran pared de piedra, que llegaba hasta el Castillo de San Salvador de la Punta, cerca de donde hoy se encuentra la entrada del túnel de La Habana. Luego se extendía paralela al mar y cubría un área que unía a las dos primeras fortalezas defensivas.

En este sitio se hallaban los astilleros del puerto de La Habana, donde se construyeron, en su época, los mayores barcos del mundo. Muy cerca de aquí se encuentra también, la Casa Museo donde nació el Héroe Nacional de Cuba, José Martí. Aproveche este paseo y visite el lugar.

Fragmentos de la muralla de La Habana en las cercanias de la Terminal de Trenes de Cristina en La Habana Vieja

Otros restos de la muralla son las garitas de la Maestranza, próximas a la Avenida del Puerto y al Seminario San Carlos y San Ambrosio. Se pueden apreciar los restos de la cerca perimetral que rodeada la garita, un amplio foso y rastros de uno de sus baluartes defensivos.

En las afueras del Museo de la Revolución, frente a la Iglesia del Santo Ángel Custodio, también se encuentran pequeñas torres que servían como punto de observación al vigía de guardia.

Una ciudad muy bella con un muro enorme

Este muro prefiguró la ciudad futura y orientó su crecimiento inicial. Diseminados aún en varios sitios de la urbe antigua, como testigos de la historia, sorprenden aún los restos de aquella imponente barrera de rocas.

Niños recorren restos de la Muralla de la Habana

Hoy la Muralla es de interés para visitantes y locales, principalmente en el tramo comprendido entre la Avenida del Puerto y la calle Cuba que ha sido muy bien restaurado por la Oficina del Historiador. Allí se pueden visitar edificios históricos, museos y disfrutar de muy buena gastronomía, sobre todo en los espacios adyacentes a la Plaza Vieja. Descubra a través de este recorrido a La Habana, cosmopolita, caribeña y Patrimonio Cultural de la Humanidad.

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