La Habana conserva el espíritu y los elementos arquitectónicos de siglos atrás, en imponentes edificaciones eclécticas, barrocas, neoclásicas que sobresalen en el paisaje urbano y atraen a miles de visitantes hasta su Centro Histórico, Patrimonio Cultural de la Humanidad.
También existen otros detalles que convierten a esta parte de la capital cubana en un museo al aire libre. Una de las vistas más atractivas de esta zona se encuentra justo frente al Capitolio, simbólica construcción del país.
Allí podrá ver una de las imágenes que más identifican a Cuba: decenas de autos clásicos de diversas marcas, modelos y colores, de los años 30, 40 o 50. Difícilmente evitará el deseo de recorrer la capital de la “Mayor de las Antillas” en uno de esos lujosos coches, en su mayoría de origen norteamericano.
Antes de llegar a la isla piense en qué tipo de auto le gustaría realizar su recorrido. Lleve gafas, una camisa que lo proteja del sol (así podrá considerar alquilar un descapotable) y no deje su cámara fotográfica. La experiencia será a todo color y frente al Caribe.
Marcas y modelos más populares
El primer automóvil llegó a Cuba hace más de 100 años, en 1898. Aquel “Parisienne” francés costó a su dueño mil pesos y se movía sólo a 10 kilómetros por hora.
Desde entonces la capital cubana ha sido un museo de los autos antiguos. En la ciudad, es común encontrar en cualquier sitio souvenires con figurillas de estos coches, que además siempre incluyen a lugares emblemáticos de la isla como el Capitolio, la Bodeguita del Medio o el bar Floridita.
Cuba cuenta con uno de los parques automovilísticos más antiguos del mundo. Aunque parezca inverosímil, miles de autos considerados como museos rodantes circulan por las ciudades cubanas como taxis de alquiler (llamados almendrones), o listos para alquilarse para tours específicos.
Llegaron a la isla durante las primeras seis décadas del siglo XX debido a la dependencia política y comercial de Cuba a los Estados Unidos, que favoreció la importación constante y masiva de estos autos. Después de la revolución de 1959 dejaron de entrar al país, así como las piezas de repuesto.
A partir de entonces los dueños se aferraron a sus carros como un tesoro querido e imprescindible para la transportación y el recreo. Lograr que se mantuvieran en funcionamiento fue un reto, y la mayoría debió hacerle modificaciones lo que incentivó la creatividad de los mecánicos de autos clásicos en Cuba.
La gran mayoría son de las décadas del 40 y el 50 y suelen ser vehículos norteamericanos. Sin embargo se ven rodando algún que otro “fotingo”, como llaman allí a los primeros construidos durante los años 20.
Predominan los Chevrolet Bel Air (marca estadounidense que más se puede encontrar, sobre todo los modelos de segunda generación producidos entre 1955 y 1957), Buick, Cadillac, Pontiac, Oldsmobile, Mercury, Desoto, Dodge, Plymouth, Packard, Chrysler, Studebaker, Willy Jeep, hasta un MG inglés y un Alfa Romeo italiano.
¿Dónde alquilar un auto clásico?
Piense en recorrer La Habana cosmopolita, llena de edificaciones patrimoniales, con vistas a la bahía, en un auto clásico convertible, tomando el sol. Para concretar este deseo debe llegar hasta el Parque Central, en La Habana Vieja, la Plaza de la Revolución, la Avenida del Puerto, toda la zona alrededor del Capitolio, o esperar en cualquier esquina. Cientos de estos coches transitan por cualquier área de la ciudad.
Una pista: la agencia Old Car Tours tiene una página web que permite contratar con antelación recorridos en varios modelos distintos.
Ya en el Parque Central indague si está disponible, muchas veces el propio conductor suele ser el propietario, y negocie el precio del alquiler. Por lo general es en función del recorrido, pero oscila entre 20 y 50 CUC.
Prefiero andar en un precioso Ford Thunderbird de 1956 (los primeros autos de esta marca llegaron a Cuba en 1913) el modelo original de ese mito del automovilismo americano. La suavidad de la mecánica es absoluta, y eso nos hace disfrutar del paisaje y los olores del mar al paso por el Malecón. En otras ocasiones he seleccionado un Porsche 356 o un Mercedes 300 SL Gullwing.
Su curioso nombre
A estos taxis antiguos se les conoce popularmente en Cuba como almendrones. El origen y el por qué exacto del nombre es difícil de precisar, pero algunos refiere que se debe a la forma de almendra de los vehículos de los años 50. También se ha comentado que se debe a los cambios tan radicales que pasan estas máquinas en cuanto a su color o material inicial con el paso de los años.
En un almendrón se puede recorrer La Habana por un precio a veces menor a 1CUC, sólo que el viaje será compartido con otros pasajeros, y la mayoría de las veces a los turistas los choferes piden un precio superior y les proponen alquilar todas las capacidades.
Pero en la cotidianidad, los almendrones cubren en La Habana diversas rutas y son considerados uno de los principales transportes. También es bueno advertirle que puede bajarse con olor a gasolina y humo. Además el ritmo del viaje es lento y pausado, y por lo general los boteros (como se llama a los choferes) tienen la música alta, sobre todo para escuchar reggaetón.
A bordo de un museo rodante en Cuba
Los dueños de los clásicos restaurados suelen reunirse cada sábado por la tarde frente al Hotel Nacional, para exhibir sus coches. Si puede, no debe perder la oportunidad de ver esta colección inigualable en el mundo y retratarla.
Para llegar funcionando hasta la actualidad muchos de los autos han tenido modificaciones, pero otros se preservan íntegramente, incluyendo la tapicería interior. Eso se debe al extremo cuidado de sus dueños, amantes del automovilismo, quienes en su mayoría se reunieron en 2003 para fundar la Escudería de Autos Clásicos y Antiguos “A lo cubano”. Presenciar sus desfiles y actividades resulta una atracción irrenunciable.