Demasiadas opciones necesitan organizarse
El reto es difícil en verdad, dos días para salir a conocer una ciudad que por lo regular considero tomaría como mínimo tres días recorrer. Si se consultan 10 personas te darían 10 rutas posibles y ninguna exactamente igual. Si bien hay lugares que no deben pasar por alto, es necesario establecer un orden para optimizar el tiempo disponible. Siempre faltarán cosas por hacer y sitios por visitar pero creo que seremos bastante ambiciosos con nuestro plan.
Este itinerario de 48 horas en La Habana incluirá desde lo más antiguo hasta lo más moderno, de lo más turístico hasta lo más común para la mayoría de los cubanos. Combinaremos lugares y experiencias icónicas como visitar La Bodeguita del Medio con otras menos ortodoxas como conocer un poblado de pescadores. Igualmente entre las ofertas culinarias y de entretenimiento se muestran tanto reconocidas opciones estatales como florecientes negocios privados. Este viaje estará lleno de contrastes y mezclas porque en Cuba estos conceptos son pura realidad y no mera etiqueta.
Primer día en La Habana
Primera parada: desayuno en el Café Arcángel, donde puede paladear el mejor café de La Habana. Cuenta con una diversa selección de desayunos desde el croissant más sencillo hasta un desayuno completo con frutas, jugos, huevos, bacon y exquisito café. Todo esto mientras disfruta de un local de aires vintage, excelente selección musical e inolvidables películas del cine silentes. Recomendamos el café bombón si te gusta el dulce y el frapuccino si deseas refrescarte.
Saldremos a pasear por el área del Malecón tradicional, temprano en la mañana es un momento idóneo para llenarse de todo su encanto y contemplar el devenir de la ciudad sin ser afectado por el sol. De ahí subir por el Paseo del Prado hasta el Parque Central, visitar el Capitolio Nacional y El Gran Teatro Alicia Alonso. Visitar, eso sí solo de pasada, el Museo de la Revolución y su vecino el Museo Bellas Artes, continuar por la calle Zulueta pasando frente al imponente Edificio Bacardí, esplendido exponente del art decó en Cuba. Tomar la calle Obispo sin dudar, hasta la Plaza de Armas. Una vez allí no dejar de visitar El Templete, sitio homenaje a la fundación de la ciudad en el lejano año de 1519 y darle la vuelta a la sempiterna ceiba pidiendo in mentis un deseo.
Doblando por una de sus esquinas podemos llegar a la Plaza de la Catedral, con sus aristocráticas edificaciones circundantes y alguna estatua inesperada, escondida en sus portales. En uno de los costados de esa plaza se encuentra la famosa Bodeguita del Medio con su famoso mojito, donde ya parece imposible dejar tu firma en las paredes y fachada, tatuada con el recuerdo de visitantes de todas partes del mundo.
Volviendo a la Plaza de la Catedral le aconsejamos por si necesita energía para continuar viaje, tomarse un café acompañado de un dulce casero en la pastisserie Bianchini del Callejón del Chorro. Si le interesa el arte contemporáneo nada mejor que visitar el taller de serigrafía ubicado en dicho callejón donde pueden contemplar el proceso de serigrafiado en toda su complejidad hasta la venta del producto final.
En esta ruta ideal seguiremos por la calle Mercaderes en busca de la Plaza de San Francisco donde no puede faltar la foto con el mítico Caballero de París, protector de los andantes quijotescos. Luego caminaremos hasta la Plaza Vieja, para subir a la Cámara Oscura desde la que es posible echarle una breve ojeada a la zona circundante y tomarse fotos desde su terraza panorámica. Atravesando la plaza enfilaremos por San Ignacio hasta los concurridos almacenes San José donde puede encontrar todo una variedad de artesanías locales. Si negociar y regatear le dejan exhausto pueden llegarse hasta el Antiguo Almacén de la Madera y el Tabaco y disfrutar una cerveza artesanal mientras sopla la brisa salobre de la bahía.
Desde allí pueden verse surcar el mar las pequeñas lanchitas que comunican la ciudad con los pueblos de Regla y Casablanca. Hacia este último nos dirigiremos ahora enfocados en llegar hasta una enorme mole de mármol blanco de Carrara que en forma de Cristo protector corona la cima del pueblo. Desde el Cristo nos dejaremos extasiar con una de las más despampanantes vistas de la ciudad allende la bahía. Pasaremos por el complejo de Fortalezas militares del Morro y la Cabaña mientras disfrutamos de la magnífica puesta de sol.
Cruzando el túnel de la bahía, maravilla de la ingeniería cubana, nos acercamos al restaurante Iván Chef Justo cita en Aguacate esquina Chacón, en una edificación del siglo XVIII. Allí cada día el chef ofrece una variedad de recetas según la disponibilidad del mercado. Un lugar lleno de exquisitas sorpresas respaldadas por un chef 5 estrellas.
Se abre la noche y comienza la vida nocturna habanera que resurge en sus aires de música, baile y sensualidad. Tropicana se vuelve referencia obligatoria como guardián de la tradición cabaretística cubana, considerado uno de los mejores cabarets del mundo y un aval de más de 60 años ininterrumpidos encantando al público. Si esto no fuera suficiente el barrio del Vedado ofrece una diversidad de locales nocturnos donde terminar un largo día de paseo con un coctel en la mano rodeado de gente siempre dispuesta a hacer amigos. Por solo mencionar algunos de los más populares están: el Jazz Café y el King Bar.
Segundo día en La Habana
Comenzaremos este segundo día en un punto neurálgico de la ciudad, el Parque de la Fraternidad con sus numerosas efigies recordatorias de grandes líderes internacionales a los que el pueblo cubano homenajea con fraterno entusiasmo, de ahí su nombre. Seguidamente y pasando por el pórtico del Barrio Chino, reminiscencia de la cultura asiática en el país iremos en busca de la calle Reina. A lo largo de esta calle se pueden contemplar edificaciones simbólicas como la neogótica Iglesia del Sagrado Corazón y la Gran Logia Masónica.
Esta trayectoria nos acercará a nuestro próximo destino: la Plaza de la Revolución. Sitio trascendental en el período postrevolucionario circundado por tres obras escultóricas de grandes figuras históricas: José Martí, Ernesto «Ché» Guevara y Camilo Cienfuegos.
Una idea divertida resulta tomar un transporte como un carro clásico descapotable o un cocotaxi (pequeño vehículo de tres ruedas cuyo diseño recuerda un coco). Esto nos facilitará el traslado pues en este plan el segundo día abarca mayor recorrido. Montados en nuestra elección de transporte podemos llegar al Cementerio Colón, donde resultaría interesante realizar una visita a este museo al aire libre, el cual atesora más de 20,000 obras de arte fúnebre altamente valoradas.
De ahí nos encaminamos a cruzar el túnel de 5ta Avenida en cuya salida se puede contemplar las Fuente de las Américas y la Casona Verde, raro ejemplo de arquitectura gótica en Cuba, conocida como la casa maldita por el misterio y degradación que la rodearon por muchos años hasta que fue convertida en un centro cultural.
5ta Avenida con sus hermosas vistas del exclusivo barrio de Miramar, sede de embajadas y empresas, cuidados parques y áreas verdes. La Embajada Rusa, como una rara avis dentro de la urbanística del reparto, muestra de la fuerte influencia del país eslavo en Cuba. Pasamos por la zona hotelera del oeste con alguno de los grandes hoteles de la ciudad como el Panorama, el Meliá Habana y el Neptuno-Tritón. También puede observarse el Centro de Negocios de Miramar.
Por esta ruta seguiremos hacia el poblado pesquero de Jaimanitas en el que bien vale la visita a esa suerte de Parque Güell tropical en que el artista plástico José Fuster ha convertido este pequeño pueblecito. Utilizando la técnica del trencadís Fuster ha transformado su comunidad teniendo su casa-taller como eje y llevando el arte a una forma de expresión cotidiana. Haciendo gala de los aires marineros del lugar sugerimos almorzar en el restaurante Santy Pescador ubicado en el mismo poblado. Especializado en comida marinera y japonesa que preserva el espíritu humilde de la localidad.
De regreso sugiero llegar hasta La Rampa y de ahí al Hotel Nacional de Cuba. Allí visitaremos sus jardines para desde sus espléndidas vistas paladear un coctel típico cubano como un daiquirí o un mojito. Escondidos entre estos jardines podrán encontrar unos túneles y un pequeño puesto de mando desde donde se dirigieron acciones durante la Crisis de los Misiles, un momento crucial de la historia en el que el mundo vivió al borde de una guerra nuclear.
Abriéndose a la noche habanera las opciones son múltiples, para los románticos El Gato Tuerto abre sus puertas mientras que desde un penthouse de cara al mar el bar The Magic Flute distrae con sus vistas y sus conciertos en vivo. Una preferencia entre los locales es terminar la jornada en el Malecón respirando el puro aire de mar, como espectador y a la vez protagonista de la noche insular donde es posible disfrutar de músicos callejeros, de una celebración entre amigos, que alguien te brinde un trago del más común ron cubano, una pareja se lance a bailar con la mayor desenvoltura o fumarse un auténtico puro sin prisas.
Adiós a La Habana
Ya llegó el día del regreso, la ida de esta ciudad de La Habana que le abrió sus puertas por un espacio de tiempo breve pero intenso sin momento para el cansancio o el aburrimiento. Imposible acapararlo todo, pero de seguro nos quedaremos con la impresión de mezcla y contraste que es en esencia La Habana y Cuba en general.