Descubra la historia detrás de los tambores cubanos

Descubra la historia detrás de los tambores cubanos

Mencionar el tambor en la Mayor de las Antillas es hablar de cubanía, sobre todo si es referido a los tambores batá, que constituyen uno de los conjuntos de mayor interés en la cultura de la isla. Estos instrumentos de gran sacralidad, herencia de los ancestros africanos, están estrechamente ligados al complejo religioso Ocha-Ifá, Regla de Ocha, o simplemente Ocha, practicado en Cuba bajo el nombre de santería.

Antes de entrar en materia, debe saber que esta religión se alimenta de tradiciones oriundas del territorio nigeriano. Los grupos étnicos provenientes del área ubicada en la margen oeste del río Níger se identifican en Cuba bajo la denominación metaétnica de lucumí, término originado de la vinculación del tráfico de esclavos con la jefatura costera de Ulkami o Ulkumi, desde donde eran embarcados los africanos en tiempos de la colonia española.

Detalle del parche de un tambor

No sólo Cuba, la América toda recibió la herencia de África. La reconocida continuidad cultural del africano en ese continente se manifestó en variadas formas de comunicación como la música, la danza, el lenguaje y en objetos vinculados a las artes plásticas. Sin embargo, no hay dudas de que en la Perla del Caribe son las expresiones de religiosidad popular las que mayor persistencia tuvieron en el proceso de formación de su identidad y su cultura.

¿Qué son los tambores batá

La palabra batá identifica en Cuba, como genérico, a todos y a cada uno de los tres tambores integrantes del conjunto, independientemente de su tamaño y registro. Se trata de tres membranófonos de golpe directo con caja de madera en forma de clepsidra o de reloj de arena, de definida connotación ritual, relacionados con deidades africanas.

Mujeres tocando los tambores en una ceremonia afrocubana

Los términos específicos para designar a cada tambor son bastante homogéneos en todo el territorio cubano y conservan en esencia su filiación lingüística con la lengua yoruba de origen. Al tambor pequeño se le denomina kónkolo, okónkolo, omelé u omó; el mediano recibe el nombre de itótele y el de mayores dimensiones iyá.

La construcción de los tambores batá se efectúa de manera artesanal y la madera preferida para la confección de la caja es el cedro, en menor medida se emplean la caoba, el roble, el aguacate y el almendro. El proceso de colocar los parches y realizar la tensión del instrumento se llama forrar, pero también se le conoce como enjicar, jiquear o encabezar el tambor.

Los parches más empleados son los de piel de chivo, aunque existen algunas variantes. Una de ellas es el uso del venado, de muy difícil adquisición, pero la calidad tímbrica y resistencia obtenidas por esta piel semeja a la de cierta especie de antílope de la fauna africana.

Parches de los tambores

Existe todo un ritual mágico durante la confección del tambor y tiene que ver con Añá, la deidad que, según los creyentes, los defiende y protege y tiene además el poder de “hacerlos hablar”. Cada tambor lleva suelta o clavada en la pared interior de la caja una bolsita de piel o tela que contiene materiales naturales diversos y que influye directamente en su sonoridad.

El contenido de cada una se determina en las consultas a través del dilogún (caracoles para adivinar) o del okpelé u opelé (cadena de Ifá también con fines adivinatorios), por intermedio del osainista y del babalao. Ellos definirán también los signos y las marcas que tendrá cada tambor, el nombre del trío o conjunto de batá y otros aspectos rituales que han de tomarse en cuenta una vez consagrados.

A los tocadores consagrados se les conoce como olúbatá. Omo añá, hijo de añá, también se utiliza para referirse a estos tamboreros.

Toques ceremoniales en la santería

Quienes se inician en la religión yoruba son sometidos a un largo proceso, cuyo propósito es unirlos a los orishas y concretamente al que regirá en su cabeza. En este camino el iyawo (iniciado) recibirá collares, será coronado, se realizarán sacrificios a los dioses y la ceremonia culminará con una gran fiesta, un toque de tambor que durará todo un día.

Las ceremonias de la religion yoruba resultan muy interesante a los turistas que visitan la isla

En esos festejos se baila y se canta a las deidades del panteón yoruba y no es regla general, pero en muchos de ellos, puede suceder que alguna deidad baje y se comunique a través de uno de sus sacerdotes o sacerdotisas. Ese trance en el que suelen entrar esas personas, que además de hablar en lengua yoruba, pudieran incluso llegar a tener comportamientos sobrenaturales, comúnmente se le conoce como “montarse”.

El tambor también interviene en los cumpleaños de santos de los que profesan esta religión y se han recibido en ella.

Una fiesta para el tambor

Cada año, a principios de marzo, se realiza una gran fiesta que con el tiempo ha alcanzado la categoría de celebración internacional: el Festival del Tambor. En ella participan las principales orquestas de música popular bailable de Cuba, invitados extranjeros, varias de las compañías de baile más destacadas del país, grupos de jazz y folklóricos.

Bailadores en la Fiesta del Tambor Guillermo Barreto in Memoriam

Se concibió en homenaje al notable percusionista cubano Guillermo Barreto, de ahí su nombre Festival Internacional Fiesta del Tambor Guillermo Barreto in Memoriam, y en su decimoctava edición, volvió a sorprender con la calidad de competencias, conciertos de lujo, clases magistrales de casino y rumba, talleres de piano, guitarra y cajón flamencos, y demás actividades programadas. También tuvo entre sus invitados al conocido grupo de flamenco-fusión Ketama y al prestigioso cantaor Diego El Cigala.

Por supuesto, el Festival del Tambor es una oportunidad única para acercarse al mundo de la percusión en todas sus manifestaciones y sonoridades, así como conocer sus influencias en nuestra cultura y sus orígenes.

Presentacion de Tata Guines en la Fiesta del Tambor

A continuación, le ofrecemos una lista de diez agrupaciones cubanas que participan en dicho festival, por si le apetece adentrarse en ese fascinante universo musical. Insistimos que sólo es una muestra, pues es imposible mencionarlos a todos.

  1. Timbalaye
  2. Obbiní Batá
  3. Yoruba Andabo
  4. Rumbatá
  5. Muñequitos de Matanzas
  6. Manolito Simonet y su Trabuco
  7. Giraldo Piloto y Klímax
  8. Habana Compás Dance
  9. Habana Ensemble
  10. Elito Revé y su Charangón

Tambores cubanos en el Callejón de Hamel

Ubicado en el capitalino municipio de Centro Habana, este lugar es referente importante de la cultura cubana, no solo para los nativos de la isla, sino para los viajeros que a diario lo visitan.

Turistas y locales un domingo en el Callejon de Hamel

Se trata de un espacio mágico, en el que se pueden observar murales y conjuntos escultóricos, inspirados en las diferentes manifestaciones religiosas que se practican en el país.

El proyecto surgió como una iniciativa del escultor y muralista cubano Salvador González Escalona, quien no sólo se ha dedicado a difundir la herencia africana, sino también a contribuir con su arte al desarrollo económico, social y cultural de todo un barrio. Allí suenan los tambores con frecuencia, pero los fines de semana son los ideales para disfrutar de la gran versatilidad de sus artistas en la interpretación de la rumba y el guaguancó.

Santos y orishas, ¿lo mismo?

Esta es una cuestión muy interesante. Si de fiestas y tambores se trata, en ellas también se hablará de santos y orishas. Esto puede parecerle confuso, pero se trata “casi” de lo mismo.

Adultos ensenando el arte del tambor a un nino

Todo lo que legó África, a través de la persistencia de aquellos hombres y mujeres, sometidos a la esclavitud, por comunicarse con sus dioses y sus ancestros, se vio inevitablemente influenciado por la interacción con otros componentes étnicos europeos (en especial hispánicos). Eso mismo que definen como sincretismo.

Así, las deidades africanas y los santos de la religión católica se vieron envueltos en un sugerente proceso de semejanza y equiparación. Las leyendas y atributos de Elegguá, Ochosi, Oggún, Changó, Yemayá, Obbatalá, Oyá, Ochún y Babalú Ayé encuentran paralelismos con los de El Niño de Atocha, San Norberto, San Pedro, Santa Bárbara, la Virgen de Regla, de la Candelaria, de la Caridad del Cobre y San Lázaro, respectivamente.

Joven baila al ritmo de los tambores

Es por eso que en Cuba se les rinde culto a orishas y santos con un criterio de constantes intercambios entre una y otra religión. Otro detalle que patentiza la rica herencia cultural antillana.

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