El Puente Yayabo

El Puente Yayabo

Corría el siglo XVIII en la villa del espíritu santo, al centro de Cuba. Hacia el sur se desarrollaban las prósperas haciendas y los embarcaderos, con destaque para el Puerto de Casilda, donde se encontraba desde 1764 la salida marítima oficial y más activa de la región. Carecían, sin embargo, de una vía de comunicación efectiva que los conectara con la zona norte, divididos por el entonces caudaloso Río Yayabo.

Muchas veces quedaron varados los viajeros en su recorrido de un lado al otro, o los pobladores incomunicados ante las crecidas de la época lluviosa. Por ello, como solución definitiva, decidieron construir un puente que conectara a toda la provincia y permitiera el acceso sin importar los contratiempos. Como consecuencia, surgió uno de los puentes emblemáticos de Cuba y el más representativo de Sancti Spíritus: el Puente Yayabo.

De cuándo y cómo se hizo el puente

Según consta en los documentos históricos, las primeras gestiones para su construcción se remontan al año 1771, con el proyecto de un puente de cuatro arcos propuesto por el señor Don Gabriel Torres. Sin embargo, no fue hasta 1817 que se colocó la primera piedra y se iniciaron las labores para establecer los cimientos. La obra, una vez concluida, constaría de cinco arcos.

Los maestros albañiles que se encargaron de su ejecución fueron Don Domingo Valverde y Don Blas Cabrera, quienes sobresalían en ese momento por la pericia y habilidad demostradas en el desempeño de su labor. Fue financiado gracias a la donación de unos veinticinco mil pesos por parte de los pobladores y las familias pudientes de la villa. Estudios recientes confirman que la mano de obra estuvo compuesta fundamentalmente por presidiarios de la demarcación.

Como resultado se obtuvo, tal como ha sido calificado en diversas ocasiones, un puente sólido y majestuoso, de marcado estilo romántico. Sus arcos abovedados son robustos y su elevación disminuye hacia las barrancas en que se enclava, por lo que el centro es más elevado. En el punto de mayor altura alcanza los nueve metros y se extiende cerca de 85 metros de un extremo al otro del río. Para la construcción se emplearon ladrillos asentados con mortero tradicional, cal y arena. Durante mucho tiempo se pensó que habían añadido cemento transportado desde Italia, pero ese material no quedó patentado hasta mucho después, en 1844.

La inauguración oficial se llevó a cabo el 12 de junio de 1825, pero nuevas investigaciones afirman que no fue concluido totalmente hasta 1831. Desde entonces y hasta 1939 fue el único viaducto disponible para cruzar el Río Yayabo. Para esa fecha se realizó una segunda ruta, aún en funcionamiento, pero con menor calidad y prestancia.

Después de 1901 se le realizaron importantes modificaciones para garantizar su durabilidad. Se eliminaron filtraciones en el centro de los arcos; se sustituyó el empedrado original, muy deteriorado, por pavimento, para facilitar la circulación de los carruajes comunes en la época. También se completó el tapiz de ladrillos y se pintó, según los anales municipales, de blanco y verde.

Sobre el río, el puente

El puente se integra armónicamente al paisaje urbano de Sancti Spíritus y es el principal símbolo patrimonial de la ciudad. Para los espirituanos, es uno de sus bienes más valiosos, que además de orgullosa belleza sobresale por su funcionalidad, en vista de que opera como la principal vía de comunicación con la vecina ciudad de Trinidad, y los antiguos puertos de Tayabacoa y Tunas de Zaza.

Se halla ubicado al suroeste del centro histórico urbano de Sancti Spíritus, en el cruce del Río Yayabo, y en su trayecto conecta a las calles Jesús Menéndez y Avenida 26 de Julio. Al iniciar y concluir el paso a través de él, observamos las cuatro torres sencillas, rematadas con farolas, que custodian los límites. Como único y fiel testigo de toda su historia está el río, mudo e infatigable en su paso lento bajo la leve sombra del puente centenario.

Monumento Nacional

Las particularidades descritas anteriormente, hicieron posible que en el año 1995 y a propuesta de la Comisión Provincial de Monumentos de Sancti Spíritus, la Resolución número 119 de la Comisión Nacional de Monumentos declarara a la Construcción Civil Puente Yayabo como Monumento Nacional.

Para la denominación, además de sus valores históricos, arquitectónicos y ambientales, se tuvo en cuenta que es el único activo en Cuba que data de una fecha tan remota y el hecho de que aún conserva los valores originarios. Está inscrito, además, en el Registro de Monumentos Nacionales y Locales, lo que garantiza su debida protección.

En la actualidad, junto a la Iglesia Mayor y el Teatro Principal, el Puente Yayabo es uno de los símbolos arquitectónicos y coloniales de la ciudad. Los tres sitios pueden ser visitados en uno de los recorridos diseñados por las agencias receptivas estatales o privadas a través del centro histórico urbano de la añeja villa, fundada por Diego Velázquez de Cuéllar en 1514. Lo mejor es que no está sujeto a un horario específico. Puede llegar a él de día o de noche, y recorrerlo a pie o en auto.

Quizás no le sorprenda demasiado a primera vista, pero si piensa en su longevidad, en el modo en que se integra al entorno, en que es el único existente aún en Cuba con arcos abovedados, si imagina el número de personas que lo han transitado y las innumerables historias que atesora, entonces sentirá la emoción de pisar un museo a cielo abierto, privilegio de los espirituanos y Monumento Nacional de Cuba.

El Puente Yayabo: mitos a su alrededor

Según aseguran muchos, además de haber sido construido sin cemento, el Puente Yayabo resalta por otro atributo: en su lugar, afirman, se utilizó nada más y nada menos que leche de vaca. Cuentan que se emplearon grandes cantidades de ese líquido para humedecer la mezcla de cal y arena que sostiene la estructura. ¡Quién sabe si no está ahí el secreto de su durabilidad!

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