Estatuas vivientes en La Habana Vieja

Estatuas vivientes en La Habana Vieja

Conozco muchos artistas, muchos pintores, escultores, actores, escritores, cineastas… Desde Miguel Ángel hasta Goya, hasta Duchamp, hasta Andy Warhol, desde Los hermanos Lumieres hasta Tarantino, desde Homero hasta James Joyce… A todos los conozco… Pero siento que los conozco de lejos, de hace mucho tiempo…

Como espectador, siempre he tenido la necesidad de remover los sentidos, de hacerlos despertar por cada rincón en que camino. Pero hacerlos despertar tampoco es fácil, tiene que haber algo, alguien, que realmente los conmueva, como para sentir asombro, emoción, tristeza, alegría.

El arte es lo más sublime para el alma divertir…

Estatuas vivientes en la Habana Vieja

Y con ese cometido llegué hasta La Habana, para renovar emociones. Y de repente me encontré en la Habana Vieja, en esta miniciudad llena de gente simpática y de ruidos, sabores y olores muy particulares.

Caminé por el Capitolio, el Paseo del Prado, el Malecón, hasta que decidí atravesar la calle Obispo, según todos, una de las más frecuentadas por los visitantes. Me preguntaba por qué, mientras caminaba. Sí, muy hermosas sus tipicidades arquitectónicas, sus bares, su música, pero todavía no había encontrado algo que llamara especialmente mi atención. Puede sonar romántico o poco optimista, como si esperara un meteorito.

Hada madrina, estatua viviente en la Habana Vieja

Hasta que al fin llegó… e impactó todo mi cuerpo y mis sentidos. Primero me asusté, creí ver algo imposible: ¿una estatua moviéndose? Después recordé haberlas visto en otros países, así que seguí caminando. Y de repente una cúmulo de personas me impidió el paso, ¿otra estatua? Y otra… y otra más… hasta que me vi entre seres fantásticos, unos reales, otros ficticios, que parecían acomodarse tranquilamente a la ciudad.

Descubriendo el arte público en La Habana

Turistas y habaneros se toman una foto con una de las estatuas vivientes de la Habana Vieja

Siempre me gustó el llamado arte callejero o el arte público, aquel que encuentra en el roce con la cotidianidad su razón de ser. Como que la gente pasa a través de él sin siquiera percatarse. Aquello es más estimulante cuando lo descubres de manera natural. Y así me sucedió.

Cuando terminaba de pasear por la calle Obispo me topé con estas personitas convertidas en personajes históricos y en otros ficticios, que despertaron en mí una curiosidad tremenda. Enseguida comencé a investigar y resulta que las estatuas vivientes vienen desde las antiguas culturas griegas y egipcias, como formas de teatro. En los últimos años, se ha desarrollado este arte en el mundo, sobre todo en países como España y Argentina. Pero en Cuba, había algo que las diferenciaba.

Viajero le toma foto a turista en la Habana Vieja con una estatua viviente

En el centro de una ciudad que parece detenida en el tiempo, ¿cómo encajaban tan bien estas estatuas? Parecían parte del entorno natural, de los encantos que tiene La Habana, única en su tipo.

Personas convertidas en personajes, las estatuas vivientes en La Habana Vieja

Turista se toma selfie con la estatua viviente de Cecilia Veldes en la Plazuela del Angel

Vi de todo un poco, y hasta aprendí. Hay estatuas vivientes que homenajean a personalidades de la historia cubana o a símbolos de la cultura como el afamado Caballero de Paris, personaje ambulante que recorrió muchos años las calles de la Habana Vieja con su amplia barba y su simpatía para todos; La Giraldilla, símbolo de la ciudad desde hace siglos; el caricaturesco y representativo Charles Chaplin; el flautista de Hamelín, figura legendaria de las fábulas de los Hermanos Grimm. Y así, tantos otros personajes como el típico campesino cubano, un astronauta, un arlequín, un marciano, un minero, una bruja, un hada, un oficial de la época colonial… todo un espectáculo teatral en la zona más antigua de La Habana.

Y lo más curioso es que aquello no rozaba el carnaval ni parecía atemporal. Todo lo contrario, se complementaba con la gente, los niños, los cientos de visitantes que les tiraban fotos.

Personas observan a estatua viviente frente al Museo del Chocolate en la Habana Vieja

Finalmente, de tanto rebuscar conseguí conversar un rato con una de estas estatuas vivientes de La Habana. Me preguntaba cómo podían estar tanto tiempo sin moverse, cómo conseguían el vestuario y el maquillaje para verse tan reales y cómo les hacía sentir este arte.

Las estatuas vivientes en Cuba, su historia y particularidades

Detalle de estatua viviente de gangster de los años 30

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En ese momento supe que en Cuba, a partir de los años 2000, comenzó a desarrollarse este arte, pero sobre todo en obras teatrales cerradas. En 2005, gracias al grupo teatral Gigantería y a la Oficina del Historiador de La Habana, se expande por la ciudad y también en el país. Hoy realizan actividades no solo en las calles, sino en escuelas y hospitales, sobre todo para los niños y jóvenes.

Actualmente muchos trabajan de manera independiente, con el apoyo de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana. Algunos ya tienen sus personajes creados y sus espacios de exhibición en la ciudad, pero constantemente buscan renovarse y crear nuevos personajes.

Hada ofrece flow a viajeros en la Habana Vieja

Se consideran artistas, actores que interpretan un rol, yo diría, bastante complicado. Pasan horas para maquillarse y vestirse, y utilizan productos orgánicos para el retoque, porque hay tintas muy tóxicas no solo para su salud, sino también para el medio ambiente. Utilizan el barro, la piedra, la cal, el cartón, mixturas de colores y polvos de pinturas plateadas, doradas, bronceadas, blancas para conformar sus personajes. Adicionan además rosas, instrumentos musicales, libros, espejuelos y todo tipo de aditamento que convenga para su interpretación. Es complicado encontrar todos los materiales en Cuba, así que reciben también el apoyo de amigos y seguidores de todo el mundo. Por lo general se ayudan unos a los otros, y existen hasta familias con niños en donde todos participan.

Pasan mucho tiempo también ejercitándose para no perder la pose, o para hacer los pequeños movimientos adecuados. El proceso para que queden estáticos por horas requiere mucha concentración y entrenamiento.

Intentan sobre todo respetar el personaje que interpretan, aunque a veces la gente se los haga un poco difícil. Estudian mucho cada uno de los roles e investigan la vida y la historia, en el caso de los personajes reales. Incluso, escogen los lugares más adecuados, como el bajista que a veces se encuentra en las afueras del Convento de San Francisco de Asís, donde se localiza la afamada sala de conciertos Basílica Menor.

Habanera observa con detalle la estatua viviente de un cowboy

Muchas son las anécdotas y experiencias por las que pasan estos maestros del disfraz y del estatismo. Entre ellas, y de las más simpáticas, son los innumerables besos en la boca que reciben. Lo importante es darle más vida a la ciudad, incrementar sus peculiaridades e interactuar directamente con un público muy variado.

Al final de mi visita, el recuerdo de las estatuas vivientes habaneras siempre permanecerá en mi memoria. Es increíble sentir a estos personajes que inundan de alegría las adoquinadas calles de la Habana Vieja.

Descubra el mundo de las estatuas vivientes en La Habana Vieja

Turista comparte flor con estatua viviente de Cecilia Valdes

Aquel arte capaz de remover nuestra subjetividad, de actuar como meteorito, ese es el arte que impulsan las estatuas vivientes de la Habana Vieja. Quizás no lo viva de igual modo, pero le aseguro que sentirá el regocijo y la simpatía que despiertan estos personajes, adheridos ya a la realidad de la ciudad. Así que deténgase un minuto, en su visita, para contemplar estas figuras, que se están convirtiendo en tradición y leyenda dentro de la cultura cubana contemporánea.

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