La emigración andaluza en Cuba, proveniente en su mayoría desde las ciudades de Cádiz y Sevilla, tiene una relación especial con la isla, por haber estado entre los únicos puertos autorizados para traficar con las colonias durante aproximadamente 200 años.
En Sevilla también radica el célebre y socorrido Archivo General de Indias, fuente primaria de información sobre la aventura ibérica al otro lado del Atlántico, acerca de todo lo que encontraron y lo que sucedió en las tierras recién «descubiertas».
Por si fuera poco, de esos mismos enclaves costeros salieron los emigrantes andaluces hacia la mayor isla del Caribe, como muchos de sus coterráneos desde otras regiones de España. Todos partían en busca de paz, empleo, prosperidad y esperanza, distribuidos en diversas etapas históricas y bajo disímiles condiciones. Para que se tenga una idea, de acuerdo con las cifras arrojadas por un censo de población en 1933, en Cuba residían unas cinco mil personas nacidas en Andalucía.
Influencia de la emigración andaluza en Cuba
Ha sido evidente la influencia andaluza en la vida y la cultura cubana de su tiempo y en períodos posteriores, comenzando por ese léxico tan particular, saturado de gitanismos, regionalismos y giros inconfundibles. De igual manera, introdujeron instrumentos de trabajo, técnicas agrícolas, artes de pesca, su dieta y costumbres alimentarias, destacándose en oficios como constructores (alarifes o maestros de obras), albañiles, canteros y carpinteros.
También se dice que la isla fue receptora indirecta de la Ruta Al-Andalus. Existió una escuela criolla de arquitectura morisca, según la definió el catedrático Francisco Prat Puig, impuesta por los emigrantes andaluces. Uno de los símbolos de la ciudad de La Habana, La Giraldilla ubicada en la torre del Castillo de la Real Fuerza, estuvo inspirada en la Giralda de Sevilla. Otro de ellos fue el surgimiento y descripción mediante el arte de los llamados «negros curros» que proliferaron y aún existen en Cuba, a su manera, con otro vestuario pero similar actitud. Expresan los estudiosos, que esos rasgos se reflejan en los gestos y el habla de chulos callejeros y trabajadores como guagüeros (conductores de omnibus), camioneros y taxistas.
En la primera mitad del siglo XIX, Andalucía también «exportó» las corridas de toros hacia varias ciudades cubanas, con preponderancia para Sancti Spíritus, en el centro de la Isla. Este controvertido desafío y entretenimiento duró hasta principios del siglo XX.
Igualmente, la presencia de esta herencia en la música es ineludible, especialmente en las rimas de la décima campesina, el punto guajiro, las tonadas y las controversias, ahora ambientadas con la guitarra y el tres, y en el influjo de la rumba flamenca sobre varios géneros muy extendidos. Un tema infantil moderno, muy presente en la televisión, propone a los niños cubanos:
«Este era un gato ‘andaluj’,
‘andaluj’ de Andalucía,
que amaestraba ratones
porque así se divertía…
Personalidades
Desde los propios inicios del «descubrimiento», conquista y colonización de la isla, arribaron allí andaluces que trascendieron por su actividad o impacto histórico, como fueron los hermanos Pinzón, participantes en la empresa colombina. También está el caso de Fray Bartolomé de Las Casas, apologista de los indígenas, declarado como «Protector de los indios» gracias a su lucha por dignificar la presencia y sobrevivencia de la desplazada y pacífica población aborigen, indefensa ante el desarrollo tecnológico y armamentista de los españoles.
Federico Roncali, por su parte, fue un político y militar gaditano, Capitán General de Cuba, quien mandó a construir el faro que guía la navegación alrededor del Cabo de San Antonio, en el extremo occidental de la isla desde mediados del siglo XIX, y en cuyo honor fue nombrada la atalaya vigía.
A la par, otros se destacaron en múltiples facetas de la sociedad como los también gaditanos Jacobo de la Pezuela, Francisco Iturrondo, Antonio López Prieto, y el sevillano Antonio Enrique Zafra.
Construcciones
En el Paseo del Prado habanero, el Hotel Sevilla recuerda a los turistas la arquitectura de esa ciudad española. Muy cerca de él, en el No. 356, entre Neptuno y Virtudes, encontramos la sede del Centro Andaluz de La Habana.
Fue construida para mantener y fortalecer las relaciones históricas y culturales entre la región de Andalucía y Cuba. Posee un patio representativo de un pasaje autóctono de la región, una escuela y un tablao de flamenco, heredados de la antigua sede en el No. 104 de la misma calle, donde estuvo desde 1919.
En ese lugar aglutinaban y asistían a todos los emigrantes llegados de su terruño, además de cultivar su cultura e identidad lejos de casa, con grandes fiestas en el entonces Almendares Park, las Cruces de Mayo, el Recreo de Belascoaín, las Romerías del Rocío y la Feria de Sevilla.
En el último descanso también pensaron. Ese grupo patriótico organizó y financió la construcción del Panteón de la Sociedad de Beneficencia Naturales de Andalucía, en el Cementerio de Colón. Muchos antepasados reposan allí, en la calle 6, entre H e I, zona suroeste del sagrado recinto.
Colaboración internacional
Aún los organismos de la región andaluza mantienen una estrecha colaboración con sus pares cubanos, especialmente en La Habana. Ejemplo de ello es el Proyecto de edificación para viviendas sociales en la calle San Ignacio No. 360, entre Muralla y Brasil, en la Plaza Vieja. Para llevar a buen fin este inmueble, participa la Consejería de Obras Públicas y Vivienda de la Junta de Andalucía.
Algo similar hizo la Diputación de Cádiz para la puesta en marcha de la Cámara Oscura, localizada en los altos de la calle Brasil No. 19, esquina a Mercaderes. Fue donada hace dos décadas para que los usuarios de todo el mundo de visita en la capital cubana y lo deseen, puedan tener una vista especial del paisaje urbano, la bahía, las azoteas de la Habana Vieja y un poco más allá, en tiempo real. Es un artefacto muy similar al que funciona en la Torre Tavira del sector patrimonial de Cádiz.
La herencia andaluza en Cuba
La mitad de los extranjeros residentes en Cuba son españoles y, entre ellos, los andaluces han sido de los más importantes por haber influido definitivamente en el habla de los cubanos, con un acento particular, por los métodos y técnicas de la construcción, la pesca y la agricultura, la cultura musical campesina y los espectáculos taurinos, que se expresan extensivamente hoy de manera diferente a través de los rodeos, muy célebres en las zonas rurales.