Ubicada a unos 870 kilómetros de La Habana, si vamos por carretera, Santiago de Cuba, en el extremo oriental del país, comparte con la capital de la isla una singularidad: ambas urbes tienen bahías de bolsa y sendos castillos coloniales que dominan el paisaje.
Con casi 500 mil habitantes, la cálida ciudad oriental es conocida como «La capital del Caribe» por ser punto de confluencia de muchas culturas que se mezclaron en las Antillas. Allí nacieron glorias de la música cubana: Compay Segundo, Frank Fernández, Pepe Sánchez, Pacho Alonso y Sindo Garay.
Fue la primera ciudad en importancia de Cuba hasta mediado del siglo XVI y de su protectora bahía partieron las primeras expediciones coloniales hacia México y la Florida.
En la bahía más cálida
La ensenada fue descubierta en 1494 por Cristóbal Colón, en las exploraciones que realizó durante su segundo viaje. En 1514, Diego Velázquez de Cuéllar fundó sobre su costa el primer ayuntamiento de Cuba y del Nuevo Mundo.
Su paisaje está configurado como una gran bolsa. La rada de 12 km² penetra mucho en la isla y sus costas son recortadas, para conectarse con el mar Caribe a través de un estrecho canal. Cobija un puerto considerado el segundo en importancia del país, y sus aguas toman temperaturas elevadas ya que la geografía imposibilita la llegada de los vientos alisios y el intercambio de corrientes marinas con el mar.
La bahía se convirtió en el centro del movimiento comercial que traía prosperidad a la ciudad, el punto de partida de expediciones de conquistas hacia la América Central y desde fecha tan temprana como 1521 recibía buques procedentes de Haití primero y directamente de África después cargados de esclavos.
En ella sucedió el primer ataque pirata del que se ha tenido noticia, hacia el año 1538, cuando al entrar un corsario francés a la bahía se encontró con la carabela «La Magdalena» bajo el mando del sevillano Diego Pérez.
El ataque más importante fue realizado por el corsario francés Jacques de Sores, el que ocupó la ciudad durante más de un mes.
Contra los piratas
Un lugar que deben visitar, quienes viajen a Santiago de Cuba, es la Fortaleza San Pedro de la Roca. Las autoridades coloniales españolas comenzaron su construcción en el siglo XVII con el objetivo de proteger a la ciudad de los corsarios y piratas. Juan Bautista Antonelli fue el arquitecto encargado de concebirlo.
Es una fortificación militar hermosísima, con gran valor artístico por su diseño y emplazamiento. Llaman la atención las terrazas superpuestas, así como las rampas y escaleras que las unen entre, sí debido a los desniveles topográficos que la elevan a 70 metros sobre el nivel del mar.
Dos estilos se tuvieron en cuenta para su concepción: el medieval que se aprecia en el espesor de sus muros, la impenetrabilidad de los locales y los techos abovedados. Por otra parte, el renacentista gracias a la fachada achatada, la simetría en los bloques, presencia de puentes levadizos y foso.
Durante el gobierno español se convirtió en cárcel donde estuvieron prisioneros importantes independentistas cubanos e intelectuales. Frente a ese sitio tuvo lugar, en el año 1898, la batalla naval entre el ejército español y una escuadra norteamericana que puso fin al dominio colonial español en América.
El castillo se convirtió en museo
La Fortaleza San Pedro de la Roca es considerada una joya de la arquitectura militar en el Caribe, es Monumento Nacional y considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, desde el 4 de diciembre de 1997.
Modificado a lo largo del tiempo por disímiles ingenieros militares y constructores, el castillo se fue perfeccionando, llegando a ser, junto a sus hermanos menores, La Estrella y Santa Catalina, una poderosa defensa para cualquiera que intentara tomar la ciudad. Es quizás por ello que nunca entró en combate, deviniendo en cárcel y luego del triunfo revolucionario, es restaurado y convertido, en 1978, en Museo de la Piratería.
Es uno de esos tesoros escondidos que muchos querrán conocer, y que vale la pena visitar cuando se esté de paseo por Santiago de Cuba. Allí se exhibe una colección de objetos de siglos anteriores, entre ellos armas de fuego, armas blancas, y documentos históricos. También se atesoran piedras de pedernal, usadas como municiones en las primeras armas de fuego en el siglo XVII.
El faro del Morro santiaguero
Fue el segundo artefacto de iluminación que se erigió en Cuba para proteger la navegación. Lo construyeron en el año 1842 y es de pequeña altura, pero se encuentra emplazado sobre una montaña que lo hace visible por su luz intensa.
Los fotógrafos lograrán allí algunas de sus mejores imágenes del viaje a Santiago. Desde el Faro de San Pedro de la Roca se puede observar una vista panorámica de la ciudad más caribeña de Cuba, del cayo Granma, además de tener muy cerca atractivos culturales, recreativos y turísticos como el Hotel Balcón del Caribe, el cabaret y restaurante San Pedro del Mar, la playa La Estrella, la Marina Marlin, el poblado de Punta Gorda, el parque Frank País y el aeropuerto internacional Antonio Maceo (SCU).
Visitar la bahía de Santiago de Cuba
Actualmente, la bahía es un sitio mucho más pacífico que cuando la asolaban corsarios y piratas. Hay embarcaciones que permiten a los viajeros atravesar sus aguas y visitar el pintoresco cayo Granma, y su pequeño poblado de pescadores.
La travesía permite ver las montañas de la Sierra Maestra que rodea la ciudad. Es un recorrido imperdible para quien quiera conocer la tierra caliente de Santiago de Cuba, y una de las construcciones militares más impresionantes del Caribe.