Cuando el hombre quiso representar su visión del entorno usó la superficie que tenía a mano: las paredes de hogar en las cavernas. Muchos milenios y desarrollo tecnológico después, sigue utilizando los muros para difundir algunas de sus ideas.
En las ciudades de Cuba puede verse una cantidad creciente de graffitis, caracterizados por su variedad estética y porque en su mayoría no utilizan el tradicional aerosol de pintura, muy difícil de conseguir en la isla.
Los admiradores de la Revolución Cubana, o los viajeros con curiosidad política o sociológica, sin dudas verán con interés que en las calles de La Habana, y otras ciudades de esa isla, abundan los murales y graffitis alegóricos a la historia oficial de los últimos 60 años en la “Mayor de las Antillas”.
Graffiti y política tropical
El nombre de esta expresión gráfica viene del italiano y se usó para describir las inscripciones realizadas mediante el rayado de un muro. Se desarrolló en Estados Unidos, como uno de los elementos de la cultura Hip Hop, junto a los raperos, bailadores de Break Dance y Disc Jockeys. Nació con objetivos contestatarios, underground, sin aspiraciones artísticas, pero por el camino se fue incorporando a la cultura establecida.
En Cuba sucedió algo similar y ha sido profusamente utilizado por el gobierno como vía de comunicación de sus ideas en el espacio público, por lo que se rompe el carácter “ilegal” de la apropiación de los muros según los mandamientos originales de los graffiteros. Eso de la comunicación política en las paredes fue tradición en la isla durante las luchas revolucionarias del siglo XX, y luego de la toma del poder por Fidel Castro, se convirtió en paisaje común.
¿Dónde encontrarlos?
En La Habana no es raro encontrarse grandes muros con pintadas a todo lo largo y alto que hablan de valores atribuidos a los cubanos como “Antimperialistas” y “Solidarios” con los países pobres del mundo.
En la céntrica intersección de las calles Marina y San Lázaro, por ejemplo, siempre hay graffitis ponderando a los progubernamentales Comité de Defensa de la Revolución.
A menudo, cuando se cumple un aniversario cerrado del triunfo revolucionario, las ciudades se llenan de lemas y logotipos alusivos a la fecha, entre banderas, estrellas y los números que consignan el número de la conmemoración.
La bandera cubana, de fuerte contraste entre el rojo, blanco y azul, es de las figuras más representadas y a veces en amplias dimensiones, lo que favorecen tomarse bellas fotografías como recuerdo de Cuba.
Siempre hay carteles que denuncian efectos negativos del embargo o bloqueo económico de Estados Unidos, acompañados de la frase “el genocidio más largo de la historia”. Un graffiti oficial habanero que se sale de la norma y me gusta mucho, pues tiene unos cien metros y ocupa un largo muro de la Vía Blanca (límite del municipio 10 de Octubre), representa un enorme cocodrilo verde, símbolo del país, rodeado de banderas y escenas cotidianas.
Busque también el mural que se avista desde la intersección de la Avenida de los Presidentes y la de Carlos III. Justo en la pared de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana, se representó al capitalismo más agresivo.
Holguín es otra ciudad donde han cobrado relevancia los graffitis en Cuba, promovido por las autoridades, ya que hay un grupo de creación llamado Undergraff que llenó muchos muros en desuso con su arte comunitario, trabajando junto a instituciones y colectivos de sociedad civil para difundir mensajes de bien público.
Galerías de héroes y personalidades políticas
¿Cuáles son las figuras históricas más célebres de Cuba? Mire atentamente las calles de la isla y lo sabrá. Le comento algunos hallazgos míos.
La plaza Malakoff, de Cárdenas (provincia de Matanzas), es interesante por su arquitectura de gran centro comercial de dos niveles, con columnatas de hierro y una cúpula. Allí he visto un muro con grandes rostros de Camilo Cienfuegos y Ernesto Che Guevara, los guerrilleros más populares y queridos por los cubanos. Sus efigies están por doquier en el país, acompañadas de frases atribuidas a ellos.
El modelo preferido para representar al Che es la célebre fotografía de Alberto Korda llamada “Guerrillero Heroico”, y sus graffitis suelen estar escoltados por aforismos.
Cerca de la Embajada de España, en La Habana Vieja, hay graffitis dedicado al Che y promovidos por la Unión de Jóvenes Comunistas. Ver la firma de esta influyente personalidad histórica se ha hecho muy común, incluso sola, y pareciera un “tag” de un graffitero, de tan presente en los muros de las ciudades (sobre todo en Santa Clara, que en 1958 liberó de la dictadura de Batista).
Los rostros de Guevara y Camilo Cienfuegos abundan a la entrada de viviendas comunales de La Habana, conocidas como solares. En la puerta del famoso restaurant La Guarida hay uno emblemático de Cienfuegos, arropado por una bandera nacional.
Suelen pulular algunos que representan al icónico Fidel Castro. La figura líder de la revolución de 1959, y gobernante hasta 2008, muchas veces se proyecta imponente, ataviado con su icónico uniforme verde olivo, con sus grados de Comandante en Jefe en las hombreras. Al lado de la figura, encontrará fragmentos de sus discursos, incluso acompañado de la bandera cubana.
De los héroes de las guerras por la independencia predominan en las paredes los retratos de los generales Máximo Gómez y Antonio Maceo, y sobre todo del intelectual y revolucionario José Martí. Él fue también un inspirado poeta y exquisito cronista, por lo que las frases copiadas en los graffitis sobre él suelen ser de gran belleza literaria.
Un poco de historia en los muros de las ciudades
Para llevarse una idea de la historia oficial cubana basta mirar atentamente las pintadas callejeras promovidas por el gobierno, y hasta aquellas emanadas de la sabiduría popular. En ellas hay todo tipo de estilos, desde monocromas imágenes hasta las muy coloridas, desde maneras naif hasta elaborados dibujos casi académicos.
Se puede decir sin temor a equivocarnos que en cada población o urbe cubana se verán estos graffitis, tan del gusto de los viajeros que se asombran ante la sobrevivencia a la “Guerra Fría” de un sistema veterano de las revoluciones de la segunda mitad del siglo XX.