¿Cuántos bailes, ritmos y géneros musicales hay en Cuba? La lista es realmente larga y evidencia por qué a esta la han llamado «la isla de la música»: son, chachachá, rumba, salsa…
Uno de estos territorios del goce y la alegría es el danzón, un tipo de sonoridad que en su momento de mayor auge fue considerado el baile nacional de la Mayor de las Antillas. Le invito a conocerlo y claro, como dicen allí, «echar un pasillito».
¿Cuándo y dónde nació?
Para el parto de este baile de salón se reunieron características y tradiciones de otros géneros como la asimilación de la contradanza europea, que se conoce en Cuba desde principios del siglo XVIII y tuvo impulso con las migraciones de colonos franceses y de negros haitianos luego de la revolución en esa isla vecina.
En Cuba se convirtió en una variante criolla conocida como habanera. Su desarrollo continuó y esta danza se hizo de más larga duración. Se le añadieron nuevos elementos y así nació el danzón, alumbramiento que tiene padre, lugar y momento conocido: el compositor Miguel Faílde y Pérez quien lo estrenó el 1 de enero de 1879. «Las alturas de Simpson» se llamó la canción fundacional, aparecida en el club del Liceo Artístico y Literario de la ciudad de Matanzas.
Ese lugar histórico aún existe con el nombre de Sala White, y puede visitarse durante un recorrido por la encantadora urbe. De seguro en las noches encontrará algún concierto de música tradicional cubana o clásica.
El danzón, en cuestión, era más lento que la tradicional contradanza y la danza criolla o habanera. Predominaban los instrumentos de viento y también había protagonismo de la flauta, los violines y percusión cubana como timbales y güiro.
A diferencia de sus antecesores, el baile nuevo se hacía entre parejas, bien pegaditos y era más íntimo que las aparatosas coreografías de la contradanza. El danzón se interpreta en compás de 2 por 4 y durante el baile, el hombre marca la fuerza del paso, mientras que la mujer se explaya en las florituras, como sucede en el tango. Pero en el género cubano, a diferencia del argentino, no hay grandes desplazamientos por el salón.
Faílde era un compositor dotado y prolífico. Creó otros famosos danzones como «La Bollera», «La Malagueña», «Los Tirabuzones», «Para La Habana me voy» y «Cuba Libre».
Convertido en baile nacional
Poco a poco creció la popularidad del nuevo ritmo y para las primeras décadas del siglo XX alcanzó gran auge. La estructura del danzón era de una introducción, melodías y, entre ellas, se interpretaban unas partes llamadas paseos cuando las parejas dejaban de bailar para caminar escuchando la música, coquetear y conversar.
No crea que todo fue fácil para el danzón. Supuso un cambio grande esos nuevos pasos en posición de pareja abrazada, moviendo sensualmente las caderas. En un principio fue escandaloso y visto como indecente. El uso del abanico para refrescarse en determinados momentos de la interpretación; la cercanía en la pareja, situación que propició la transmisión de mensajes en épocas de insurrección y la adecuación del movimiento al clima propio de la isla, le posibilitaron ser reconocido como un género autóctono y verdaderamente provocador.
Además de la orquesta de Miguel Faílde, se puso de moda en la primera etapa del género la de Raimundo Valenzuela (1848 – 1905), un trombonista que hacía muy buenos danzones con temas de óperas. Luego apareció toda una corriente de orquestas danzoneras o charangas, como Arcaño y sus Maravillas, la de Belisario López, Acerina y su danzonera y Toña la Negra. En los años de la década del 50 del siglo anterior el danzón integró el repertorio de las grandes jazz band, como la Orquesta Avilés.
La profesora María Victoria Oliver ha dicho sobre este género:
«Nos reconocimos como nación en el danzón, hoy es nuestro baile nacional por legado, herencia, dignidad, pero tuvo que transformarse, evolucionó por necesidad, porque lo que no se transforma perece».
Los mejores danzones
Muchos son los danzones históricos a destacar, bien sea por su complejidad como «Dos melodías» (versión de Juanito Márquez de melodías del norteamericano George Gershwin), o por su gran popularidad como «Danzón de los danzones» y «Tres lindas cubanas», del compositor Antonio María Romeu.
El maestro Romeu es uno de los mayores innovadores y se destacó en el uso que hizo del piano en el período de 1905 a 1940. En su orquesta brilló el cantante Barbarito Diez, conocido como «La voz de oro del danzón». También son importantes los aportes de la legendaria orquesta Aragón.
Hacia la segunda década del siglo XX se consolidó el danzón e incorporó elementos de otros ritmos cubanos como el son. El investigador cubano Helio Orovio lo explicó:
«En el 1910, José Urfé, compositor, director y clarinetista, revoluciona el danzón cubano al insertar, en su parte final, un montuno de son al estilo de los figurados de los treseros orientales».
Ese danzón llamado «El bombín de Barreto» dio paso a varias innovaciones que convirtieron al género en «padre» de otros ritmos como el danzonete (1929) de Aniceto Díaz, el «Danzón mambo» (1938) de Orestes López y su hermano Israel «Cachao» López (gran contrabajista), y cuyas derivaciones finales son el mambo de Dámaso Pérez Prado y el chachachá de Enrique Jorrín.
¿Se baila hoy el danzón en Cuba?
Actualmente todavía se compone danzón, y no sólo en México donde es muy popular, sobre todo en Veracruz.
Cada año, por las fechas de abril, se celebra el Festival Internacional Danzón Habana, que reúne en la capital a bailadores, investigadores y músicos. Se realizan muchas actividades y conciertos en toda la capital, pero destaco en la Asociación Caribeña de Cuba (calle 41 y 88, Playa) el concurso de bailadores de danzón donde compiten niños, jóvenes y adultos.
Si quiere bailar en Cuba también persiga los conciertos de grupos musicales que ahora mismo defienden el danzón, como la Charanga de Oro, dirigida por el Maestro José Loyola, y las orquestas Aragón, Estrellas cubanas, Sensación, Rubalcaba, la Siglo XX y la Enrique Jorrín. Además, en cada provincia del país hay una filial del movimiento Amigos del Danzón donde se reúnen amantes de este género.
Matanzas, la cuna de ese ritmo, sigue siendo una plaza excelente para conocerlo, con la celebración anual del Encuentro Danzonero Internacional Miguel Faílde, donde se ofrecen clases magistrales, presentaciones de libros y discos, conciertos y bailables. En esa ciudad puede disfrutarse, todo el año, de conciertos de la Orquesta Danzonera Acierto Juvenil y la Orquesta Faílde, dirigida por el joven Ethiel Faílde, músico, presidente del evento y tataranieto del fundador del género.
Conocer el danzón en Cuba
Aunque es muy vigente su popularidad en países como México, donde la directora María Novaro realizó la película Danzón (1991), la Mayor de las Antillas sigue siendo el mejor lugar para conocer este género y baile nacional.
Ahora, ciertamente, en las pistas, salones y discotecas cubanas se baila más son o casino, también reguetón, pero el danzón sigue ocupando un lugar especial en el afecto de los melómanos y existe un movimiento de músicos y público que revitaliza el género en la isla.