El habano y la cultura cubana

El habano y la cultura cubana

El habano es parte de la cultura de Cuba por muchas razones. Es una tradición heredada, de forma orgánica, de sus primeros habitantes los aborígenes cubanos llamados taínos. Su cultivo y consumo se transmitió de generación en generación creando un dominio de los más complejos de América.

Su excepcional calidad a nivel mundial se convirtió en motivo de riqueza. Su siembra en fuente de trabajo para muchos campesinos, mientras que en las ciudades era elaborado el sofisticado habano, surgiendo así la cultura de las tabaquerías. Las anillas y etiquetas litográficas, que los identifican, muestran gran belleza y colorido. Pero son mucho más, ocupan un sitio indispensable en la herencia visual de los cubanos.

Las religiones híbridas surgidas en esa isla caribeña, como la Santería y el Palo Monte, usan el humo del tabaco con fines mágicos y religiosos en sus rituales. Además, sabios cubanos como Don Fernando Ortiz han dedicado al habano sendos artículos. El contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar es un ensayo donde a través de la historia de la hoja, Fernando Ortiz explica los procesos ocurridos en Cuba a partir de la mezcla de culturas. Y justo así, introduce el nuevo término de transculturación, vital para entender la cultura criolla, surgida de la mezcla de lo español y lo africano, que luego fue aderezada por otras influencias llegadas a la isla.

El producto que moldeó una sociedad

Si fumar es un placer para los cubanos, entonces es un acto tan significativo como para incluirlo en su religión y en sus manifestaciones artísticas. La economía y la sociedad cubana crecieron a la par que el habano ganaba popularidad y prestigio mundial. Visitar una fábrica de tabaco hoy, donde se mantiene una tradición única en el mundo como las lecturas de tabaquería, o asistir a una celebración en las religiones afrocubanas es percibir cuán importante es este producto para los isleños.

Un santiaguero fuma tabaco durante las celebraciones Festival del Fuego

Descubra aquí los vínculos entre el habano y la sociedad cubana, de esta forma, cuando deguste un aromático Cohíba, o un Montecristo, entenderá por qué es considerado el mejor habano del mundo.

Habano y religión, humo para los dioses

Cuando el almirante Cristóbal Colón llegó a Cuba en 1492 fue recibido por nativos en canoas que fumaban tabacos con gran deleite. Obviamente se entiende por qué, más tarde, los europeos llegados al Nuevo Mundo comenzaron a fumar también. Más adelante Colón notó que aspirar esta exótica planta era una original manera de comunicarse e invocar a los dioses. El Behíque, hechicero de las aldeas aborígenes buscaba respuestas a problemas de salud u otras dificultades mediante el humo del tabaco.

Con la llegada de los esclavos traídos de África y la fusión de su cultura con la europea y la aborigen autóctona surge una nueva cultura, la criolla, donde el tabaco conserva un importante rol religioso.

Un hombre enciende un tabaco frente a un altar

La Santería, o Regla de Osha, el Palo Monte, así como lo sociedad secreta Abakua o Ñañiguismo tienen al humo del tabaco como un importante puente para comunicarse con los muertos en el más allá, para realizar limpiezas religiosas, sacar malos espíritus del cuerpo y como ofrendas a algunas deidades. Por eso a veces, algunos practicantes de estas religiones, fuman tabaco no para su deleite personal, sino como parte del ceremonial, ofreciéndoselo a un ser superior, sea un ancestro o una deidad protectora.

Arte y habanos, las marquillas litográficas

Una de las características que definen al habano son sus anillas, también llamadas vitolas, y las etiquetas que atavían las cajas. En principio, estas últimas representan la garantía de calidad del producto y en segundo lugar engalanan el puro. De hecho, estos fueron los dos motivos que impulsaron a los productores de habanos a emplear litografías en sus puros: protegerlos contra las falsificaciones y así adornarlos.

Seleccion de tabacos Montecristos

En la Cuba de principios del siglo XIX había varios talleres litográficos con experiencia, pero sobresalían el taller La Litografía Española o Litografía del Gobierno y el taller La Imprenta Litográfica de la Real Sociedad Patriótica de La Habana. Estos dos, junto a otros menos importantes, lograban responder a las necesidades litográficas de la creciente producción de habanos en aquella época.

Tabacos H. Hupmann

Dichas litografías, en ocasiones llenas de costumbrismo local y otras de inspiración extranjera, se han convertido en íconos culturales cubanos, reconocibles como algo autóctono y propio de la Mayor de las Antillas. Los cubanos se enorgullecen de la belleza de las litografías de marcas como Romeo y Julieta, Punch, El Rey del Mundo, La Gloria Cubana, La Sin Rival por solo citar algunas de las más hermosas.

La elegancia de las vitolas y las etiquetas de las cajas de habanos han suscitado movimientos de coleccionistas especializados en habanos cubanos, así como libros y exposiciones sobre estas encantadoras reproducciones de las que se sienten orgullosos los cubanos.

Una tradición viva ligada al habano: las lecturas de tabaquería

El habano es un producto exclusivo, de elaboración artesanal. La manufactura de un buen puro solo es posible por unas manos expertas. Pero es la torcedura un oficio duro, que requiere horas de estar sentado en la realización de una acción repetitiva. Por tal motivo, los cubanos encontraron una forma de suavizar las largas horas de trabajo gracias a un lector en vivo.

Torcedor de tabaco en plena faena

La tradición de leer en voz alta, en las fábricas de tabaco, comenzó a mediados del siglo XIX en El Fígaro. Se leían obras de Víctor Hugo como Los miserables, o El Conde de Montecristo de Alejandro Dumas, nombre que fue escogido para una de las marcas más reconocidas. Semejante en este punto está Romeo y Julieta, de Shakespeare, otra de las marcas importantes del catálogo de habanos cubanos.

Lectora de una tabaqueria

Cuando a los torcedores les gusta la lectura, le agradecen al lector golpeando la mesa con la chaveta (herramienta que emplean para cortar la hoja de tabaco y para enrollarlo también), y si no les agrada tiran este instrumento al suelo en señal de desaprobación del texto que ha escogido.

Esta tradición de lectores de tabaquería fue declarada por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Nación, en noviembre de 2012, por los valores tradicionales originales que preserva hasta la actualidad.

Así que si viaja a Cuba no deje de visitar una Fábrica de Tabaco y encantarse con esa singular costumbre local.

Cubanos Ilustres fumadores de habanos

Varios cubanos célebres fueron grandes fumadores de habanos. Quizás el más reconocido fue Compay Segundo quien fumó desde su juventud hasta los 95 años.

Fumador sostiene un tabaco momento antes de encenderlo

El prestigioso novelista y poeta cubano José Lezama Lima, autor de la trascendental novela Paradiso, a pesar de su asma fue también un ferviente fumador de puros.

Un cubano adoptado, Ernesto Guevara, conocido como el Ché, fue retratado en incontables ocasiones con grandes tabacos a pesar de su conocida condición respiratoria.

Eliades Ochoa, importante cantante cubano, vinculado al Buena Vista Social Club es, asimismo, ferviente amante de los habanos. Mientras que otro imprescindible en esta lista es Alejandro Robaina, uno de los más famosos productores de la hoja en Cuba y el mundo, considerado el único cubano que en vida vio su nombre reflejado en una marca de tabaco, Vegas Robaina.

Un lugar para visitar: el Museo del Tabaco

Es una institución dedicada a exponer, preservar y divulgar colecciones relacionadas con el habano en Cuba. Creado en la década del 90, se ubica en el Centro Histórico de la ciudad de La Habana, en la calle Mercaderes número 120.

Mujer se deleita observando el arte del tabaco

Allí se exhiben piezas como encendedores, instrumentos para procesar la hoja de tabaco hasta convertirla en un puro, también pipas, marquillas y anillas de habanos y las piedras litográficas a partir de las cuales se confeccionan. Podrá disfrutar en la colección cortapuros, de cajas de rapé, una mesa de torcedor de tabacos con sus instrumentos, así como varias formas de embalaje de la hoja del tabaco y una reproducción del ídolo del tabaco de la etapa aborigen.

Casa del Habano

Anexo al Museo del Tabaco se encuentra una Casa del Habano, donde se venden puros de la mejores marcas con total garantía de autenticidad, a la par de ceniceros y encendedores. Además se exhibe una colección de marcas de habanos que ya no se producen en la isla, solo para conocimiento del visitante.

No deje de llegarse a este sitio, único de su tipo en Cuba, donde conocerá de primera mano la fascinante historia del habano en un ambiente con encanto especial.

El habano, La Habana y Cuba

De seguro se ha dado cuenta de que el habano, dentro de la cultura cubana, ha tenido y tiene un gran valor. El arte, la economía y la sociedad cubana han sido influenciadas por este producto de disímiles formas.

El habano en la cultura cubana

Así lo dejó reflejado la ilustre poetiza cubana Dulce María Loynaz, merecedora del Premio Cervantes de Literatura de 1992, en su verso CXXIV del poemario Poemas sin nombre:

«Una escala de Jacob se tiende cada noche para el hombre que duerma en paz sobre tu suelo Otra escala sutil es para él, el humo rosa del tabaco que le alegra las siestas y le aroma de sueños el camino.»

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