La Plaza de Armas de la capital cubana es un sitio que cautiva a visitantes y locales. Distinguen a esta área del centro histórico habanero una singular calle con adoquines de madera, la efigie del independentista cubano Carlos Manuel de Céspedes, siempre cubierta de palomas, una biblioteca, hoteles, bares e increíbles museos. Entre ellos destaca uno de particular interés, único de su tipo en la Mayor de las Antillas y reconocido por su impacto científico-cultural.
¿Quién imaginaría que en medio del asfalto y el bullicio citadino se atesoren los mayores secretos de la naturaleza? Justo en la intersección de las populosas calles Obispo y Oficios está ubicado el Museo de Historia Natural, un paraíso para los amantes de la flora y la fauna cubanas.
Algunos de los atractivos de esta institución son las salas expositivas, los espacios concebidos para la educación ambiental de los niños, un área de proyección audiovisual y un centro documental donde se atesoran antiguos diarios de campo de prominentes naturalistas y estudios relacionados con naturaleza cubana.
El primer Museo de Historia Natural en Cuba
Cuando se inauguró en 1964 al museo no se le conocía con el nombre actual, ni tampoco tenía su sede en la Plaza de Armas. Hasta 1995, radicó en el Capitolio Nacional y se denominaba Museo de Ciencias Felipe Poey, en homenaje a un gran científico cubano introductor en Cuba de la vacuna.
Así se nombraba también un salón de exhibiciones de la Facultad de Biología de la universidad capitalina, por lo que se decidió cambiarle el nombre para que no existieran confusiones en la bibliografía científica.
A la nueva sede se le denominó Museo Nacional de Historia Natural y en su concepción fue muy importante la gestión del explorador y guerrillero cubano Antonio Núñez Jiménez. Sus colecciones provienen de varias instituciones distintas, entre ellas la Universidad de La Habana y la Academia de Ciencias de Cuba.
Tesoros para conocer las edades de la tierra
El museo cuenta con 26 salas de exhibiciones que abarcaban perfiles zoológicos, botánicos, geológicos, etnográficos y arqueológicos. El edificio que alberga la institución, un antiguo y hermoso palacio colonial, fue durante los primeros años de la independencia cubana la sede de la primera embajada de Estados Unidos.
Algunas salas instruyen mediante grandes láminas sobre la historia del planeta Tierra y la evolución de la vida desde antes de la época de los dinosaurios, hasta la actualidad. También se exhiben ejemplares de mamíferos, aves, reptiles y plantas disecadas provenientes de Cuba y de otras partes del mundo, algunas de ellas ya extintas.
El perezoso gigante del museo
En las salas del museo es posible hallar exposiciones de fósiles, mamíferos, invertebrados y la evolución paleo-geográfica y paleontológica de la Tierra. En un gran mural se exhiben imágenes propias de las Eras Geológicas.
Además, es posible apreciar un fragmento de un árbol petrificado hace millones de años, fósiles de reptiles marinos cubanos, peces y dugones. En otra parte, se conservan múltiples ejemplares de las bellas polimitas cubanas, caracoles multicolores que son únicos en el mundo.
Otras muestras tienen como protagonistas a la foca «Silvia»; en realidad era un león marino, pero así nombraban al famoso ejemplar que habitaba en el Acuario; un gorila gigante de la selva y al curioso almiquí, la especie de mamífero más antigua de Cuba.
Pero, lo cierto es que la exposición «Perezoso cubano. Gigante de gigantes» constituye una de las propuestas más atractivas. En el segundo piso aparece un esqueleto de este ejemplar de gran tamaño, conocido por su nombre científico como Megalocnus rodens.
El perezoso cubano es una de las cinco especies de este tipo extintas en Cuba, la más grande de ellas, y el fósil expuesto es uno de los dos únicos existentes en el mundo. Los investigadores han referido que habitaron toda la isla, provenientes de América del Sur, hace alrededor de 30 millones de años. Se dice que su apariencia de animales corpulentos era similar a la de un oso pardo adulto.
Museo de Historia Natural de la Habana Vieja
La institución tiene como premisa promover el conocimiento científico y cultural del medio ambiente, así como su preservación. En él se ponen a disposición de los visitantes una Sala Infantil, con carácter lúdico; la Sala de Video Almiquí, donde se proyectan materiales audiovisuales didácticos. Además, existe una Biblioteca Especializada con más de tres mil títulos de libros y publicaciones, relacionados con temas de historia natural, conservación de colecciones y museología en general.
Ya sabe que donde puede conocer los mayores secretos de la naturaleza cubana y mundial. No es preciso irse a una biblioteca. Casi pueden tocarse en el increíble Museo de Historia Natural en La Habana Vieja, un destino científico en medio de la ciudad.