Calles con historias: Oficios

Calles con historias: Oficios

Dicen que la Calle de los Oficios es el más antiguo de los trazados de la capital de Cuba y cuentan que durante un tiempo pudo haber sido la arteria principal de la Villa de San Cristóbal de La Habana, la bella ciudad caribeña que fuese fundada allá por 1519.

Oficios unió a la Plaza de Armas, el entonces centro administrativo de la colonia española, con la Plaza de San Francisco, eje medular por su cercanía al mar, de un activo mundo comercial y portuario, y desembocaba finalmente en la Alameda de Paula, un bello paseo marítimo que se convirtió en un importante punto de reunión para la sociedad habanera.

El origen de un nombre

Su denominación, como podríamos imaginar, se debe a la diversidad de oficios que coexistían allí: menestrales, tenderos y artesanos compartían en la calle con representantes eclesiásticos e ilustres familias. Con el tiempo, todos comenzaron a llamarle Calle de los Oficios, un nombre que salió de la propia población, como la mayoría de los que sobreviven desde aquella época.

La Calle Oficios en la Plaza de San Francisco de Asis

Según datos que han llegado hasta el presente, se conoce que en el año 1584 Oficios era una de las cuatro vías con que contaba La Habana; todas ellas, trazadas a partir de la Plaza de Armas, que antes se llamaba «Plaza Principal». Poseía 32 casas bajas y 43 con más de una planta, de las cuales 14 tenían zaguán. Existían, además, 191 accesorias.

Una de sus primeras edificaciones conservada hasta el presente, es la marcada con el número 8, casi en la esquina con la Calle Obispo, en la que radicaba el Palacio Episcopal o precisamente «la casa de los obispos». Otras eran los Colegios de Infantes o de San Ambrosio, para varones, y de Niñas Doncellas o de San Francisco de Sales, que fueran fundadas por el Obispo de Compostela.

Estatua de Chopin en Calle Oficios

En la actualidad no ostenta la diversidad de oficios que la caracterizaban antaño; sin embargo, sí existe gran variedad de instalaciones que mezcla modernos espacios con otros populares y fuertemente arraigados en la identidad del cubano. Pero, mejor, conozcamos la calle nosotros mismos.

Por la Calle de los Oficios

En el recorrido, hay historia por todas partes. Justo en su nacimiento de la Plaza de Armas, casi en el encuentro con la pequeña calle Tacón, podemos disfrutar varios palacios devenidos en museos. Uno de ellos, el de los Capitanes Generales, residencia de los gobernadores de la Isla en la época colonial, considerado uno de los mayores exponentes del barroco en el país y el del Segundo Cabo, que fuera la vivienda del segundo al mando en la Isla y en la actualidad es una interesante galería para aprender e informarse de modo interactivo.

Habaneros y turistas circulan por la Calle Oficios, al fondo el Convento de San Francisco

Este punto acoge uno de los laterales del Museo de Ciencias Naturales, mientras en el lado opuesto hay un restaurante y una heladería para refrescar del calor habitual de Cuba.

Un poco más adelante, para los amantes de los autos antiguos, aparece el Museo del Automovilismo, donde se guardan piezas excepcionales en perfecto estado de conservación como un aparatoso Cadillac V-16 de 1930, un atractivo Ford T de un siglo de antigüedad, un espectacular Rolls-Royce de principios de los años 20 del siglo pasado, un Packard y un La Salle también de la década del 30.

Con los números 12 y 16 encontramos la Casa de los Árabes, institución cultural que exhibe la mayor exposición etnográfica árabe en Cuba, compuesta por objetos tradicionales en una recreación de escenarios típicos.

Calle Oficios en la Habana Vieja en la mañana

Restaurantes, hostales, parques, galerías de arte, proyectos culturales, tiendas, bancos, farmacias, se suceden a partir de allí y forman parte de la vida habitual de la calle. Instalaciones recientemente restauradas y modernas se dan la mano con el pasado. Las viviendas coloniales nos salen al paso, con sus balcones de madera que sobresalen a la construcción misma, los techos de tejas o los bellos vitrales, típicos del decorado de las viviendas criollas.

La dama de blanco

Hostal Valencia en la Calle Oficios

El imaginario popular se enriquece con la presencia de una dama elegante, vestida totalmente de blanco, que sube las escaleras del antiguo Monte de Piedad, donde ahora está el Museo Numismático. Dicen que recorre un largo balconcillo del primer piso, sin que nadie sepa su identidad ni el porqué de su vagar. Es que este lugar, con tantos elementos originales, recopila historias de tristeza y miserias humanas. Allí acudían muchos desesperados para empeñar valiosas prendas. Ella podría querer recuperar algún objeto entrañable.

Pero desafortunadamente no encontrará más que monedas, la mejor colección de Cuba y sin par en el mundo, con valiosísimas piezas de papel moneda, medallas, condecoraciones, documentos bancarios, fichas y billetes de lotería. El museo exhibe y estudia una rara moneda de 1916, de las que en total se acuñaron 10 ejemplares, y el billete de la República de Cuba en Armas, impreso en Nueva York en 1869 y firmado por Carlos Manuel de Céspedes, primer presidente.

La Plaza San Francisco de Asís

Durante todo el trayecto parece que nos transportamos por varios siglos hacia el pasado, sin embargo, es en la Plaza San Francisco de Asís donde la idea casi se convierte en certeza. Completamente adoquinada, al igual que toda Oficios, es un espacio mágico, con su centenaria «Fuente de los Leones», sus palomas acostumbradas a que el paseante les de de comer, la vista al mar, un quitrín de paseo, una joven que posa para sus fotos de quince años o una pareja de recién casados. Todo conspira para crear una atmósfera inigualable.

Viajeros se mezclan con Habaneros en la Calle Oficios, rumbo a la Plaza de Armas

Resaltan en este punto la Lonja del Comercio, edificación de inicios del siglo XX, con fachada renacentista e interiores vanguardistas, formando un singular contraste y armonía en derredor, la Basílica y el Convento de San Francisco de Asís, dos magníficas joyas de la arquitectura española muy bien conservadas, en las que se ofrecen conciertos y se acoge al único Museo de Arte Sacro en Cuba.

Sigamos la marcha

Edificio colonial en la Calle Oficios de La Habana Vieja

Luego de un descanso observador seguimos por Oficios. Pasamos por la Casa Museo de la artista de la plástica venezolana Carmen Montilla y por el Estudio Galería los Oficios, donde radica el taller del reconocido pintor cubano Nelson Domínguez, Premio Nacional de Artes Plásticas. En una pequeña calle lateral nos sorprende un tren-museo, es el Coche Mambí, vagón de ferrocarril que fuera construido en 1900 con el objetivo de servir como transporte presidencial.

A pocos pasos, en la calle Brasil, nos sorprende la magnífica construcción de estilo neoclásico donde radicaba el Palacio de Gobierno en la primera década republicana y que en la actualidad es el Museo Palacio de Gobierno y la sede del Poder Popular (gobierno, quizás alcaldía) de la Habana Vieja. En la esquina con Muralla encontramos otro museo, la Casa Alejandro de Humboldt, una edificación del siglo XVIII que se encarga de preservar la obra y el legado histórico del sabio alemán, considerado como el “segundo descubridor” de Cuba.

A lo largo del camino, además, hemos encontrado diversos talleres de restauración, ya sea de piedra, metales, textiles, libros, documentos, muebles, lámparas de estilo, cerámica o relojes antiguos, así como laboratorios pertenecientes a la Oficina del Historiador de la Ciudad, cuya misión muy reconocida y aplaudida es investigar y preservar los bienes culturales atesorados en el sector patrimonial.

Un merecido descanso

Antiguos coches americanos de los 50 en la Calle Oficios llegando a la Alameda de Paula

Un poco cansados, pero felices, concluimos nuestro viaje en la Alameda de Paula. Ella, en sí misma, merece un nuevo paseo, pero ese sería tema para otros encuentros. Mejor sentémonos por un rato en uno de sus bancos y disfrutemos la vida habanera junto a la suave brisa del mar, después de haber desandado esta magnífica ruta de la Calle de los Oficios.

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