Bellos museos de La Habana

Bellos museos de La Habana

Los museos de La Habana son espacios en los que confluyen el antes y el ahora en una perfecta simbiosis cultural. La historia de un Cuba, su gente, su cultura, una forma de estar más cerca de aquellos a quienes queremos conocer, para entenderlos y compartir, los grandes momentos de su desarrollo.

  1. Museo Nacional de Bellas Artes: Arte Cubano

    Un elegante edificio racionalista de los 50 atesora la mayor colección de arte cubano del mundo. Más de mil piezas distribuidas en salas catalogadas según el período de cada obra. Arte colonial es una de las mayores del museo; en ella artistas como José Nicolás de la Escalera, Vicente Escobar y Leopoldo Romañach.

    Museo Nacional de Bellas Artes: Arte Cubano

    A este pertenece el grueso de obras que, en 2013, fueron robadas del museo; una noticia con aroma a policíaco que incrementó las visitas a la misma. Arte moderno concentra las piezas de mayor valor del museo, muchas de ellas símbolos del arte cubano. Experimentará sensaciones únicas al ser recibido por la Gitana Tropical (Víctor Manuel), contemplar La silla (Wifredo Lam) y contemplará la obra de otros maestros de la plástica.

    Museo Nacional de Bellas Artes, La Habana, Cuba

    En arte contemporáneo descubrirá obras concebidas entre 1951 y los 90 de artistas residentes en Cuba y el exterior; creaciones del período revolucionario hechas por Raúl Martínez, Tomás Sánchez, Roberto Fabelo, Kcho, etc. Un recorrido inigualable por el devenir del arte en Cuba que agradecerá sinceramente.

  2. Museo Nacional de Bellas Artes: Arte Universal

    Distribuidas en una hermosa construcción ecléctica de 1927, mil 75 obras son exhibidas por períodos y áreas geográficas para ilustrar el gusto de la burguesía cubana por el arte universal. Las más visitadas: la egipcia, griega y romana.

    Museo Nacional de Bellas Artes: Arte Universal

    El museo posee una de las mayores colecciones de cerámica griega del mundo: más de 600 ejemplares de una belleza y valor incalculables. Interesantes las salas de arte español, italiano e inglés; de este una gran colección de retratos de los siglos XVII y XVIII.

    Escultura en la entrada del Museo Nacional de Bellas Artes

    Recientemente Bellas Artes fue enriquecida por donaciones con piezas de artistas como Picasso, Duchamp y Andy Warhol las cuales han elevado el valor de la colección y la relevancia internacional del museo. Una institución que merece la pena visitar.

  3. Museo de la Revolución

    Frente a la bahía habanera documentos objetos, trajes y armas, asociados a la historia de Cuba y sus habitantes, son celosamente custodiados en un impresionante edificio ecléctico, declarado Monumento Nacional. Gloriosos momentos que describen las luchas del pueblo cubano son recreados en 30 salas, algunas testigos de importantes sucesos como el Asalto del 13 de Marzo o los discursos del líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro.

    Museo de la Revolución

    No olvide visitar el Salón de los Espejos, magnífica imitación del ubicado en el Palacio de Versalles. Anexo al mismo está el Memorial Granma con los carros, tanques, avionetas utilizados en importantes batallas. El lugar de honor es para el yate Granma, embarcación en la que Fidel junto al Ché y otros combatientes navegaron desde México para reiniciar la lucha armada en los años 50.

    Antiguo Palacio Presidencial

    Conocido también como Palacio Presidencial, el Museo de la Revolución es en sí mismo la Historia del pueblo cubano. Importante para todo el que desee acercarse al devenir de la nación cubana.

  4. Museo de la Farmacia Habanera

    Recorrer Teniente Rey, una de las calles que conecta El Capitolio con el corazón de la ciudad colonial, develará uno de los lugares más interesantes de la ciudad. En su exterior, un diseño que jamás revela lo increíble de su mundo interior: mezcla del neoclásico, neogótico y art nouveau es un extraordinario edificio que le sorprenderá.

    Museo de la Farmacia Habanera

    Entre estantes de madera preciosa, salones que remedan una época, delicada vidriería y un lucernario italiano que reproduce el original, está la historia de la farmacia en Cuba desde el siglo XIX al XX. Sin costo alguno puede contemplar frascos de porcelana, mezcladores, balanzas, microscopios y utensilios que pertenecieron a boticarios cubanos, en particular a la familia Sarrá. Su prestigio fue tal que el negocio llegó a ser considerado el más completo de América Latina y el segundo en el mundo, después de Johnson.

    Drogueria Johnson, La Habana

    El visitante admirará a expertos mezclando y elaborando ungüentos, esencias y medicamentos que recuerdan aquella época. Espacio ideal para memorables fotografías y videos que complacerán a los amantes del mundo de la farmacia y la arquitectura. Un lugar muy peculiar que puede ser complementado con la adquisición de plantas medicinales y tratamientos homeopáticos, muy oportunos para el relajamiento del cuerpo luego de una agotadora pero hermosa jornada turística.

  5. Convento de San Francisco de Asís (Museo de Arte Sacro)

    Cuando en 1763 los ingleses dominaron La Habana, la entonces Iglesia San Francisco de Asís fue el lugar escogido por ellos para practicar su religión durante los 11 meses que estuvieron en suelo cubano. Construido en 1738 llegó a ser el principal emplazamiento religioso de la ciudad. 

    Convento de San Francisco de Asís

    Enigmática construcción con un bello patio interior y la típica fuente en las construcciones españolas. Disfrutará allí de imágenes policromadas, mobiliario, pinturas, cerámica, platería y piezas de orfebrería con tema religioso característico en el XVIII y XIX. Muy visitados son los restos de Hernán Cortez quien partiera de La Habana para la conquista de México sin saber que regresaría allí para su descanso eterno. Esta institución tiene la cualidad de acoger al Museo de Arte Sacro, mostrar piezas del Arte Sacro y ser una reconocida sala de conciertos.

    El Caballero de Paris

    Tres posibilidades en una sola edificación que será muy agradecida por quienes la visiten. Cuando salga de la edificación, no olvide acariciar el dedo meñique y la barba de la estatua que, en la afueras, recuerda la noble figura del Caballero de París, uno de los símbolos habaneros.

 
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