Las mejores cascadas de Cuba

Las mejores cascadas de Cuba

Dueña de una naturaleza variada y fascinante, de las más interesantes del Caribe, Cuba es destino de numerosos ecoturistas. Más allá de sus impresionantes playas, existen en el interior de ese país otros reinos de agua que bien merecen una visita.

El transcurrir persistente de algunos ríos ha provocado en las montañas del país espectaculares cascadas y saltos de agua. Todos están ubicados en entornos de gran valor ecológico, por la fauna y la flora que generalmente es endémica. Conoce los mejores saltos de agua del país, y anímate a la aventura.

¿Entonces, cuáles son las mejores cascadas y saltos de agua en Cuba?

  • La caída del Caburní al vacío

    El gran Parque Natural Topes de Collantes, cercano 15 kilómetros a la añosa villa de Trinidad, se privilegia con el zigzaguear del río Caburní, serpiente murmuradora entre rocas y floresta. La corriente de agua atraviesa una parte de la Sierra del Escambray y se precipita en una gran cascada cuya muerte es el nacimiento de una fabulosa piscina natural.

    Cascadas de Cuba

    La caída del Salto del Caburní mide aproximadamente 64 metros. Tocororos, sinsontes y cartacubas son presencia constante durante el recorrido por el tortuoso sendero que inicia en el Hotel Topes de Collantes y desciende, luego de 50 minutos de caminata, hasta el oasis de aguas frescas, límpidas y friísimas. Si tiene la suerte de ir cuando florecieron las mariposas blancas, tardará días en olvidar el aroma.

    Los campesinos de la zona son hospitalarios y no dudarán en darle cualquier ayuda que necesite. Lleve consigo agua, calzado y ropas adecuadas, pues la caminata no es despreciable, aunque el paisaje de los bosques siempre verdes y la recompensa final bien valen el esfuerzo.

    Sendero que guia al Salto del Caburní en Topes de Collantes

    Ubicada a 800 metros sobre el nivel del mar, la zona del Caburní es como mandada a hacer para los ecoturistas, por lo hermosa. Helechos, orquídeas, algarrobos, cedros, caobas, abundan a la vera del camino y alrededor de las numerosas piscinas naturales que se alimentan del salto y otros manantiales. Hay numerosísimas aves, entre ellas el carpintero, el gavilán, el catey (perico), lechucitas; así como la ranita «Colín», una de las más pequeñas del mundo; también venados de cola blanca, cerdos jíbaros, jutías, moluscos, arañas y murciélagos. ¿Esta exuberancia de la vida será porque es cierto, como dicen los lugareños, que por allí pasa uno de los «rayos de energía» de la Tierra?

  • Refugiados en El Nicho

    Un clima siempre fresco, en contraste con el habitual calor cubano, envuelve a El Nicho, paradisiaco entorno que encontramos a 440 metros sobre el nivel del mar. Es un refugio para los amantes de la naturaleza, también ubicado en el Escambray, pero del lado del provincia de Cienfuegos.

    Las aguas del Nicho bajan en bellas cascadas

    Cientos de viajeros, fotógrafos y ecoturistas llegan cada día, como para curarse de la agitada vida moderna en las bellas cataratas de El Nicho. Tampoco faltan los tricolores tocororos, considerada por los cubanos su ave nacional, ni las cotorras, pájaros carpinteros y colibríes. Este es un privilegiado corredor biológico de 60 kilómetros cuadrados.

    «Reino de las Aguas» es el sugerente nombre de un sendero de 1,5 kilómetros, sin dudas más benévolo que el del Caburní. El recorrido incluye nadar en las piscinas naturales, visitar cavernas, observar la avifauna y degustar deliciosos platos en un restaurante de estilo típicamente campesino, «guajiro» como le dicen allí.

    Turista posa en frenete de una de las cascadas del Nicho

    La vista en el cercano mirador es impresionante, y se extiende hasta el Salto del Hanabanilla. También son muy visitadas las cascadas del arroyo «El Negro», de más de 30 metros, cuya caída sobre las rocas produce una neblina generalizada. Numerosas pocetas, piscinas naturales, se han formado, entre ellas la «La Poceta de los Enamorados», de agua transparente y verdeazul, que según los mitos del lugar sella el amor de las parejas que se bañen en ella. Además encontramos la del «Desparramado» y la «Poceta de Cristal», un espejo de agua fría y traslúcida. No debe faltar en su equipo un dispositivo con cámara. Amará las fotos que obtenga en el lugar.

  • El Guayabo, entre los más grandes

    Del centro del país pasamos al oriente. Allí, cerca del pueblo Mayarí, Holguín, en el Parque Nacional La Mensura, espera el Gran Salto del Guayabo. Nada de lo que le he contado hasta ahora, aunque de similar belleza, lo equipara en magnificencia.

    Turistas observan la caida del agua en el Salto del Guayabo

    Es evidente cuando subimos a un corte en la ladera montañosa donde hay ubicado un mirador. Allí notamos que en realidad son dos cascadas, que se precipitan desde 85 y 127 metros. Hay senderos que conducen hasta la cima de la caída libre, y hasta donde se unen ambos saltos.

    Entre la vegetación hay una treintena de especies de orquídeas y helechos. Algunos árboles alcanzan 15 y 20 metros de alto. Además de las aves mencionadas en los otros saltos de agua reseñados, allí hay ruiseñores, el zorzal real, el pitirre guatíbere, el carpintero verde, así como una especie amenazada: el gavilán colilargo.

    Luego de asombrarnos con la vista en el rústico mirador, podemos pasear por un sendero corto cuyo destino es una refrescante piscina natural. También podríamos coger otra dirección y recorrer el sendero ecológico de más de casi un kilómetro y medio de longitud, lleno de jardines de hortensias, dalias, gladiolos, claveles, orquídeas y otras especies, entre ellas el «jazmín del pinar», flor autóctona de Holguín.

    Las aguas del Guayabo se acercan al borde de la cascada antes de caer al vacio

    Recomiendo hacer un tiempo para visitar la finca «Los Exóticos», cuya extensión de 17 kilómetros es el territorio de 700 animales exóticos, entre ellos la gama y el antílope negro africano.

  • Un Salto Fino desde el cielo

    El nombre del Arroyo del Infierno, afluente del caudaloso Toa, no hace justicia a la paradisíaca vista que resulta de su recorrido por las montañas de Guantánamo. Allí; muy al oriente de Cuba y cerca de Baracoa, la primera villa fundada por los españoles en Cuba, cae; como agua del cielo, el Salto Fino. Parece un carretel de hilo que una gigantesca costurera hubiera perdido entre las montañas.

    Turista disfruta de las aguas del Toa en recorrido en bote camino al Salto Fino

    Salto Fino fue descubierto en 1966 por el científico y guerrillero cubano Antonio Núñez Jiménez, considerado «el cuarto descubridor de Cuba». Desde un helicóptero tomó varias fotografías con vistas verticales, que sirvieron para llegar mucho después hasta allí por tierra, un hecho inédito hasta 1996. Actualmente hay que emplear un día entero para llegar y otro para regresar.

    Turista señala a detalle del paisaje en el Rio Toa para fotografo acompañante

    Se vierte desde unos increíbles 305 metros, altura válida para inscribirse entre las primeras 20 cascadas del mundo. Es difícil llegar a esta él, y por eso es un reto solo apto para los más osados y persistentes, aunque no una misión imposible si se encuentra un buen guía en Baracoa.

Disfrutar de las mejores cascadas de Cuba

Bella cascada en El Nicho por la zona de Cienfuegos

Algunas de estas cascadas invitan a refrescarse mediante una zambullida en sus cristalinas aguas, otras a una encantada contemplación. Visitarlas es asegurar un álbum repleto de buenas fotografías de naturaleza. La belleza exuberante de los bosques, beneficiados con el cauce impetuoso de las aguas, le convencerá de haber llegado al paraíso.

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