Isabela de Sagua: la Venecia de Cuba

Isabela de Sagua: la Venecia de Cuba

Isabela de Sagua ya no es famosa por su puerto, antaño próspero, si no por su cocina: aquí se viene a comer, y a comer bien. Desde la langosta hasta los ostiones más exquisitos de toda Cuba, aquí la gastronomía resucitó un pueblo que parecía morir a golpe de cierres y emigraciones. El Ministerio de Turismo de Cuba aprovecha ese renacer para potenciar aún más a la que fuera conocida como «La Venecia de Cuba».

El amor entra por la cocina

Para enamorar al visitante Isabela de Sagua tiene desde su historia hasta su costa, pero lo que más atrae actualmente es gastronomía marinera que ofertan sus “paladares” (restaurantes de propiedad privada).

Entre los más conocidos destacan Vista al Mar, Cayo Casa Blanca o Miramar, dedicados a reivindicar la cocina isabelina, cuyo fuerte es una paella tan sencilla que acaba siendo gourmet.

Ingredientes frescos, trato gentil y precios bajos, hacen que valga la pena el viaje de casi 70 kilómetros desde Santa Clara, en busca de un menú donde no faltan ruedas y filetes de pescado, sopas marineras y un coctel de ostiones capaz de resucitar a un muerto. Algunos, emplazados sobre pilotes en el mar, sufrieron recientemente el duro azote del huracán Irma, que le robó a esta villa el apacible letargo de los mediodías costeros.

Sin embargo, Isabela de Sagua se ha beneficiado de una serie de inversiones destinadas a convertir al norte de la central provincia de Villa Clara en un destino turístico atractivo, sobre todo porque combina dos de las riquezas autóctonas que vienen buscando los visitantes: playa y tradición.

La cercanía de Varadero y el Cayo Santa María opacó largamente a las playas del municipio Sagua la Grande, pero los nacidos en el corazón de Cuba conocen de su calidez y transparencia, gracias a los veranos en el Uvero o Cayo Esquivel, balnearios casi virginales alejados del ojo, y abuso, público.

Un poco de historia

Isabela de Sagua

Isabela de Sagua gozó, y retribuyó, el esplendor de la cabecera municipal, Sagua de la Grande entre el siglo XIX y el XX, y como su vecina, fue duramente golpeada por la crisis en que sumió a Cuba la caída del socialismo en Europa del Este, hace casi tres décadas. En su momento de auge económico, fue una de las ciudades portuarias más bellas y movidas del Caribe, y destacaba por la actividad pesquera, aduanera y comercial.

Fundada en 1844, la villa tuvo una plaza de toros, y la primigenia calle Reina fue empedrada con rocas llegadas en veleros provenientes de toda España y las Américas. Isabela prosperó rápidamente por el calado de sus aguas y la llegada del ferrocarril a la zona en 1858. Además, su cercanía geográfica con Estados Unidos lo convirtió en un puerto ideal para la exportación e importación de mercancías, guardadas en grandes almacenes que el tiempo, el salitre y la desidia convirtió en ruinas que son, ciertamente, atractivas…

Aquel trasiego propició una bonanza económica que se reflejó en la arquitectura local, la cual los huracanes se encargaron de reconfigurar, por no decir demoler. La decadencia de Isabela de Sagua acentuó la necesidad de migrar de sus habitantes, al punto que la mercancía humana sustituyó a las miles, rones y azúcares que antaño zarpaban de sus costas rumbo al Norte en rudimentarias balsas o sofisticadas lanchas. Sin negar aquel capítulo triste, cerrado ya, Isabela mira al futuro con un optimismo fundamentado por los planes turísticos.

La Isabela que soñamos

Amén de su historia, a Isabela de Sagua le sobran los atractivos naturales para ser el polo turístico que proyectan las autoridades cubanas del sector. Entre los planes destaca revivir los viejos espigones de «Amezaga» y «City Bank» para construir una marina chárter y una terminal que conecte a la “tierra firme” con los pintorescos cayos Esquivel y Cristo, o para recibir a los yates con permiso para entrar a Cuba desde aguas internacionales.

Al rescate de la infraestructura portuaria se suma el reordenamiento urbano para atender al proyectado aumento del flujo turístico, y para reducir la vulnerabilidad local a los fenómenos naturales.

Además, Isabela se beneficiará de la promoción de Sagua la Grande como destino turístico, tanto por la rehabilitación del Grand Hotel Sagua y el Palacio Arenas, como por la negociación de un hotel de lujo en el mencionado Cayo Esquivel, también conocido como «Hicacal». Alrededor abundan los islotes y cayos ideales para los amantes del turismo de naturaleza y las playas, que por su tamaño no permiten la construcción de grandes complejos hoteleros, de ahí que sus bases logísticas y de alojamiento estarían en Isabela y en Sagua.

Otro atractivo de la región son los peculiares mogotes de Jumagua, los yacimientos arqueológicos pre-colombinos, más un futuro centro de buceo en Cayo Cristo, donde abundan los pecios y buques encallados, como el famoso «Nikolis» griego.

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