Seafari a Cayo Blanco desde Varadero, un pasaje al paraíso

Seafari a Cayo Blanco desde Varadero, un pasaje al paraíso

Varadero, en la provincia de Matanzas y a unas tres horas de La Habana, es el balneario cubano más famoso. Por sus 22 kilómetros se extienden los grandes hoteles, las ferias de artesanía, los clubes nocturnos, la gente bulliciosa y alegre que disfruta al tope esta playa espectacular.

Sin embargo, a veces uno piensa que le viene bien un poco más de silencio, ver otro horizonte, echarse a navegar. Dejar la perfecta comodidad de los hoteles todo incluido. Es cuando se agradece una oferta como el Seafari a Cayo Blanco, una de las cinco mejores actividades para hacer en toda la provincia, según la web de viajeros TripAdvisor.

Turistas disfrutan y toman el sol a bordo del catamaran

Los precios rondan los 80 o 90 CUC (equivalente al dólar). En las excursiones se aceptan incluso niños pequeños y los guías dominan varios idiomas. Es muy cómodo: un autobús le recoge en su hotel o un punto designado, y le lleva hasta un muelle de donde salen blancos catamaranes. Allí navegará por varias horas, y conocerá a otros viajeros de varios países, mientras puede beber algunos tragos libres de costo.

¿Qué debe saber antes de ir?

Va a echarse a la mar y la experiencia durará de diez a catorce horas, por eso es recomendable que lleve calzado cómodo y ropa ligera (no olvide el traje de baño, gorras o sombreros, ni las gafas de sol), además de protección solar. La cámara fotográfica es casi tan importante como todo lo anterior. ¡No querrá perderse esas imágenes!

Catamaran surca las aguas del Mar Caribe

Los equipos para el snorkeling y medios salvavidas corren a cargo de la tripulación del catamarán. Aunque hay bebidas a bordo, guárdese una botella de agua por si acaso. Compartirá el catamarán con unas treinta personas como máximo, y deben llegar a diez las plazas cubiertas para que zarpen.

La recogida en autobús puede que sea en hoteles específicos, no necesariamente donde se hospeda, así que confirme los puntos de encuentro con el proveedor local del servicio.

Turistas se dirigen a abordar el catamaran que los llevara al seafari

También debe saber que hay ofertas que varían debido a algunas condiciones. Por ejemplo, en temporada de veda para la captura de langostas (plato principal del almuerzo), estas se sustituyen por uno delicioso a base de pescados y camarones. Lo otro es que a veces el baño con los delfines no es posible, por situaciones vinculadas a su cuidado, pero en ese caso el precio del Seafari debe variar.

Un islote tropical con nombre de comunista alemán

¿A que suena raro? Pues sí: Cayo Blanco se llama oficialmente Cayo Ernest Thaelmann, nombre dado por Fidel Castro en 1972 en honor a aquel líder del Partido Comunista Alemán que hizo oposición a Adolf Hitler entre 1920 y 1930, y luego fuera encarcelado y ejecutado por los nazis.

Punto de venta con ofertas de Pina colada y agua de coco en Cayo Blanco

El islote se extiende por unos 15 kilómetros de largo y 500 metros de ancho. Está en el Golfo de Cazones, y su área cobija a una gran biodiversidad en la que destaca la iguana cubana (especie de lagarto) y muchos tipos de aves. También es el hábitat del hermosísimo Coral negro (en peligro de extinción) y de multicolores peces de arrecifes. Cayo Blanco es la punta visible de un paraíso marino sumergido, fascinante para hacer snorkeling y contemplar una gran variedad de crustáceos, peces y corales.

Nino disfruta de las calidas aguas del mar Caribe

El lugar está deshabitado por el hombre. Solo hay un ranchón para el almuerzo y un pequeño puesto de artesanías. Toda la enorme extensión de sus playas vírgenes queda para su disfrute y el del pequeño grupo que le acompañará.

Cayo Blanco, a las puertas del paraíso

Es un viaje muy relajado. Ya sobre el velero, si cierra los ojos la brisa y el sol le harán pensar en el preludio de una aventura marinera, al mejor estilo de Ernest Hemingway en su novela “Islas en el golfo”.

Turistas a bordo de un catamaran con destino a Cayo Blanco

Los guías son showmans, por lo que harán entretenido el periplo. Casi al desembarcar en el islote, se echan anclas para darle un tiempo a sumergirse y contemplar la barrera coralina. Allí el mar es cristalino y casi transparente, con muy poco oleaje y profundidad.

Luego del refrescante chapuzón, continuamos hasta Cayo Blanco. Los pies se hunden en la arena fina y blanca de la playa. El agua es muy cálida y de un azul intenso. Entonces parecerá que tiene todo el tiempo del mundo para estar en la isla casi desierta, pero al otro día la extrañará.

Turistas con sus guias en Cayo Blanco

A mediodía es momento para disfrutar de un almuerzo buffet criollo y marinero, donde el plato principal es una espectacular langosta, pero que puede incluir otras carnes como el pollo, camarones, pescados. También hay frutas, vegetales y un delicioso café cubano.

En la tarde de nuevo a la playa. Con el paso de la jornada la coloración del agua va adquiriendo otros matices del verde y el azul. Es el momento especial para hacer algunas de las mejores fotos que logrará en una playa de la “Mayor de las Antillas”.

Chicas disfrutando la playa

El viaje puede complementarse con la opción de show y nadar con delfines, que lleva un precio adicional. Si no le importa dejar un dinero de más, esta experiencia será inolvidable, sobre todo si le acompañan niños.

Una excursión diferente en Varadero

Mujer con nina en brazos disfruta las calidas aguas del mar Caribe

Si le gusta la aventura en el mar y quiere algo diferente fuera de las paredes del hotel, entonces amará el Seafari hasta Cayo Blanco. Pocas islas del Caribe están tan apartadas y vírgenes como esta, es un boleto seguro a la tranquilidad y belleza que, imaginamos, debe tener el paraíso.

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