Soroa, un salto de agua, ríos y arcoíris

Soroa, un salto de agua, ríos y arcoíris

Para adentrarse en la Reserva de la Biosfera Sierra del Rosario, en el occidente de Cuba, apenas necesitamos un coche, un mapa y hambre de los sentidos. A sólo unos 80 kilómetros al oeste de La Habana, en territorio de la provincia Artemisa, la naturaleza siempre está presta para dar lo mejor de sí, que no es poco.

Montañas y bosques, luz de sol, gente noble y escasa se pasean entre ríos serpenteantes que acarician las laderas abruptas, sembradas de verde, cantos de aves y un mundo oculto entre el follaje. Alimentan la savia de la vida, indetenibles, con una frescura trepidante. No son muy caudalosos y fluyen casi todo el año, pero lo mejor es que son muchos y perseveran. Podríamos decir que son suficientes para pintar al óleo un paraíso: Soroa.

Soroa es agua viva

Soroa es agua viva

En el trayecto para llegar al corazón de Soroa, cuando dejamos atrás la Carretera Central o la Autopista Nacional, según se elija, la vía se torna caprichosa con subidas y bajadas, curvas que exigen atención y cuidado. Así es el lecho de ríos y afluentes. Entonces podemos imaginarnos las peripecias que sufre y disfruta el suave torrente de agua cristalina que ha zanjado su curso por miles de años. Cualquier intromisión, cualquier modificación drástica del paisaje causada por el hombre o la propia naturaleza impredecible, podría hacerlos desaparecer para siempre, embalsarlos u obligarlos a trazar otra ruta demasiado costosa en términos de tiempo y ecosistemas ya estables, asentados.

Decenas de arroyos brotan de las lomas y ladera abajo se juntan para agrandarse o alimentar a otros modestos caudales que nacieron fuera del entorno. Toda esa humedad se refleja en la temperatura ambiente, estableciendo un micro clima por debajo de la media nacional y en la vegetación con bosques siempre verdes premiados con árboles de hasta 35 metros de altura y tupidos hierbazales donde la flora y la fauna locales, altamente endémicas, también prosperan.

Viajera toma fotos del hermoso Valle de Soroa

Así encontramos el río Bayate, el más importante en ese sector de la sierra, con pozas de escasa profundidad, agua transparente, y a varios de sus afluentes entre los que el río Manantiales ocupa un lugar preponderante. Atraviesa el área del centro turístico de Soroa y exhibe un magnífico salto.

El Salto de Soroa

El Salto de Soroa, o «Salto del Arcoíris», tiene 22 metros de altura y está considerado como una de las maravillas de la geografía cubana. Según nos cuentan, es célebre entre la población residente y los excursionistas desde el lejano siglo XVII. Ahora, en frío, sería difícil describir su hermosura. Estar frente a él es otra cosa.

Turista se refresca en el Salto de Soroa

La entrada cuesta entre 3.00 y 7.00 CUC (de un poco menos de 3 Euros hasta 6 Euros y medio) por persona, en dependencia de la temporada, pero es aconsejable visitarlo siempre de mayo a octubre cuando las lluvias le favorecen. Para alcanzar la cima, ascendemos por unos 279 empinados escalones de concreto que igualmente nos permiten bajar. Disfrutamos la vista maravillosa, brumosa desde arriba y después nos bañamos con una exquisitez indescriptible, en pose de descubridores, conquistadores de la belleza y el agrado, rodeados de árboles. Para rematar, compramos a los locales unas sabrosas frutas, para probarlas.

El tema del arcoíris viene porque en algunos momentos del día los rayos del sol se descomponen en el agua de la cascada y se forma este fenómeno óptico y místico para algunos, bello para todos.

Otras opciones

Muy cerca del Salto está el Orquideario de Soroa, uno de los 13 jardines botánicos con que cuenta Cuba, y quizás el más atractivo. Estas preciosas flores aportan un encanto inigualable al destino intramontano, con más de 700 especies y variedades.

Niño usa los prismaticos para recorrer el Valle de Soroa desde el Mirador

Múltiples senderos pueden llevarnos naturaleza adentro para observar cerca de 70 tipos de aves, una de las ranitas más pequeñas del mundo, árboles de maderas preciosas y la «Encyclia bocourtii», la orquídea mariposa silvestre y endémica de la región.

El Castillo de las Nubes en reconstruccion

También llaman la atención el restaurante Castillo de las Nubes, el Mirador Natural de Venus, los paseos a caballo y las aguas sulfurosas de manantiales minero medicinales.

¿Cómo llegar a Soroa?

Camino al Orquideario de Soroa

Los hermanos y emigrantes españoles Lorenzo y Antonio Soroa Muñagorri, nunca imaginaron que su apellido se haría inmortal en apartados parajes de una isla, Hasta allí llegaron con la ilusión de hacer fortuna con el cultivo del café, una actividad que los franceses desterrados de Haití ya desarrollaban con éxito desde antes. Aún las ruinas de sus haciendas deleitan e impresionan a los visitantes en la vecina y muy interesante comunidad ecológica Las Terrazas.

Por tanto, si no nos place conducir o estamos inseguros en el recorrido, podemos contratar una excursión desde La Habana, directamente a Soroa o combinada con Las Terrazas. Por supuesto, las agencias de viajes tradicionales y estatales ofrecen esta posibilidad, pero el pujante sector privado, generalmente, ofrece precios más competitivos.

Orquidea del Orquideario de Soroa

Un viaje de ida y vuelta a Soroa en taxi almendrón, cuesta aproximadamente 55.00 CUC (unos 50 Euros). Mientras tanto, si queremos abarcar un mayor espacio ecológico y explorar más en menos tiempo, podemos combinarlo con Las Terrazas a un costo máximo de transportación en 70.00 CUC (unos 64 Euros). Una gran ventaja que tiene este tipo de servicio, es que si lo deseamos podemos compartir el presupuesto con otros tres o cuatro pasajeros.

Si nos arrepentimos de regresar y queremos pernoctar, elegimos entre la Villa Horizontes Soroa y varias casas particulares para hablar con los vecinos del asentamiento, conocerlos y saber cómo viven.

Agua pura y fresca para mañana

Horizontes Villa Soroa del Grupo Cubanacan

En Soroa corre el agua fresca entre las piedras, especialmente en los arroyos, lista para beber sin recelos con nuestras propias manos. Desgraciadamente, esa es una sensación de libertad y confianza que no abunda en el planeta donde vivimos hoy. Pero quedan reductos y hay que salvarlos. Viajar allí y hacer turismo responsable, es una manera de ayudar a su conservación.

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