Guantánamo y yo
A los 23 años uno tiene ciertos misterios en su vida. Yo tengo los míos y me gusta solucionarlos, Guantánamo, tierra entre ríos, es uno de ellos.
Mi madre y mi padre se conocieron en esta provincia hace 23 años, sé que siendo un bebé estuve aquí pero mi memoria no almacena ningún recuerdo. A partir del primer paso en Guantánamo todo será nuevo: «un viaje a la semilla».
Quisiera poder dejar de lado mis expectativas personales mientras escribo sobre este viaje, pero la subjetividad humana es poderosa y juega conmigo. Estoy en Santiago de Cuba, hice escala aquí para seguir hacia Guantánamo y Baracoa. Para este, como siempre llevo una guía y un mapa pero se me quedan cortos, para mí Guantánamo significa mucho más.
En el mapa que reviso horas antes de tomar el taxi están separados Baracoa y Guantánamo, yo hago lo mismo en mi mente y me reservo otro post para Baracoa, al igual que la parte final de mi viaje por el oriente del país.
Ya en el taxi, minutos antes de partir, la Guantanamera entra por un una ventanilla y comienza a darme vueltas en la cabeza. ¡Y claro! Voy camino a la tierra que le disputa a Santiago ser la cuna del son, el changüí, la fiesta del fuego y la tumba francesa. La guantanamera me dura poco, sale corriendo asustada al escuchar el estruendoso reggaetón que pone el taxista.
En el folclor guantanamero, la Tumba Francesa
La Tumba Francesa, quizá uno de las herencias culturales más eclécticas de Guantánamo, fue declarada Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad en el 2003 y posteriormente en el 2008. Fruto de la emigración y asentamiento de los colonos franceses que huyeron durante la revolución Haitiana entre 1791 y 1804 la tumba francesa es el resultado de la mezcla de las tradiciones yoruba provenientes del Congo y las costumbres de los colonos franceses asentados en la isla.
Difícil de definir, la Tumba Francesa es una tradición músico danzaria matizada por los tambores, cantos y danzas africanas, los bailes de salón franceses y el vestuario tradicional cubano. Es de esos fenómenos culturales que hay que vivir y sentir para entenderlos. Guantánamo es de los pocos lugares en Cuba donde se practica todavía, al este de la ciudad, en el barrio Loma del Chivo la Sociedad de Riccis o Pompadour mantiene esta tradicion de generación en generación.
Planificando el viaje
Mientras paseo la vista por la guía turística que llevo en mis manos voy marcando con un rotulador los lugares que intentaré no perderme de Guantánamo. El movimiento del taxi me lo pone difícil pero poco a poco voy adentrándome en la provincia. Resalto el Parque Humboldt, las montañas que se elevan a lo largo de la carretera y las que veo a lo lejos me hacen pensar que la vista desde ellas debe ser incomparable. También marco el museo de piedra, único en el mundo según la guía que leo.
Las ruinas de cafetales franceses guantanameros se me antojan imprescindibles para darle rienda suelta al obturador y lanzarme a tomar fotos, igual me ocurre con la Playita de Cajobabo. Por este lugar desembarcaron José Martí, Máximo Gómez y Antonio Maceo para reiniciar la guerra por la independencia de Cuba en 1895. En mi visita a Holguín no logré llegar a la zona donde desembarcó el almirante Cristobal Colón, quizá aquí pueda al menos cumplir una deuda con la historia de mi país.
De la ciudad escojo la Casa de la Trova, La Tumba Francesa, la Casa del Changuí y los antiguos cuarteles militares de la época de la colonia, estimo las distancias y noto que un día me alcanza para visitarlos.
Cuando despertó, ya estaba en Guantánamo
Había caido dormido sobre mi segunda mochila, la misma que lleva esta laptop con que escribo. Ya estoy en Guantánamo, el sentimiento de regresar un lugar que no recuerdo es desconcertante. Por otro lado conocer la otra mitad de mi familia me mantiene en un estado de excitación total.
Guantánamo me parece, quitando todos mis conflictos personales, una antesala de Baracoa. Pero no quiero estar condicionado por estas ideas, estiro la mano y pido un taxi (que aquí son motos). Tan pronto como logre conectarme a internet voy a descargar una versión de la Guantanamera, preferiblemente de Celia Cruz, será mi banda sonora para caminar esta provincia.