Los baños de San Diego

Los baños de San Diego

San Diego de los Baños es un pueblo de personas afectuosas, enclavado entre las faldas de las montañas de la Sierra del Rosario y la Sierra de Güira, pertenecientes al territorio de Pinar del Río. A unos 133 kilómetros al oeste de La Habana, allí podemos acceder a través de la Autopista Nacional, en un recorrido de dos horas aproximadamente.

La pequeña urbanización, en el cauce del río San Diego y con sobrados aires coloniales en su arquitectura, se ubica convenientemente entre Soroa y Viñales, dos regiones soberanamente famosas por su interés turístico y la hermosura de sus paisajes.

Sin embargo, San Diego se diferencia con el disfrute de una oportunidad única: la sanación en las privilegiadas aguas de los manantiales que brotan desde las profundidades de la serranía.

Dicen que las propiedades curativas que ofrece ese preciado líquido termal para la piel, el sistema nervioso central y la estructura ósea, junto a la práctica del turismo de naturaleza e histórico que se promueve en los alrededores, ponen en acción la máxima de “mente sana en cuerpo sano”.

El descubrimiento de Taita Domingo

En el siglo XVII, las inmediaciones de San Diego eran conocidas por los cafetales de hacendados españoles con grandes dotaciones de esclavos. En uno de los barracones donde se alojaban estos hombres traídos del África central, habitaba «Taita Domingo», quien una mañana descubrió serias lesiones en todo su cuerpo.

Pasaron los días y en esas condiciones de salud salía a trabajar hacia el cafetal, hasta que los capataces de la hacienda advirtieron su padecimiento y se lo comunicaron al dueño, quien mandó a expulsarlo por temor a que contagiase al resto de la mano de obra. Solitario y sin rumbo, Taita Domingo comenzó a deambular por los límites de la hacienda, en espera de la muerte.

Para refrescarse y lavar sus heridas, acudía a un cercano manantial de aguas calientes conocido como La Gallina; pero lejos de empeorar, notó que sus lesiones mejoraban cada vez más hasta su total recuperación. Fue así como, completamente curado, reapareció en la misma hacienda de donde lo habían expulsado tiempo antes, para dar testimonio del milagro. Era el año 1632.

Muy pronto, la noticia se las milagrosas aguas corrió de boca en boca y de pueblo en pueblo. Muchos lugareños con padecimientos de la piel deseaban tener la misma suerte de Taita Domingo y la mayoría lo lograba.

A fines del siglo XIX, la fama de San Diego se había extendido a toda la isla de Cuba, por eso en 1891 las autoridades instauraron el primer baño natural y permanente en las orillas del río. Siete años después llegaron los primeros médicos, con el propósito de realizar experimentos que avalasen desde la ciencia, la condición de prodigiosos a los surtidores del San Diego.

Fue en la década del 40 del siglo pasado cuando el Instituto Nacional de Hidrología y Climatología Médicas confirmó las propiedades relajantes, cicatrizantes, antiinflamatorias y analgésicas de las pinareñas aguas de San Diego, principalmente por su riqueza en sulfuros.

Por ello la región alcanzó fama en otras latitudes. Entre 1948 y 1952 se construyó un balneario con piscinas artificiales y baños privados, que recibía a miles de turistas y pacientes con innumerables padecimientos.

Un gran spa

En la segunda mitad del siglo XX y hasta principios del XXI, el balneario siguió ofreciendo servicios de salud, específicamente a usuarios nacionales. Sin embargo, con los años, la humedad ambiental afectó la instalación y el paso de sendos huracanes en 2008 por la zona provocaron la penetración del río. El servicio se suspendió hasta 2014, gracias a la puesta en práctica de un proyecto de desarrollo local orientado a su rescate.

De las ocho piscinas y las 24 bañeras privadas con que cuenta el complejo, más de la mitad se encuentra ya en funcionamiento. Servicios de baños en aguas termales con temperaturas que oscilan entre los 35 y 40 grados Celsius, artesas de lodos mineromedicinales, fisioterapia, irrigaciones vaginales, caminatas terapéuticas y aplicación de acupuntura y masajes, hacen de San Diego de los Baños un gran spa natural donde laboran decenas de especialistas altamente calificados.

Estos son motivos suficientes para que cada año San Diego reciba a miles de visitantes cubanos y de todas partes del mundo, aquejados con afectaciones reumáticas, artritis, soriasis, obesidad, estrés, traumatismos neurológicos o la necesidad de tratamientos de belleza con productos naturales.

El Balneario San Diego de los Baños es un atractivo espacio entre las montañas de Pinar del Río, que absorbe la tranquilidad y hermosura que proyectan la flora y la fauna de esa región. A la vez que el paciente disfruta del servicio médico especializado o regenerador, contempla las indescriptibles postales campestres que le rodean, un elemento que constituye otro ejercicio contra el estrés y un catalizador para la rápida sanación.

Hotel Mirador de San Diego

Baños de San Diego

En uno de los extremos del poblado de San Diego de los Baños, y muy cercano al balneario, se localiza el Hotel Mirador, activo desde 1948 sobre la base de una construcción colonial que, precisamente, era utilizada como atalaya.

Cuenta con habitaciones sencillas y dobles, y los precios por noche oscilan entre 31 y 55 Euros, respectivamente. En ese hotel de tres estrellas, perteneciente a la cadena cubana Islazul, podemos hospedarnos como todos los visitantes que acuden a San Diego para recibir los tratamientos medicinales que les propician los excelsos manantiales.

En la instalación también podemos recibir servicios médicos y masajes, hay una piscina termal, sauna y gimnasio. Aunque desde el hotel la vista del entorno es muy atractiva, muchos preferimos adentrarnos en el paisaje, caminar por los trechos montañosos y observar de cerca la variedad de aves y plantas que engalanan la zona, matizadas por un reconfortante olor a salud y libertad. Podemos hacerlo por nuestra cuenta o contratar a guías especializados en la práctica del senderismo y las excursiones.

Otras atracciones turísticas

Si además de recibir los beneficios curativos de los baños, andamos en busca de la historia y la geografía cubana, la zona guarda un número considerable de atractivos. A pocos kilómetros, por ejemplo, se localiza la Cueva de Los Portales, una caprichosa formación cavernaria declarada Monumento Nacional por albergar en su interior la Comandancia del «Che» Guevara durante el período de la Crisis de Octubre, a inicios de la década del 60.

Igual de seductor resulta el Parque La Güira, un emblemático sitio donde otrora se ubicaba la lujosa hacienda «Cortina», que alberga los restos de una mansión y un museo de piezas de bronce y mármol de Carrara al aire libre, único de su tipo en Cuba.

San Diego atrae a celebridades

Muchas son las figuras internacionales que se han interesado por las aguas terapéuticas de los baños de San Diego. El científico Alejandro de Humboldt, el médico personal de Napoleón Bonaparte, el político Winston Churchill, Edith Piaff y Frank Sinatra, encabezan el listado histórico de visitantes en el lugar.

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