Hace ya unos años en la ciudad de La Habana se ha cambiado el concepto de escultura que hasta entonces era tradicional, el de la figura lejana que solía hallarse sobre un distante pedestal.
La inteligencia del artista radica en saber retratar no solo el aspecto físico de los personajes, sino su alma a través de las poses en que aparecen. Algunas de las figuras que hoy podemos encontrar en nuestro deambular por la villa son de Cuba, y otras del mundo.
Seis esculturas en La Habana Vieja al alcance del viajero
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Un Daiquirí con Hemingway en el Floridita
La primera escultura, que le aconsejo visitar, representa al escritor y periodista Ernest Hemingway. Esta figura en bronce de tamaño natural fue realizada por el escultor cubano José Ramón Villa Soberón en 2003.
Aparece a un extremo de la barra del famoso Bar Floridita, que se encuentra en La Habana Vieja, en la intersección de las calles Obispo y Monserrate y que funciona desde 1817.
Es posible encontrar en este sitio fotos del autor que fuera Premio Nobel de Literatura y un busto en bronce que data de 1954. En efecto, El Floridita se hizo famoso gracias a las visitas frecuentes de Ernest Hemingway, quien dejó escrito en las paredes de La Bodeguita del Medio:
«Mi mojito en La Bodeguita, mi daiquirí en El Floridita.»
En la actualidad este recinto recibe innumerables visitas diarias de los viajeros que desean tomarse una foto junto a la escultura del autor de obras como «Por quién doblan las campanas» y «El viejo y el mar», mientras también beben un Daiquirí.
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Chopin compone una obra maestra
Cercano al Convento de San Francisco de Asís, en la plaza del mismo nombre, que se conoce también de modo popular como la «Plaza de los Leones» o «Plaza de las Palomas», descansa en un banco, el compositor y virtuoso pianista polaco-francés Frédéric Chopin, importante representante del Romanticismo musical.
La escultura sedente de bronce se encuentra en la proximidad de la intersección entre las calles Oficios y Lamparilla. Fue concebida por el artista Adam Myjak y donada a La Habana por la Asociación de Cineastas Polacos, Instituto de Adam Migkiewigs y Comité de la Celebración de Chopin, en el 200 aniversario del nacimiento del músico, en 2010.
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Tocar el dedo y la barba del «Caballero de París» atrae la suerte
También aparece frente a la fachada de la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís, en la calle Oficios, muy cerca también de la estatua de Chopin, la imagen en bronce del «Caballero de París».
Este personaje popular, vagabundo famoso que comenzó su trayecto por la ciudad en la década del 50 del siglo XX, una suerte de Quijote habanero cuyo verdadero nombre era José María López Lledín, solía vestir de negro, y dejó su huella y leyenda en disímiles espacios de La Habana. Su escultura, como la de Hemingway, pertenece también al artista José Villa Soberón y pareciera caminar.
Se ubica muy cerca del lugar donde también descansan sus restos. Según un artículo de la agencia France Press, sus restos fueron exhumados por Eusebio Leal, historiador de la Ciudad de La Habana, desde el cementerio de Santiago de las Vegas, donde fuera enterrado y transferidos al convento de San Francisco de Asís.
Tanto el dedo índice de su mano de derecha, como su barba, brillan de modo particular, pues la gente los acaricia al pasar, como si de un santo milagrero se tratara.
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¡La Madre Teresa de Calcuta regala una oración por tu alma, recógela!
Esta monja católica, de origen albanés naturalizada india, pequeñita y sabia, como si rezara, la Madre Teresa de Calcuta aparece sentada de manera silenciosa en el patio que da hacia la Avenida del Puerto, de la misma Basílica del Convento de San Francisco de Asís, como si pensara en la paz y en las buenas obras.
Su escultura, también concebida en bronce, pertenece a José Villa Soberón y fue realizada como homenaje a esta figura trascendente de la Iglesia Católica. La postura de la escultura sugiere interesantes selfies que mucho disfrutará.
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Un paso flamenco en compañía de Antonio Gades
Por su lado, el bailarín y coreógrafo español Antonio Gades con sus pantalones de pata ancha y su figura flamenca, se ubica, de pie, a la sombra de una columna del Palacio del Marqués de Arcos, en la Plaza de la Catedral de La Habana.
¿Quién sabe si le encuentra parecido con sus plazas de España? Esta escultura fue realizada en bronce también por José Villa Soberón quien quiso rendir homenaje al emblemático bailarín y amigo de Cuba.
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Cecilia Valdés en la Loma del Ángel
Una bella obra dedicada a la bella mulata cubana Cecilia Valdés, protagonista de la novela del siglo XIX «Cecilia Valdés o la Loma del Ángel» del autor cubano Cirilo Villaverde.
La historia de Cecilia es quizá el más importante mito nacional por su trascendencia literaria y popular. Forma parte del imaginario de Cuba como nación. El argumento narra la historia de la hija bastarda del rico Cándido de Gamboa. Ella se enamora de Leonardo de Gamboa, sin saber que este es su hermano, lo cual conlleva, como es de suponer, un trágico desenlace.
Buena parte de la trama de la novela se desarrolla en las cercanías de la Loma del Ángel y un busto dedicado a Cirilo Villaverde se erige también en este sitio.
Bajo el encargo del Historiador de la Ciudad Eusebio Leal el artista cubano Erig Rebull, realizó en 2014, la escultura en bronce de Cecilia Valdés, con traje del siglo XIX, mantón y abanico, frente al atrio de la Iglesia del Santo Ángel Custodio, que se halla cerca del Museo de la Revolución y del Museo Nacional de Bellas Artes.
Mucho de escultura, de arte y de historia en La Habana
Cierto es que las nuevas esculturas que aparecen en La Habana Vieja se sitúan al alcance de la mano del viajero. Al ubicarse ya sea en un banco, como cualquier persona corriente, o bien caminando por una calle, brindan la posibilidad de tomarse una foto, llevarse un recuerdo y establecer un contacto directo con quienes transitan por las añejas arterias de ciudad.