Cementerio Tomás Acea

Cementerio Tomás Acea

Recuerde el alma dormida/ avive el seso y despierte/ contemplando/ como se pasa la vida/ como se viene la muerte,/ tan callado; (…)

Cantó Jorge Manrique (1440 – 1479), célebre poeta español, en honor a su padre difunto. Franca y vital, aunque de muerte hable, resulta su musa, porque probablemente la única certeza que poseamos los seres humanos, es nuestra mortalidad.

Sin embargo, la muerte también ha creado fascinación. Además de temor, ¿qué otra cosa las pirámides egipcias guardan, sino es seducción, veneración y misterio? El hombre dota de comodidad y belleza la futura vida de sus difuntos.

De ahí que por todo el mundo surgieran sitios de enterramiento, dígase cementerios, mausoleos, monumentos, capaces de dejar con la boca abierta, aún, al hombre de hoy tan descreído e insolente.

Escultura de un Angel en el  Cementerio Tomas Acea

Además de las susodichas pirámides, otro sepulcro, el Mausoleo de Halicarnaso, última morada de un sátrapa persa, también fue llamado maravilla del mundo antiguo. En la India, al sur de Delhi, miles de turistas llegan cada año llamados por la magia levantina y la historia de amor que guarda el Taj Mahal. En París, los cementerios de Montmartre, Père-Lachaise, Passy y Montparnasse se disputan entre ellos quién tiene la mayor cantidad de famosos en sus predios; mientras en América sobresalen, entre otros, los camposantos de La Recoleta, en Buenos Aires; el Sleepy Hollow y el Cementerio Nacional de Arlington en EEUU.

En Cuba, señorean el Cementerio de Colón, en pleno centro habanero, y el de Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba, este último, lugar de reposo de José Martí, Antonio Maceo, Compay Segundo, Fidel Castro y otras figuras. Destaca, olvido imperdonable si no se menciona, dado que a él está dedicado este post, el cementerio-jardín Tomás Acea, en Cienfuegos, Monumento Nacional desde el 10 de octubre de 1978.

La historia y el origen

Cienfuegos, bella ciudad centro-sureña de la isla de Cuba, fue fundada en 1819 por franceses provenientes de la Luisiana, EEUU Desde su nacimiento sobresalió por el armónico trazado de sus calles, limpieza y, con el tiempo, belleza y donaire de sus edificios.

Su cementerio, por tanto, no podía ser menos. Hasta 1926, el único camposanto en Cienfuegos era el Cementerio General o de la Reina, hoy conocido como el Cementerio de Reina, otra de las maravillas sureñas, inaugurado en 1839 e inmerso hoy en radical reparación.

Pero esta necrópolis, a principios del siglo XX, ya resultaba insuficiente para las necesidades de la urbe, sumamente poblada para la época. Es así que, gracias al patrimonio de la difunta viuda del magnate Nicolás Acea y de los Ríos, el 21 de noviembre de ese año se inaugura una nueva necrópolis.

Hermosa escultura de marmol en el Cementerio Tomas Acea

Construido entre los kilómetros tres y cuatro de la antigua carretera de Junco Sur, hoy Avenida 5 de septiembre, posee una amplitud de poco más de 17 hectáreas. Fue nombrado como el primogénito de Acea, Tomás, muerto de tuberculosis años antes.

Proyectado y ejecutado por el arquitecto Pablo Donato Carbonell y el agrimensor Luis Felipe Ros, este recinto se atiene a las ideas más avanzadas sobre obras funerarias de la época, al estilo del cementerio-jardín Green-Wood, en Brooklyn, Nueva York.

Es el único cementerio-jardín del país, y todo en él fue pensado para que sublimara armonía, modernidad, paz y encanto. Se respetó, dato curioso, la topografía ondulada del terreno.

¡Oh los que entran! Abandonad toda esperanza

Escultura de marmol en el Cementerio Tomas Acea

Refiere Dante que dicho texto coronaba las puertas del infierno. Sin embargo, tal es la lozanía que animan los predios del camposanto cienfueguero, de amplias avenidas resguardadas por árboles frutales, rutilantes flores y césped. Tal el canto de los pájaros; los destellos del sol entre los mármoles y la suave quietud que los envuelve, que no es desesperanza o zozobra lo que irradia esta morada.

Para comprobarlo le invito a que visite el sitio. Apenas franquee la verja de hierro fundido, poderosa, maciza, escoltada por dos majestuosos pilares, tras recorrer una avenida pavimentada, lo recibirá el edificio administrativo.

Estructura gigantesca, neoclásica, soportada por 64 columnas dóricas. Contrario a lo que pulula en algunas guías turísticas, no es una copia del Partenón ateniense, aunque el estilo es similar.

Entrada del Cementerio Tomas Acea

Reúne, entre sus muros, las oficinas de la administración; un archivo; los baños; una capilla mortuoria y una sala de necrología. Posee, además, un museo de reciente creación.

Aun cuando el cementerio fue levantado, según disposición testamentaria, para los pobres, las familias más ilustres de Cienfuegos no perdieron la oportunidad de hacerse enterrar en él a todo lujo.

Tal es así que, cuentan los historiadores, existía una sutil, pero fiera, rivalidad entre los Silva, Castaño Montalbán, Méndez-Campillo, y otras familias de abolengo, que competían entre sí por erigir los panteones más lujosos. ¡Oh, vanidad de vanidades!

Lugar de eterno descanso de la familia Castaño Montalbán

Y es totalmente verídico. Recorra el sitio y descubrirá que existe una diferencia notable entre la parte de los potentados y la de los pobres. En la primera, predominan el mármol y las esculturas, en la otra imperan los enterramientos en tierra.

Si continúa recorriendo el terreno, le será fácil percibir que este fue parcelado en secciones identificadas con letras, desde la A hasta la X. A su vez, estas se dividieron en calles. Cada una lleva el nombre de un árbol, de ahí que oirá al guía mencionar, en el recorrido, la Avenida de los Pinos (casuarinas realmente), y luego continuar con la de los Tamarindos, los Mangos, los Cipreses, etc.

El cementerio, por la cantidad de valores estéticos que exhibe, así como las diversas personalidades que en él descansan, puede ser considerado un museo al aire libre.

Escultura funeraria en el Cementerio Tomas Acea

Se distingue, también, por las hermosas esculturas funerarias. En la sección D, por ejemplo, se alza una majestuosa estatua de la Virgen Milagrosa, y en la C, es posible apreciar una Virgen de la Caridad esculpida en piedra.

La imagen de Santa Teresa, hecha en mármol de Carrara, es otro de los tesoros que preserva el camposanto y los devotos, que la mantienen bien limpia (en especial mujeres que no pueden tener hijos) la cuidan, le hacen promesas y colocan flores.

Si de hechos y personas se trata…

Si continua por la avenida principal, apenas deje atrás el frontón, se topará con el obelisco dedicado al fundador de la villa, Luis De Clouet. Bastante tiempo insepulto, dato curioso, pues sus restos pasaron una larga temporada en los salones del Museo Provincial de Cienfuegos, situado en el Parque Martí.

Al lado del solicitado obelisco, están los mausoleos dedicados a Osvaldo Dorticós Torrado, quien fuera presidente de Cuba, y al relevante intelectual y comunista Carlos Rafael Rodríguez.

Mausoleo dedicado a Carlos Rafael Rodriguez en el Cementerio Tomas Acea

Un poco más allá, la calle principal se bifurca y encontrará el obelisco erigido a los mártires del 5 de septiembre de 1957, levantamiento popular contra la tiranía batistiana. Más adelante se halla el cenotafio de la actriz cienfueguera Luisa Martínez Casado; y el memorial a los combatientes de Playa Girón, inaugurado en abril de 2011, por el aniversario 50 del suceso.

Además, es menester que le advierta, todos los gremios y sindicatos de la ciudad poseen y cuidan sus panteones: existen los consagrados a los trabajadores eléctricos, al Colegio Médico, a los educadores, a logias masónicas y a músicos, entre los que sobresale, él dedicado a Rafael Lay, director de la famosa orquesta Aragón.

¿Y cómo llegar?

Si le interesa visitar el cementerio, y viene de la zona hotelera que circunda a la ciudad, le será muy fácil arribar a él, sólo siga la Avenida 5 de Septiembre.

Coche clasico americano entrando al Cementerio Tomas Acea

Si, por el contrario, está en pleno Centro Histórico, busque el Paseo del Prado, suba por la calle Castillo, efervescente de tiendas y negocios privados, llegue al Parque Villuenda, le sugiero que primero lo recorra y participe, si es domingo, en su famosa peña de música campesina.

Luego, entre a la Real Calzada de Dolores, hoy simplemente La Calzada, suba por la calle Gloria, ahí encontrará, entre otras edificaciones, las terminales de trenes y de ómnibus, y salga a la zona de los hospitales. Busque la Avenida 5 de septiembre, y en un instante estará en el cementerio.

Nada de cierre o conclusión…Un buen comienzo

Escultura de marmol en el cementerio Tomas Acea

El Cementerio Tomás Acea ofrece visitas dirigidas, dentro de la Red Iberoamericana de Cementerios Patrimoniales, a todo aquel viajero que posea el alma curiosa y el corazón abierto a diversas experiencias.

Mujer u hombre de mundo que celebra la alegría de vivir, por sobre todas las complicaciones y desatinos de la vida contemporánea y que seguro coincidirá, cuando visite el Tomás Acea, con la afirmación de los periodistas Tania Chapi y Raúl Medina:

“Entrar al Cementerio Tomás Acea no siempre es un viaje hacia la noche,

sino un encuentro con otras facetas del pasado y de la creatividad humana”.

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