La música popular bailable cubana es uno de los erarios más apreciados de la cultura de la isla. La música ha sido espejo de sus habitantes y sostén ante los tiempos difíciles. Benny Moré, la Orquesta Aragón, Arsenio Rodríguez, Chano Pozo… son muchos los eminentes compositores e intérpretes que han sido embajadores del país a través de sus ritmos sensuales y llenos de energía.
En una tierra pródiga en sonoridades, como lo es Cuba, es difícil destacar, pero la orquesta Los Van Van se ha mantenido liderando las pistas de baile en la isla y buena parte del mundo durante medio siglo.
Dioses en la tierra de los reyes de la música, la banda fundada por Juan Formell el 4 de diciembre de 1969, es quizás la única que, cuando está a punto de cumplir 50 años, todavía sigue colocando números en lo más alto del gusto popular. Como si esa poderosa maquinaria sonora se escuchara por primera vez…
¿Cómo empezó su historia?
En la céntrica zona habanera de La Rampa (Vedado) hay una tarja que recuerda el acontecimiento que significó el primer concierto de Los Van Van. Fue en la esquina de las calles 23 y P, y allí mismo está la placa de metal que marca la fecha en que comenzó una de las más increíbles carreras musicales de Cuba.
Nacieron al público en el día que aquí se celebra a Shangó, la deidad afrocubana que se mezcló con la católica Santa Bárbara. Buen bautizo para una agrupación ligada al sentir más profundo del Caribe.
Juan Formell venía de algunas prestigiosas orquestas de la época, entre ellas la charanga del maestro Elio Revé. Pero el joven Formell necesitaba soltar amarras y experimentar con toda la música que le explotaba en la cabeza, de distintas procedencias: el rock and roll de The Beatles, el movimiento del filin, el jazz, el funk y el son cubano de siempre.
El fundador de Van Van armó un equipo de genios emergentes en sus respectivas áreas, entre quienes estaban el pianista César «Pupy» Pedroso, el cantante Miguel Ángel «Lele» Rasalps, y el percusionista José Luis Quintana «Changuito».
Los singles «Pero a mi manera», «Pastorita tiene guararey» y «Marilú» fueron algunos de sus primeros éxitos. En la fórmula nueva se incluyeron sucesivamente, y con gran más protagonismo, a los instrumentos de cuerdas, a los trombones e incluso sintetizadores electrónicos, una auténtica novedad por aquel entonces.
Una carrera de éxitos
Desde su fundación no se bajaron de la cresta de la ola. Podían tener mejores o peores tiempos, pero nunca abandonaron el grupo de orquestas cubanas de primera línea, y la mayoría del tiempo, dominaron las listas cubanas de éxitos.
Si Formell intuía que estaban cediendo en fama, o si en la banda tenía alguna deserción de músicos, el genial compositor reactivaba la leyenda creando nuevas e imaginativas canciones. En 1982, por ejemplo, giró el timón hacia un ritmo lento y único, pero cadencioso: «El baile del buey cansao», con destaque para el bajo (que tocaba el propio director) y los timbales o pailas de Changuito.
Los Van Van fueron siempre una escuela de estrellas de la música cubana. Por allí pasaron además de los mencionados, los cantantes Pedrito Calvo (un verdadero Mick Jagger tropical), Ángel Bonne, Mayito Rivera, y Yeni Valdés; el flautista e ícono de la timba José Luis «El Tosco» Cortés; el pianista de jazz Cucurucho Valdés y muchos otros.
Poco a poco se ganaron el sobrenombre del «Tren de la música cubana», por su fuerza y por todos los fanáticos que halaban en su viaje sonoro. En su mezcla de armonías, siempre con base en una creación propia que denominaron «songo», incluían violines, guitarra eléctrica, flauta, los trombones y trompeta, drums, teclados electrónicos…
En 1999 dieron una gran gira por más de 25 ciudades de Estados Unidos. Recibieron elogiosas críticas de importantes medios de comunicación, al punto que Los Ángeles Times escribió:
«Una de las orquestas bailables de mayor influencia en la música afrocubana».
Mientras que The New York Times los catalogó como los Rolling Stones de la música salsa.
El éxito alcanzado entre los bailadores mucho antes, fue reconocido por la academia con el Grammy Award 2000 al disco «Van Van is here», en el apartado de Mejor Álbum de Salsa.
Grandes temas y frases «vanvaneras»
Muchos son los hits logrados por la orquesta en su longeva trayectoria. Cualquier cubano podrá cantarle un par de esos, o en su casa tiene algún disco: «La Habana no aguanta más», «Anda ven y muévete», «Artesanos del espacio», «La titimanía», «El negro no tiene ná», «La Habana sí», «El negro está cocinando», «Esto te pone la cabeza mala», «Ven, ven, ven», «Yo no le temo a la vida»…
Otro valor importante de Los Van Van, además de la innovación musical, fue el de regalar, con sus canciones, las crónicas del día a día en La Habana, en Cuba.
Juan Formell se acostumbró a tener el oído atento a las frases e historias de la calle, y crear con ellas muchas de sus canciones. Otro de los grandes compositores fue su pianista César «Pupy» Pedroso, que permaneció en la orquesta hasta 1999.
Cuando colocaba en la popularidad alguno de los temas de Van Van, las frases pasaban a ser patrimonio del habla común y muchas de ellas se siguen utilizando en el modo de conversar del cubano.
No está de más saber algunas para comunicarse. Por ejemplo, alguien incontrolable «es una bola de humo, que saca de quicio a cualquiera». Ser «un Van Van» es tener buen ánimo, ir por la vida alegre y resolviendo todos los problemas. A las personas que le dicen que tiene la «la titimanía» es que le gustan las parejas mucho más jóvenes, o si una mujer «está por encima del nivel» es que baila muy bien y con sensualidad. Cuando te digan «chirrínchirrán», significa que se terminó la fiesta.
Van Van, la alegría del cubano
El 1 de mayo de 2014 murió Juan Formell, pero su impronta siguió adelante. Su hijo, el baterista Samuel Formell dirige la banda, a la que se adicionó el apellido de su fundador, tan querido por el pueblo cubano.
Formell y los Van Van es una orquesta muy activa que puede verse en cualquiera de los espacios importantes para la salsa en la ciudad, como el Salón Rosado de la Tropical o las Casas de la Música.
No puede pretender conocerse la música cubana sin pasar por esta asignatura obligada. Por cincuenta años se han mantenido entregándole música y alegría a varias generaciones de cubanos, que la llevan consigo a dondequiera que van.