Son minúsculas ciudades desplegadas ante nuestros ojos. Basta un simple desplamiento de la vista sobre las inusitadas construcciones para captar la evolución, desarrollo y crecimiento de la ciudad representada. Así las maquetas, fascinantes micromundos, ventanas excepcionales, muestran al visitante una urbe reducida a centímetros, llenos de cultura y tradición.
Si casualmente visita La Habana, Trinidad y Santiago de Cuba, sepa que en cada una de ellas existen instituciones que resguardan las maquetas que las representan; excepcional posibilidad para hacer una rápida lectura urbana y acercarse a la realidad que está por conocer o que ya ha recorrido.
Maquetando Cuba, disfrute sus ciudades a vista de pajaro
En este blog le invito a detenernos en esas menudas estructuras que reproducen los lugares por donde desandamos en Cuba.
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Maqueta de La Habana
Se dice que es una de las más grandes del mundo. Pesa 6 toneladas repartidas en 22 metros de largo por 10 de ancho. Se localiza en la calle 28, número 113, entre 1ra y 3ra, en el exclusivo barrio de Miramar y su grandeza impresiona a cuanto interesado se enfrenta al meticuloso trabajo.
En ella está desplegada toda la ciudad y no es complejo reconocer la evolución urbanística y arquitectónica representada a través de tres colores fundamentales: la colonia en marrón; la República en ocre y posterior a la Revolución en marfil. Las variaciones entre estas tonalidades, asociadas a la iluminación que proporcionan lámparas y otros artefactos, produce un efecto encantador y deslumbrante. El azul del mar que bordea la ciudad aporta magia y realza la distinción de una ciudad que no cede al tiempo.
Resulta curioso reconocer edificaciones imprescindibles en La Habana: el Capitolio Nacional, el Castillo de los Tres Reyes Magos del Morro, el Hotel Habana Libre Tryp, la Plaza de la Revolución y muchos otros que sobresalen gracias a la escala precisa escogida para el mayor y mejor disfrute de quienes se asoman a una ciudad diferente.
El Museo Maqueta de La Habana abrió al público en 1995 y puede ser visitado de lunes a viernes, entre las 9:30 AM y hasta las 5:30 PM. El costo de la entrada es de 3.00 CUC, pero bien vale la pena sustraerse ante la maravilla ingenieril lograda por los cubanos y experimentar la sensación de tener verdaderamente La Habana a nuestros pies.
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Maqueta de La Habana Vieja
En el edificio número 114 de la calle Mercaderes, justo entre las calles Obispo y Obrapía, están representados los 144 kilómetros que abarcan el centro histórico de La Habana Vieja y sus alrededores. Fue creada en 1999, el 16 de noviembre, día en que se celebraba el 480 aniversario de la villa de San Cristóbal de La Habana.
Se ubica en un antiguo almacén de medicamentos que perteneció a la Farmacia Taquechel y el espacio resultó ser el idóneo para su construcción. La amplitud del local posibilitó el montaje de sistemas de luces y sonido que complementan la admiración del conjunto en el que, rápidamente, se identifican edificaciones religiosas, plazas, instituciones, incluso conjuntos escultóricos.
Proyecciones que simulan el amanecer y el ocaso en la parte más antigua de La Habana, trinar de aves, el romper de las olas en el litoral, el tañido de los campanarios en la numerosas iglesias que pueblan esa zona y el alegórico cañonazo de las 9 en la fortaleza de San Carlos de la Cabaña sonorizan la obra creando un ambiente mágico e ilusorio. Pero esta maqueta es una creación que se mantiene viva porque, cada cierto tiempo, se le añaden elementos que la enriquecen y la relacionan con otros barrios más allá de sus límites.
Es un centro muy frecuentado por locales y visitantes porque la visualización de la ciudad a pequeña escala no es el único servicio. Cuenta además con una tienda para la venta de souvenires, una sala de proyecciones cinematográficas y espacios para el intercambio, debates y exposiciones sobre diversos temas. Una excelente oportunidad para reconocer el entorno por donde deambulamos minutos antes de traspasar el umbral.
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Maqueta de Trinidad
Si un detalle evidencia que estamos ante Trinidad, pero en miniatura, son los techos de tejas rojas. Basta observarlos por toda la maqueta para descubrir esa maravillosa villa que tanto sorprende a cuanto viajero la visita.
La reducida representación tiene 6 metros de largo por 4 de ancho y reproduce, casi con exactitud, detalles de la localidad como sus farolas, enrejado o arbolado. Como era de esperar, resalta el conjunto arquitectónico del centro histórico tan elogiado durante años por su inigualable estado de conservación.
La maqueta fue inaugurada en el aniversario 500 de la fundación de la villa y forma parte del Centro de Interpretación del Patrimonio de Trinidad cuya sede radica en la majestuosa «Casa Frías». Luego de abonar 1 CUC por persona se puede apreciar el minúsculo poblado, pero además recorrer la construcción y avistar detalles coloniales presentes en el valioso inmueble, de por sí, patrimonial.
Agradecerá los servicios de guías que complementan la visita para profundizar en la historia y transformación del sorprendente lugar y los principales sitios que circundan la edificación. Basta llegarse a la calle Maceo esquina a Colón, a escasas cuadras del centro histórico, ese mismo que podra contemplar en su totalidad con solo un vistazo en su interior.
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Maqueta de Santiago de Cuba
El primero de agosto del 2003 en la calle Santo Tomás, entre San Basilio y Santa Lucía, muy cerca de la Oficina del Historiador de la Ciudad, se abrió el sitio que muestra a santiagueros y forasteros una réplica de Santiago de Cuba a menor escala.
La maravillosa creación, además de las edificaciones, zonas urbanizadas y crecimiento de la ciudad, recrea todas las irregularidades topográficas que han sido aprovechadas por los santiagueros en el trazado y construcción de esa singular urbe.
Además de la información que proporcionan los nueve tableros que acogen a las menudas construcciones, la maqueta de la ciudad pone a disposición del visitante una cafetería en sus exteriores, que atrae por las hermosas vistas en particular de su bahía, una de las más extensas del país. Su visita es un estupendo pretexto para tomar imágenes del lugar, que podrán ser comparadas con los minúsculos prototipos apreciados en el interior de la institución.
Toda la ciudad ante nuestros ojos
Las maquetas constituyen una interesante opción para quienes visitan una ciudad. Antes o después de recorrer las calles, puede resultar curioso conocer su aspecto desde una perspectiva fantástica e inusual. Así podemos trazar nuestras rutas, planificar las visitas y soñar, de antemano, lo placentero que puede ser el paseo.
Para muchos las maquetas son una manifestación de las artes aplicadas, pero lo cierto es que el virtuosismo que muchas de ellas evidencian deja entrever el talento y orgullo de los hombres por sus ciudades, esas que aspiran a perpetuar en el arte y en el tiempo.