Parque Nacional Mensura Piloto

Parque Nacional Mensura Piloto

Amantes del senderismo y la vida al aire libre, desde el siglo XVIII en adelante, han recorrido la inmensidad del territorio cubano en busca de emociones reales y placeres sencillos.

Han sucumbido, ante el verde mágico y sensual de los mogotes y vegas de tabaco de Viñales; ante los enjundiosos canales de la Ciénaga de Zapata, sembrados de aventuras y algún que otro sobresalto.

Ante las Alturas de Banao, en Topes de Collante, cerca de la venerable Trinidad, donde abundan los fantasmas de antiguos asentamientos coloniales; saltos de agua y melancólicos bosques que guardan, como alhajeros, cerca de 150 especies de plantas cubanas endémicas

Sendero senalizado

Ante la reserva ecológica Limones Tuabaquey, en la Sierra de Cubitas, preferida por las aves y abrigo de misteriosas pinturas aborígenes; o ante la árida península de La Punta de Maisí, al sur de Baracoa, paraje ideal para una película del oeste.

Seguro, los impactó también el Parque Nacional Alejandro de Humboldt, en la provincia de Guantánamo. Salpicado de preciosos bosques de majagua, cedro, bucaro y ocuje, yace su sueño escoltado por amplias franjas costeras sembradas de coco y cacao.

O su medio-hermano, el Parque Nacional Mensura-Piloto, un conocido que permanece, aún hoy, un tanto oculto al gran público. De él, su historia y sus maravillas por desentrañar completamente, si eso es humanamente posible, trata este post.

A las puertas de la aventura

Declarado oficialmente Parque Nacional en 2008, Mensura-Piloto se encuentra en una altiplanicie que asciende desde la llanura de Mayarí por el norte, se une a la Sierra Cristal por el sur, al este con el río Mayarí y al oeste con la gran sabana de Nipe.

Extensa región de más de 8 mil hectáreas, pertenece a la provincia de Holguín y es tierra fortalecida por minerales, hierro, níquel y cobalto. Sus predios están adornados por una vegetación variada que se distribuye según la altura. Posee dos estaciones. Las lluvias visitan la región entre mayo y octubre (verano) y casi se desaparecen de noviembre a abril, en un período relativamente seco (invierno).

Turistas en un camino remoto en la provincia Holguin

Rica en bosques de pino, solitarios, meditabundos soldados de verdes uniformes con una orquídea, un helecho o una mariposa diurna en el ojal; o en erizados charrascales, marrones, murmuradores, secretamente envidiosos de la altura y majestuosidad de los pinos.

En esta zona no existen asentamientos humanos, a su alrededor podrá encontrar pueblos como Birán, Guamuta, Pueblo Nuevo de Pinares, entre otros. En el pueblo de Casimba se encuentra una residencia para visitantes que facilita vías de acceso a sitios de interés ecológico y de observación de vida silvestre.

A continuación, iremos descubriendo algunos de estos sitios. Revise su equipamiento, compruebe que usa zapatos cómodos y ajústese el sombrero o la gorra, que allá vamos.

  1. El río Piloto

    Nace en las montañas de Nipe-Sagua-Baracoa, tiene 37 kilómetros de largo y vierte sus aguas en el río Mayarí. Separa las provincias de Holguín y Santiago de Cuba.

    Río relativamente pequeño, siempre en constante disputa con sus hermanos, los ríos Juan Vicente, Guaro y Nipe. Sus aguas han aplacado, sucesivamente, la sed de aborígenes, cimarrones y soldados del ejército mambí.

    Turistas caminan por un puente de madera para cruzar el rio

    En sus márgenes, crece un maravilloso tapiz de flora y fauna endémica de la región; y bajo su superficie zigzaguea un sistema de cavernas con un río subterráneo digno de la mejor novela de Julio Verne. Este sitio salta a la fama gracias a las exploraciones del botánico sueco Erik Leonard Ekwan en 1914 y 1917.

  2. Loma La Mensura

    Forma parte de las montañas de Nipe-Sagua-Baracoa, y se ubica a 18 kilómetros del pueblo de Alto Cedro. Posee más de 900 metros de altura y una extensión de 5, 176 hectáreas. Es la mayor elevación de la altiplanicie de Nipe.

    Sin embargo, no es una loma sola, tiene una hermana menor, la Mensurita, y un hermano, el Gurugú, que reposan a su alrededor y desde tiempos inmemoriales la acompañan.

    Dama caritativa y beatífica, acoge sin desmayo a gran número de plantas, solo en ella los científicos han reportado 268 especies endémicas de la isla, de las cuales 90 son exclusivas de este sitio.

    Un zunzun se mezcla con la vegetacion de la zona

    Es madrina, además, del ruiseñor, el cartacuba y el tocororo, que anidan felices en el Jardín del Pinar, un gran bosque de pinos de 189 hectáreas que se yergue en una de las laderas de la loma.

    Así como también se yergue la villa Pinares de Mayarí. Un pintoresco centro turístico formado por 29 cabañas de madera y con infinidad de comodidades (aire acondicionado, teléfono, televisión por cable, etc.), al que se puede acceder desde la playa Guardalavaca y es capaz de cerrar satisfactoriamente su visita a estas venerables alturas.

  3. Salto El Guayabo

    Es una impresionante cascada formada por dos escalones de 85 y 127 metros, respectivamente. Ubicada a una altitud de 546 metros sobre el nivel del mar, el salto toma su nombre del río Guayabo, afluente que le suministra sus cristalinas aguas.

    Lugar donde las aguas del Guayabo se precipitan al vacio

    Para admirar lo soberbio de tal fenómeno natural, el hombre construyó un mirador muy cercano a su cima. La subida y luego el descenso se realizan en apenas 1 hora y 50 minutos, siempre por la ladera este de la cascada.

    Ya en el mirador, la vista puede que se le nuble, no sabrá si es a causa del agua o de la emoción. No importa, deje que su mirada sea prisionera por tamaño arrebato, por semejante desenfreno.

    Impresionante Salto del Guayabo visto desde el mirador

    Déjela volar, deslícela entre las alas de una mariposa diurna o instálela en las pupilas de un gavilán colilargo para que pueda admirar en todo su esplendor este regalo dado al hombre por la naturaleza.

    En la ladera este encontrará, si es un devoto de la botánica, varios tipos de helechos, 33 variedades han contabilizado los especialistas; las orquídeas lo recibirán sensuales, tiene 33 especies para escoger.

    Sobre su cabeza penderán infinidad de lianas que, obsesivas, sofocantes, abrazan los troncos del Júcaro Negro, el Roble, la Majagua, etc. En la ladera oeste, por el contrario, abundan los bosques bajos, los llamados charrascales, y las orquídeas.

    Desde el rústico mirador, nace una angosta vereda de 1200 metros que lo adentrará en la espesura vegetal. Este sendero es La Sabina.

  4. El Sendero La Sabina

    Diversos y emocionantes son los caminos que surcan estas tierras del Mensura-Piloto. Cada uno es una posibilidad, una promesa de aventura, y ninguno es tan atractivo como el sendero La Sabina.

    En él, si es amante de las largas caminatas y un atento observador de la flora y la fauna, se sentirá como en casa, como si ese sendero lo hubiera esperado toda la vida, y ahora se reconocen como viejos amigos.

    Chicas disfrutan las sorpresas del Sendero

    La Sabina posee esa facultad, establece con el viajero tan íntima comunión, que perdurará para toda la vida. Por su ondulante trecho, es fácil ver cabreros, zorzales, negritos, cateyes y cotorras.

    Si se fija con detenimiento y tiene paciencia, divisará, entre unas rocas, la cabeza de un Majá de Santa María. Y un poco más atrás, a una jutía, que sabichosa no pierde de vista al pícaro majá.

    Hermosas vistas de las zonas mas remotas de Holguin

    Si sigue bajando, encontrará la finca Los Exóticos. Llamada así porque en sus numerosas hectáreas se crían en libertad animales de otros países. Gamos y antílopes indios y africanos pastan tranquilamente, de vez en cuando levantan la cabeza y miran al viajero con sus ojos como pozos oscuros.

    Además, en la finca hay varias cabañas cómodamente habilitadas para recibir a los visitantes; un restaurante típico; un mirador de ensueño; y una piscina natural, cerca de la cual se encuentra el Jardín La Plancha, dotado de numerosas flores de rara belleza, hijas devotas de esa tierra.

    Si sigue bajando, indefectiblemente se topará con las Pozas de Rafael, donde le aguardará un cierre “de película”, como dicen los cubanos.

  5. Las Pozas de Rafael

    Como bien lo especifica su nombre, es una laguna natural. A ella se llega por el sendero La Sabina y es esposa del Salto del Guayabo.

    Éste extiende sobre ella su manto megalítico de tal manera, que esta piscina natural, de aguas aparentemente tranquilas, pero siempre en movimiento por los arrebatos amorosos de su cónyuge, es un pequeño edén.

    El lugar perfecto para terminar el día. Sumergido hasta la cintura, recostado a una laja y oyendo el murmullo de los besos que el agua, al caer, prodiga deje el tiempo correr, abandónese a la suave modorra de la tarde y solo siga al sol en su declive.

    Poza de agua cristalina rodeada de una exhuberante vegetacion

    Las extrañas formas que la luz dibuja sobre las rocas, sobre la vegetación, en el plumaje de los zunzunes y las bijiritas, quizás lo transporten a un mundo de ensueño y magia; quizás enciendan en su corazón un llamado de alerta ¿Cuánto puede perder el hombre si sigue el camino de destrucción que su soberbia ha trazado?

    O quizás le abra los ojos, los del corazón, y ya los sonidos del monte no le sean tan ajenos, y en el canto de la siguapa, del sijú platanero o del sijú cotunto encuentre que se develan los sutiles misterios de la creación.

Se parece, pero esto apenas es una conclusión

Pudiera mencionarle todas las especies de orquídeas que habitan la región; o las de helechos; referirme a todas las especies de aves endémicas y amenazadas; hablarle del arroyo La Chivera o de la Cueva Fría y la razón de por qué le pusieron así

Amantes de la naturaleza disfrutan los senderos de Holguin

Pudiera…, o pudiera invitarlo a que viaje a Cuba; a la ciudad de Holguín o a la de Santiago de Cuba según lo prefiera. Tome un transporte terrestre en una de estas dos urbes; eso si no desea ir hasta Guardalavaca y de ahí arribe seguro al Parque Nacional Mensura Piloto.

No permita que nadie se lo cuente, viva la experiencia de un descubridor, de un adelantado como decían los antiguos castellanos, y súmele otra historia a eso tan maravilloso y contradictorio que llaman vida. Su vida.

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