Palmira, una encrucijada, dos destinos y un pueblo

Palmira, una encrucijada, dos destinos y un pueblo

Salta a la vista del viajero, la gracia seductora y mítica de estas tierras de América. Desandarlas, vivirlas a profundidad, resulta, aún hoy, en pleno siglo XX, un viaje hacia adentro.

Hacia aquello que no sabía que aguardaba dentro de él, somnoliento, perezoso, pero vivo, fuerte, presto a saltar fuera con la primera chispa de inconformidad.

Y esa chispa es América, desde el río Bravo hasta el cabo de Hornos, multitudes de voces del pasado, del presente y de seguro del futuro, acompañan las noches del caminante, le susurran extraños cánticos, conjuran los fantasmas que ahúman sus sueños y atan su corazón al tiempo con finos hilos de araña.

Si no les teme, ábrale los brazos, los oídos, los ojos y deje que estos lo conduzcan por sus caminos, accidentados y mágicos.

Hagamos un zoom al Caribe

A América pertenece Cuba, la mayor de las islas antillanas. La corona de esmeraldas en las sienes del mar Caribe, profundo, llameante, testigo de disímiles sucesos y roncos dolores. “El mar de las almas de tez oscura”, según algunos historiadores.

Hombres, otrora reyes y príncipes algunos; guerreros o sacerdotes otros, de sus muy lejanos, muy añejos y muy rituales países, ahora llegaban esclavos a este del Caribe, carne y sangre para ser molidas en los trapiches, sudor y lágrimas para abonar los campos de caña; arte y deseo para cimentar la leyenda.

Un descendiente africano comparte con un turista durante una celebracion yoruba

Sí, porque no fueron sólo sus músculos o sus nervios, los esclavos africanos también sembraron en esa tierra antillana sus usos y costumbres; sus tradiciones y modos de entender el mundo, la naturaleza; sus dioses y ritos.

Y, a despecho de sus amos blancos, lograron mezclarlos con los usos y costumbres católicas, apostólicas y romanas de estos. De ello, es prueba suficiente los diversos pueblos dispersos a lo largo y ancho de toda la isla, construidos sobre el mestizaje, sobre el sincretismo.

Mujer con atuendo tipico de los seguidores de la religion yoruba

Uno de estos sitios, es Palmira, pueblo emplazado a menos de 20 kilómetros de la ciudad de Cienfuegos, la bella Perla del Sur. Con apenas 300 kilómetros de superficie, Palmira se considera hoy el centro de la religión afrocubana en la provincia de Cienfuegos.

Una pizca de historia, antes de pasar al asunto

La ciudad de Cienfuegos fue fundada en el año 1819 con el nombre de Fernandina de Jagua por el francés Don Luis De Clouet y otros colonos franceses oriundos de La Lousiana.

Cartel que da la bienvenida a la ciudad de Cienfuegos

Con el tiempo, en 1830 exactamente, obtuvo de la corona española el rango de villa y cambió su nombre por el de Cienfuegos, en honor al gobernador general de la isla, Don José Cienfuegos.

Tierra rica en campos de caña y trapiches, la trata negrera forjó grandes fortunas y llenó la región de abundante población negra, fundamentalmente yoruba, mestizaje y sincretismo.

En febrero de 1842, el comerciante habanero Agustín de Serice y Xenes, con vistas a incrementar su capital, funda el poblado de Palmira de Alcoy. Serice y Xenes era hombre culto, dado a lecturas clásicas y recibió inspiración de “Las Ruinas de Palmira”, obra del Conde de Volney.

Según este libro, Palmira fue una célebre ciudad siria de la antigüedad. Rica en bazares y caravanas, sus habitantes prefirieron, ante el embate del imperio romano, quemarla antes de verla saqueada.

Bajo estos ímpetus, nació la Palmira cubana, y es registrada oficialmente en 1849. Su ubicación, entre la ruta comercial Cienfuegos – Santa Clara, provocó que ostentara un vigoroso desarrollo económico durante la segunda mitad del siglo XIX.

Paralelo a este, Palmira vio, además, un gran desarrollo de los Cabildos de Nación, organizaciones de ayuda mutua donde las autoridades coloniales les permitían a los negros reunirse para cultivar su cultura y religión.

Una zambullida de lleno en el tema

En 1888 fue promulgada en Cuba la Ley de Asociaciones. En toda la isla, y Cienfuegos no fue la excepción, surgieron un gran número de sociedades, gremios, logias masónicas, entre otras.

Chica seguidora de la religion yoruba toma fotos en una fiesta de pueblo

Y los Cabildos de Nación, en Palmira y el resto de la colonia, no fueron menos, sus integrantes tuvieron que correr a legalizarlos, bajo el nombre de sociedades de instrucción y recreo, de beneficencia y socorros mutuos, calificativo que aún conservan, así como sus funciones originarias.

Cuenta Palmira con tres sociedades que constituyen el soporte espíritu-religioso de esa comunidad, preservadoras de costumbres y tradiciones, así como catalizadoras de valores tales como la unidad ciudadana, la solidaridad, el respeto a los mayores, etc. Le propongo ver en qué consisten.

  • Sociedad de Instrucción y Recreo El Cristo

    Fundada en mayo de 1913 por Nicolás Sevilla, es una asociación de culto religiosa, cuyo objeto es la adoración a Olofin. Una de las manifestaciones de Olodumare, Dios supremo de la religión yoruba. Se le sincretiza con El Cristo en la religión católica. El hijo de Dios (Olodumare). Posee un marcado carácter familiar.

    Catolicos y seguidores de la religion yoruba ofrecen velas y se encomiendan a sus santos

    Dicha sociedad se constituye esencialmente sobre un sistema doctrinario y de normas de conducta afines al prestigio obtenido por la familia biológica religiosa. Sus líderes tienen, además, un profundo dominio de la medicina verde.

    Sus principales celebraciones se efectúan los días 7 y 8 de septiembre, en consonancia con las festividades del Corpus Cristi y el 4 de diciembre. En ambos casos, fechas también asociadas a la Virgen de La Caridad del Cobre y Santa Bárbara, respectivamente.

  • Sociedad San Roque

    Fundada en 1915 por Juana Francisca Entenza, alrededor de la cual se nucleó el grupo ritual inicial. Se basa también en fuertes tradiciones y prácticas transmitidas de padres a hijos. De hecho, la dirección del gremio no ha salido de la familia de origen.

    Chica seguidora de la religion yoruba con atuendo caracteristico

    Como su nombre lo indica, la fiesta principal de esta sociedad está dedicada a San Roque, además se hacen celebraciones y presentaciones de santos, etc.

  • Sociedad Santa Bárbara

    Fue fundada en 1917 por Ludgarda Fernández, aunque el culto a Changó, en la religión yoruba es el orisha de los truenos, los rayos, la justicia, la virilidad, la danza y el fuego. Este se sincretiza con la virgen y mártir cristiana Bárbara de Nicomedia, conocida como Santa Bárbara.

    Muchos cubanos eligen vestirse de rojo el 4 de diciembre en la celebracion del dia de Santa Barbara

    Esta es la divinidad orisha más adorada en Palmira. Sus festividades se realizan entre el 3 y el 4 de diciembre, el llamado día de Santa Bárbara, y corren a cargo de este sociedad.

    Hoy, ya es todo un acontecimiento social y cultural local, pues genera un rico sustrato espiritual, materializado en música, cantos, danzas, vestuarios, comidas, bebidas, etc., para la comunidad, y para todos aquellos viajeros que deseen participar en él.

    Se desarrolla en el barrio de Santa Bárbara. Las partes principales de esta celebración son la matanza, o sea se sacrifican animales como ofrenda a las deidades del panteón yoruba; saludo al sol; adoración e invocación a la imagen; misa dualidad; procesión y fiesta de bembé.

    Altar Yoruba

    Durante la procesión de Santa Bárbara, uno de los ritos más esperados, no sólo por los palmireños, también por personas de toda Cuba, y del exterior, la Santa es paseada, en hombros, por las calles del pueblo, pasando por las demás sociedades religiosas como San Roque y El Cristo.

    Incontables personas se congregan para seguirla, adorándola y pidiendo salud y prosperidad para ellas y sus familias. Los toques de tambores, los cantos, el color rojo asociado a la deidad, estallan en un verdadero canto a la vida, y a la salvaguarda de aquello que identifica a Cuba como nación.

Venga a Palmira…

Dese el gustazo de participar de los gozos de su gente. Visite también, el Museo Municipal, con una imponente colección de etnología religiosa, además de un enjundioso banco de información sobre la santería.

Visite los cabildos o sociedades; casas de santeros y practicantes; y presencie, viva, las muestras de música y danza afrocubanas. Si todavía no está satisfecho, lo invito a que participe en el Aggó Ilé (“con permiso de la casa” en lengua yoruba), evento sobre sincretismo e identidad, que acontece cada dos años.

Devoto enciende un tabaco como parte de un ritual  frente a un alta de San Lazaro

Etnólogos, metodólogos, investigadores, artistas, musicólogos concurren a esta verdadera fiesta del tambor. Es una especie de regocijo para los sentidos, donde lo mismo se conversa y debate sobre la oralidad en Bahía Honda, la influencia de África en la cocina cubana, las procesiones de San Lázaro en Guanabacoa o las expresiones religiosas en el Cementerio de Colón, entre otros interesantes temas.

“La sensación de lo maravilloso presuponer una fe”

Escribió Alejo Carpentier en el prólogo de su novela “El reino de este mundo”. Y de fe están construidos los cimientos del pueblo cubano, de los pueblos americanos todos. De fe, y por ello son pueblos vivos.

No necesitan de supercherías de laboratorio o puzzles surrealistas para hacer visibles la realidad maravillosa, la herencia mágica ancestral y el poder de una voz, sincera y profunda, que recorre sus arterias vigorosas y sublimes.

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