La Habana no ha perdido su garbo, a pesar del tiempo y las dificultades económicas por las que ha pasado Cuba en las últimas décadas. Pronto arribamos a los 500 años de La Habana, la encantadora ciudad exhibe varios de sus sitios históricos con nueva apariencia.
Muchos han sido reconstruidos casi desde sus cimientos. A otros les bastó una reparación para lucir como en sus inicios, y contribuir a que un paseo por esa ciudad sea una aventura para los viajeros amantes de conocer las urbes.
Sitios habaneros renovados a las puertas del medio milenio
Numerosos son los edificios que no pueden faltar en un recorrido por La Habana. Muchos de ellos ya están listos para la fiesta de noviembre, así que le invito a recorrerlos y redescubrirlos.
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Boulevard de San Rafael
Esta vía fue el centro del comercio habanero desde inicios del siglo XX y hasta la década de 1950. Sus alrededores estaban llenos de enorme tiendas por departamentos. Hoy no deja de ser un lugar encantador y donde se pueden encontrar numerosos productos (ropas, joyerías, arte…) y opciones gastronómicas.
El tramo peatonal se extiende por cinco cuadras de la calle San Rafael, desde el hermoso Paseo del Prado hasta la Avenida Galiano, en el mismo centro de la ciudad. Por su amplitud está menos lleno de paseantes que la cercana calle Obispo, también famosa por sus mercaderías y bares, aunque más costosa de manera general.
Ahora mismo está recién restaurado, con nuevos adoquines, mosaicos, y una gran cantidad de nuevas tiendas, negocios, cines, y galerías de arte cubano contemporáneo, como las excelentes Collage Habana y La Acacia. También puede visitarse el Estudio-Taller Bruzón y la tienda de humidores para tabacos cubanos.
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El gran Capitolio Nacional
Cerca de allí brilla la joya arquitectónica cubana que es el Capitolio Nacional. Y digo brilla, literalmente, porque la enorme edificación tiene una cúpula recién recubierta de oro de 24 quilates. Es apenas la acción más visible de la restauración total que se le aplicó al inmueble, sede de la Asamblea Nacional (Parlamento).
Expertos en conservación y patrimonio, así como otros especialistas, realizaron un minucioso trabajo que le devolvió al coloso su esplendor de 1929, cuando lo inauguraron.
Hay mucho que ver allí en todos sus pasillos y salones abiertos al público en recorridos de una hora, cada día desde las 10 AM. Adentro hay obras de arte, grandes murales en los techos, y una enorme estatua dedicada a La República. También encanta el Salón de los Pasos Perdidos por su lujo y tamaño, y el diamante que marca el inicio de las distancias de la Carretera Central que recorre todo el país.
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Un hotel hipermoderno en un contexto muy histórico
Siguiendo por el Prado hacia el mar, llegaremos a la zona de La Punta, uno de los enclaves militares más antiguos de la ciudad. Allí, con la entrada de la bahía y el Castillo del Morro enfrente, se levanta el Hotel Paseo del Prado, el más nuevo de la ciudad.
Su arquitectura imita la forma de un barco y está construida con los últimos adelantos tecnológicos. El diseño de la instalación recupera elementos de manifestaciones artísticas de amplio desarrollo en esa isla, como el ballet y la música.
Posee 250 habitaciones con espectaculares vistas de la ciudad, sobre todo la que se obtiene desde la piscina infinita ubicada en la azotea, donde también hay un bar.
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Estación Central de Ferrocarriles
Siguiendo la Avenida del Puerto hacia el este, donde se han vuelto a instalar los dos pórticos que hace siglos indicaban las puertas de la ciudad (en la Plaza San Francisco y en el inicio de la calle O’Reilly), llegaremos a la hermosísima Estación Central.
Desde 2016 se repara completamente esta edificación de 1912. Es una joya patrimonial de estilo Art Deco, con dos torres idénticas de unos 40 metros de altura, bellamente decoradas.
La Estación Central de Ferrocarriles tiene en su interior grandes columnatas de mármol y los balcones interiores que bordean un salón amplio, iluminado con los multicolores vitrales. Galerías de tiendas, restaurantes y librerías ofrecerán servicios a los pasajeros que se mueven por el lugar, que se calcula sean unos 15 mil diarios.
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El museo de trenes antiguos
Para seguir en esta línea, continuamos con el Museo del Ferrocarril, ubicado en la antigua Estación Cristina. El tren de vapor llegó a Cuba tempranamente, en 1837, primero que a España y América Latina toda.
Los secretos de este medio de transporte y su historia en Cuba, donde fue muy utilizado en la industria del azúcar, se pueden conocer en la moderna instalación, que se fundó en 1861. Interesantísima es el área donde se exponen casi 30 locomotoras, incluida la antiquísima La Junta (1843).
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El mercado más grande de La Habana
Frente a la Estación Cristina se levanta el Mercado de Cuatro Caminos. Su enormidad ocupa una manzana que es el punto de encuentro de los barrios Habana Vieja, Centro Habana y El Cerro, por las calles de Monte, Belascoaín, Cristina y Vives.
Se inauguró como mercado único en 1920, y allí centralizaban todos los alimentos que necesitaba la ciudad. En los arcos de las entradas principales se ven dos gigantescos cuernos de la abundancia, emblemas internacionales del comercio. Desde su fundación fue un sitio colorido, lleno de vida. Entre sus trabajadores estuvo, antes de alcanzar la fama, el genial músico Benny Moré, vendiendo hierbas medicinales y frutas.
Para los 500 de la urbe, el Mercado de Cuatro Caminos estará vestido de nuevo. Modernos estilos del diseño adornarán su interior. En el portal se abrirán florerías y una cafetería. En la primera planta se encontrará el mercado de alimentos, rones y licores, mientras que grandes tiendas se ubican en el segundo piso.
El Cementerio de Colón
En el barrio de El Vedado, cerca de la céntrica esquina de 23 y 12, está el cementerio más grande y bello de Latinoamérica. La Necrópolis de Colón, considerado Monumento Nacional desde 1987, recibe con un majestuoso pórtico bizantino llamado La Puerta de la Paz.
En el camposanto predomina el mármol blanco de Carrara. Ese material fue usado por excelentes escultores para crear hermosas estatuas, algunas concebidas por grandes artistas cubanos como Florencio Gelabert, Juan José Sicre y Rita Longa.
Entre los centenares de mausoleos destaca una obra maestra del Art-Decó erigida en honor a Catalina Lasa, por su esposo. La Capilla Central, el Monumento a los Bomberos (10 metros de alto) y la tumba de La milagrosa son algunas de las obras interesantes que allí pueden apreciarse.
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La Avenida de los Presidentes
Es muy placentero recorrer la Avenida de los Presidentes, además conocida como Calle G (Vedado), que desciende hacia el Malecón. La rodean casonas del siglo pasado y también a lo largo de su trazado hay algunos edificios altos y modernos.
El centro de la avenida es un paseo arbolado, lleno de estatuas de próceres y mandatarios latinoamericanos. Uno de los más fastuosos monumentos es el del segundo presidente cubano José Miguel Gómez, de estilo neoclásico y construido de mármol blanco. Le suceden, camino al Malecón, esculturas de Simón Bolívar, Eloy Alfaro, Benito Juárez, Omar Torrijos y Salvador Allende.
Ya cerca del litoral observará un pedestal sobre el que solo hay unos zapatos de bronce. Es el monumento a Tomás Estrada Palma, primer presidente luego de alcanzada la independencia y cuya figura, impopular por favorecer al gobierno norteamericano, fue retirada.
En la esquina de la Avenida de los Presidentes y la calle G se puede conocer la Casa de las Américas, emblemática e histórica institución cultural que alberga una galería de arte y una librería. Allí también ocasionalmente se ofrecen conciertos.
El encanto de los 500 años de La Habana
Si quiere disfrutar la Ciudad Maravilla del Caribe en sus mejores momentos, visítela por estas semanas de fiesta. Recorra estos lugares, entre la historia y la actualidad, restaurados y fascinantes como el devenir de La Habana que está muy próxima a cumplir sus 500 años.