Rutas de Baracoa: deliciosas e imprescindibles

Rutas de Baracoa: deliciosas e imprescindibles

Cuentan que cuando Cristóbal Colón llegó a Baracoa, en la oriental provincia de Guantánamo, quedó impresionadísimo. Corría 1492 y el genovés acababa de avistar una joya sin par. Tierra amable, fértil, poblada de aborígenes que sonreían y se maravillaban con la indumentaria de los forasteros.

Había pasado sólo un mes del desembarco de la Pinta, la Niña y la Santa María en Cayo Bariay, aproximadamente a 40 kilómetros de la actual ciudad de Holguín. Ya lo había dicho el almirante: era la tierra más hermosa que ojos humanos hubieran visto. Y corrió a contárselo a la Corona española que, en definitiva, sufragaba sus viajes al Nuevo Mundo.

Estatua del Almirante Cristobal Colon en Baracoa

Bastante ocupados estuvieron los colonizadores en la zona del Caribe, hasta que en 1511 el conquistador Diego Velázquez, que ostentaba entonces el título de Adelantado, llegó a Baracoa a fundar la primera villa con el nombre de Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa. Por eso, de los tantos apelativos con que se conoce a esta ciudad, el de “Primada” es el más extendido.

Hermosa vista de la ciudad de Baracoa

Así fue como comenzó a escribirse la historia de ese maravilloso paraje, donde tuvieron lugar innumerables acontecimientos, resultado del choque entre dos culturas, en el que la más “desarrollada”, por supuesto, se impuso a sangre y fuego. Pero ese es un tema para otro momento.

Una calle del pueblo de Baracoa

Durante el proceso de transculturación Cuba recibió mucho de España, como también de otras culturas europeas, y viceversa. El cacao y el proceso de obtención del chocolate llegaron de algún modo a la también conocida como Ciudad Paisaje y en la actualidad este rubro es considerado uno de los principales exportables de la región.

Rumbo al cacao

Baracoa, ciudad colonial de calles estrechas y adoquinadas, casi oculta entre montañas y bosques magníficos, atesora para el visitante gran cantidad de atracciones relacionadas con su cultura y las costumbres de su gente.

Turistas se toman un selfie frente al cartel que anuncia el comienzo de La ruta del Cacao

La Ruta del Cacao es una de ellas y está muy vinculada al turismo de naturaleza. Comienza en un sendero turístico localizado en el Cacahual de Duaba, punto casi equidistante del Yunque de Baracoa, Monumento Nacional de la Naturaleza Cubana y de la playa de igual nombre. Una cámara fotográfica le será útil y necesaria, naturalmente.

En esa área-laboratorio se pueden apreciar las diferentes transformaciones a que es sometida la bellota, que los aborígenes americanos denominaron elixir de los dioses. Le serán revelados los secretos del proceso desde la plantación de la semilla en viveros, siembra, recolección, beneficio industrial y posterior almacenamiento, hasta que comienza a diseminarse por la red comercial.

Un Baracoense le explica a los turistas detalles del cultivo del cacao

Se trata de una oportunidad única para conocer de primera mano el relato de un artífice de la manufactura de ese rubro, un viaje apasionante que bajo ningún concepto debe perderse. El proceso de elaboración del chocolate en Baracoa es revelador en cuanto a que aún predomina la misma estructura agroproductiva básica, aplicada por más de un centenar de familias francesas que se asentaron en la zona entre 1781 y 1804. La pericia de aquellos hacendados y la laboriosidad de sus esclavos determinó el auge inusitado de Baracoa en ese sector, manteniéndose hasta hoy como referencia a nivel nacional.

Fruto del cacao ya listo para ser recogido

Allí tendrá oportunidad de conocer y dialogar con el octogenario Urbano Rodríguez Gaínza, Rey del Cacao, o del Chocolate, como se le conoce por esas tierras. Note que semejante título no se otorga a cualquiera en Cuba, está claro que detrás de ese privilegio hay una apasionante historia que lo avala.

¿Y el cucurucho, para cuándo?

Existe un dulce característico de Baracoa, confeccionado con la fruta del cocotero y otros ingredientes, que le invitamos a descubrir. No importa dónde lo encuentre o lo pruebe, el entendido sabrá si realmente viene de la Primogénita o es sólo una copia. Estamos hablando del cucurucho de coco baracoense, toda una delicia. Y es que el coco también tiene una ruta en la Ciudad de las Montañas, puesto que también es la mayor productora de ese rubro en toda la isla cubana.

Cucurucho de Coco baracoense

Se tienen elementos de que fueron los colonos franceses los que desarrollaron los usos de ese fruto en la Perla del Caribe. Los más conocidos se localizan en la dulcería, con la elaboración de turrones, hojuelas y horchata, entre otros; pero del coco también se extrae el aceite, con gran empleo en la cosmética y la alimentación, por sus indudables beneficios para la salud.

Paquete completo

Ambas rutas tienen entre sus atracciones el acercamiento a otros sitios de interés de esa geografía como el fuerte colonial Matachín, donde se encuentra el museo de la ciudad y el Parque Nacional Alejandro de Humboldt, que rememora las investigaciones que en su momento hiciera en la naturaleza cubana del botánico y científico alemán.

Parque Alejandro de Humboltd

Para los amantes del trekking no faltarán safaris, caminatas por las Cuchillas del Toa y un interesante sendero, bautizado como Yara Majayara, donde ecología, espeleología y arqueología se imbrican. Es un sendero corto, aunque empinado, de tierra roja, con partes de roca caliza y lleva hasta el más alto mirador de esa área protegida. Por su ubicación en la tercera y más alta terraza geológica de esta zona, el mirador ofrece una de las más hermosas vistas en Baracoa.

Turistas se refrescan en las aguas del rio Duaba

El río Duaba es una de las grandes favoritas de quienes visitan Baracoa. Este sendero (tierra roja), entre pequeñas fincas de cacao y coco, se recorre en unos 30 minutos. Las cascadas y piscinas naturales del Duaba seguro le regalarán una experiencia inolvidable, como también su estancia toda en Baracoa, ciudad más que primada, auténtica y maravillosa.

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