Guantánamo, la provincia más oriental de Cuba, puede parecer en algunas zonas árido. Toda la vista cambia cuando vamos más hacia el este, llegando a Baracoa, y de pronto los ojos no pueden asimilar tanto verde de helechos y palmas. Es la selva tropical en toda su majestuosidad, la que rodea el viaducto de La Farola.
En esta área Diego Velázquez fundó en agosto de 1511 la primera villa española en la Mayor de las Antillas, que tuvo como alcalde inicial nada menos que a Hernán Cortés, luego conquistador de México. La primera capital de Cuba conservó su nombre aborigen que quiere decir “existencia de mar”: Baracoa.
Pero esa designación indígena no es lo único que quedó de los primeros habitantes de la isla. Ellos fueron los taínos, de ascendencia Arauca, cuyos ancestros llegaron a Cuba en un increíble viaje de siglos, en canoa, desde el Amazonas al Mar Caribe.
Aún hoy, pueden verse sus huellas en la fisonomía y las costumbres de los habitantes de El Güirito, una comunidad campesina ubicada a 17 kilómetros de la ciudad de Baracoa.
¿Cómo llegar a El Güirito?
Aunque se puede alquilar un taxi en Baracoa, le recomendamos rentar un coche para que pueda organizar el itinerario a su a aire.
Por ejemplo, llegar hasta la sede del grupo Nengón Kiribá, puede mezclarse con un periplo por la finca Las Mujeres, donde se cultiva cacao (fruto del chocolate). También hay opciones de visitar el sitio arqueológico Cueva del Cacique, y las playas Cajuajo y El Manglito.
Si prefiere hacerlo más económico, al recorrer la zona haciendo un par de paradas en sitios cercanos, recomiendo alquilar por 6 CUC al día una bicicleta. Sin dudas esta opción es muy saludable y liberadora, porque pedalea a lo largo de un exuberante paisaje rural.
Descendientes de indios taínos
Ya en El Güirito notará que muchos pobladores tienen el cabello muy negro y lacio, rostro ancho y de nariz aguileña, con pómulos prominentes. También son más bien bajos de estatura, piel cobriza y ojos achinados. Son características físicas heredadas de los taínos, cuya estirpe casi desapareció en las condiciones de explotación colonial, y también porque se mezclaron con los españoles y los esclavos africanos.
Sin embargo, las condiciones de aislamiento geográfico de la región de Baracoa y otras del Oriente cubano, propiciaron que los genes araucos no perecieran del todo. De generación a generación se mantuvieron fuertes huellas culturales, como la construcción de bohíos y caneyes, tipos de viviendas indígenas edificadas con tablas de palmas y techos de guano o yaguas (hojas de palma real); o referirse a las parcelas agrícolas como “conucos”; y la elaboración de recetas típicas como el casabe y el pinol (maíz seco tostado con azúcar o miel).
Bailando en El Güirito
La comunidad es pequeña, de unos cuatro kilómetros cuadrados y aproximadamente 600 habitantes. Es un placer contemplar el ambiente natural, en el que se divisan aves endémicas como el Tocororo, la Carta Cuba y el pájaro carpintero, y grandes helechos, palmas, cocoteros, además de árboles de recia madera como el cedro y la caoba. Pero este lugar guarda otras sorpresas: la música y las comidas típicas, muchas de ellas a la usanza de los taínos.
¿Conoce el son cubano? Pues en El Güirito sobreviven dos ritmos que son antecedentes directos de ese género musical: El Kiribá y el Nengón.
Para tocarlos se utiliza un formato específico. Por ejemplo, a diferencia del son no se utiliza guitarra, sino el tres (de menos cuerdas), y se toca en quintetos de músicos, recurriendo además a los instrumentos tradicionales marímbula (especie de cajón), bongoes, güiro o guayo y maracas.
El Kiribá se canta y baila improvisando versos para cerrar la noche de fiesta. La danza es más vertiginosa que el Nengón, que se baila para dar inicio a las fiestas y el paso es arrastrado como si se estuviera apilando con los pies cacao y café.
En El Güirito se puede visitar la sede del grupo Kiribá y Nengón, fundado en 1982, propuesto para ser declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad. Lo más aconsejable es ir primero y concertar una visita guiada, pero si no tiene mucho tiempo vaya al seguro un sábado a las tres de la tarde. Allí se hacen fiestas campesinas que duran varias horas, y donde no faltan delicias como el cerdo asado en púa. Mientras se reparte ron y comienza la preparación de los alimentos, se escucha:
“¡Pero báilalo / para ti, nengón! / ¡Pero gózalo / para ti, nengón!”
Tesoros culinarios heredados de los taínos
La comida, en una fiesta tradicional en El Güirito, es servida con utensilios heredados de los aborígenes, como las vasijas jícaras (hechas con el fruto de la güira, vaciado y secado). También se utilizan púas (pinchos rústicos de madera) para hincar alimentos, lo mismo para cocerlos que para comerlos.
Todo está hecho a base de la dieta taína, que incluía yuca, maíz, boniato, ajíes, malanga y otros cultivos. La leche de coco es un ingrediente fundamental en varios de los platos.
Algunas exquisitas recetas que podrá probar allí son el arroz con cangrejo, el pescado con leche de coco, cangrejo o bolas de plátano, el criollísimo ajiaco, el enchilado de cangrejo, el buñuelo (malanga frita), y como postre el turrón de coco, pan de boniato, maíz o yuca. También recomiendo el bacán, un tamal hecho de leche de coco, plátanos, especias y relleno con masas de cerdo o cangrejos.
Además, se puede beber bebidas tradicionales y no alcohólicas como el atol de maíz, y el chorote hecho de cacao y leche de coco, espesada con harina de plátano. Todo muy natural y saludable, como si no hubieran pasado los siglos y estuviéramos en un caney antes de la llegada de Cristóbal Colón.
La magia aborigen y tradicional de El Güirito
Baracoa encanta por el choque entre su naturaleza y la arquitectura colonial de la villa. Es un pueblo de leyenda lleno de personajes muy curiosos. Es, ni más ni menos, que un paraíso con sus playas y el cercano parque natural Alejandro de Humboldt, una verdadera selva tropical.
El Güirito es uno de sus sitios más entrañables, donde se puede conocer las raíces más recónditas del cubano, a través de los descendientes de taínos y los ritmos primitivos de la música tradicional de la Mayor de las Antillas.