Plazas públicas de La Habana

Plazas públicas de La Habana

La villa de San Cristóbal de La Habana, como todas las ciudades fortificadas de la América colonial y algunas de la Europa medieval, disponía su trazado urbano alrededor de las plazas, hacia donde se dirigían las principales calles y alrededor de las que vivían las figuras más prominentes de la ciudad.

Durante 500 años, estas plazas han acogido a pobladores, ejércitos, sentenciados, políticos, religiosos y artistas que han aportado material suficiente para describir y caracterizar el espíritu latente y consecutivo de la ciudad antillana.

 

Plazas públicas de La Habana, desde 1519 hasta nuestros días

La extensa época colonial fue la más fructífera en la generación de plazas para organizar y servir a la sociedad de entonces, pero no ha sido un acto privativo. Posteriormente, y casi siempre convertidas en parques abiertos y verdes, han surgido otros epicentros de reunión y actividad pública. De ahí que también podrían entrar en nuestra consideración algunos ejemplos como la antigua Plaza del Vapor o el Parque Central, pero su ausencia no resulta significativa en este sentido.

Estatua de Jose Marti en el Parque Central de La Habana Vieja, al fondo ondea la bandera de Cuba

Desde la creación de la Plaza de Armas, hasta la efervescente Plaza de la Revolución, La Habana ha crecido en tamaño y población, ha transformado su concepto cultural de «lo público» y ha dispuesto los espacios en función de su dinámica social y política vigente. Ahora nos empeñamos en mostrar varios escenarios que marcan la plena convivencia del pasado y el presente, de lo colonial, lo republicano y lo contemporáneo.

  1. Plaza de Armas

    Libreros de libros de uso pueblan la Plaza de Armas de La Habana

    La Plaza de Armas es parte del sitio fundacional y constitucional de la villa de San Cristóbal de La Habana en 1519. En un inicio se ubicaba un poco más hacia el litoral de la bahía. En su entorno radicaron las principales autoridades civiles y militares de la urbe, y la iglesia parroquial más importante, por lo que se le llamó «de la iglesia».

    A finales del siglo XVI, con la construcción del Castillo de la Real Fuerza, se convirtió definitivamente en la Plaza de Armas para ejercicios militares. Después de varios periodos de remodelaciones, altas y bajas, bajo el mandato del Capitán General Miguel Tacón cobró nuevo auge como espacio político y administrativo. Se le incorporaron fuentes, áreas verdes y una estatua central de Fernando VII, que en 1955 fue sustituida por una de Carlos Manuel de Céspedes, nuestro «Padre de la Patria».

    Además de la Real Fuerza, la plaza está rodeada por El Templete, el Palacio del Segundo Cabo, el Palacio de los Capitanes Generales, la Biblioteca provincial Rubén Martínez Villena, el Museo de Ciencias Naturales y otras edificaciones culturales y turísticas. Aunque hace mucho tiempo que perdió su carácter belicista, la tradición ha hecho que se mantenga con ese nombre. Aún hoy es el eje del sector de La Habana Vieja declarado como Patrimonio Cultural de la Humanidad, por la UNESCO.

  2. Plaza de San Francisco

    Vista aerea de la Plaza San Francisco de Asis, vista desde la torre del campanario de la iglesia que le da nombre

    Esta compite confusamente por ser la segunda más antigua de La Habana colonial. Pero lo cierto es que, sin dudas, resulta una de las más importantes por su belleza, entorno y función social. Está ubicada a un costado de la antigua Iglesia y Convento de San Francisco de Asís.

    El área está adornada por la «Fuente de los Leones», colocada en 1836 para evocar el Alhambra, y un monumento en honor a la visita de Fray Junípero Serra, replicando la imagen emplazada en Palma de Mallorca. También, en uno de los extremos podemos admirar una escultura de granito en forma de torre, con siete metros de alto, llamada «El Cruceiro». Y en otro, el interesante conjunto escultórico titulado «La Conversación».

    Hoy conocida popularmente como «Plaza de las Palomas», por la gran cantidad de estas aves que allí se reúnen, es destino de paseos para turistas y familias con niños que alimentan a las aves con emoción aventurera.

  3. Plaza Vieja

    Vista panoramica de la Plaza Vieja de La Habana Vieja

    Antes de envejecer por la creación de otros espacios, se llamó «Plaza Nueva». Fue un intento planificado de extensión urbanística con fines comerciales, residenciales y recreativos, sin la influencia de instituciones militares ni religiosas. Allí fungían numerosos puestos de mercado con el bullicio correspondiente.

    Está delimitada por las calles Teniente Rey, San Ignacio, Muralla y Mercaderes. Hoy en dia la Plaza Vieja a pesar de tantas transformaciones y cambios de nombre a través de la historia, ha rescatado el original, junto a la belleza de su fuente de piedra con surtidor y un entorno matizado por grandes residencias coloniales, comercios y establecimientos turísticos.

    Es uno de los lugares de paso más populares para los visitantes, quizás reforzado por singulares obras de arte como una enorme flor que brota del suelo, llamada «Natura», y la imagen en bronce de una mujer cabalgando sobre un gallo y provista de un tenedor a modo de lanza, del célebre artista cubano Roberto Fabelo.

  4. Plaza de la Catedral

    Turistas toman fotos y conversan en la Plaza de la Catedral de La Habana

    Como su nombre lo indica, está asociada a la Catedral de La Habana, uno de los lugares más visitados y respetados por locales y extranjeros. Surgió en el propio siglo XVI con el título de «Plaza de la Ciénaga», por las características primigenias del terreno donde se construyó, siempre vinculada a los desagües naturales de la ciudad.

    A partir del nombramiento de la Catedral, cobró una importancia vital. Centro comercial y de reunión, fue considerada durante siglos como la más armoniosa, democrática y animada de La Habana. Allí confluían negros libertos, intelectuales y empresarios para comentar e intercambiar ideas sobre los sucesos culturales, políticos y económicos de la Isla.

    En la actualidad funge como una galería de identidad, artesanía y arte al aire libre, donde también podemos conocer nuestro futuro a través de alguna cartomántica espiritista. El entorno permite al viajero un paseo gratis por el pasado colonial de Cuba, su arquitectura majestuosa y la inmensidad de una catedral que acoge al Arzobispado de La Habana.

  5. Plaza del Cristo

    Plaza del Cristo, al fondo la Iglesia del Santo Cristo del Buen Viaje

    A un costado de la Iglesia del Santo Cristo del Buen Viaje, patrón de los marineros, se construyó en 1640 la plaza de igual denominación, delimitada hoy por las calles Lamparilla, Villegas, Teniente Rey y Bernaza. Hasta ese lugar llegaba habitualmente la procesión del Vía Crucis durante la Cuaresma, y era depositario privilegiado de una de las trascendentes cajas de agua de la Zanja Real.

    La que fungió como quinta plaza de La Habana colonial y la menos destacada, funge hoy como un parque verde y vecinal, aún asociado a la iglesia, adonde acuden adultos y niños a entretenerse y disfrutar su tiempo libre, gracias a la intervención rehabilitadora de la Oficina del Historiador de la Ciudad.

  6. Plaza o Parque de la Fraternidad

    Ceibas en el centro del Parque de la Fraternidad Americana, justo en el borde entre Centro Habana y La Habana Vieja

    Es imposible transitar por La Habana y no toparse con el Parque de la Fraternidad Americana. Así de céntrico es, a las puertas del centro histórico y en la ruta distribuidora hacia el resto de la capital.

    Nació en 1928, donde antes se encontraba el «Campo de Marte», para homenajear e incentivar la unidad continental. Por ello se sembró en su centro una ceiba con tierra de todas las naciones americanas. Es lugar de descanso y contemplación, con asientos, árboles centenarios y suelo empedrado. Hace muchos años dejó de ser una plaza con todas las de la ley, para evolucionar hacia un pulmón urbano.

  7. Plaza de la Revolución

    Estatua de Jose Marti en la Plaza de La Revolucion de La Habana

    Este es uno de los símbolos arquitectónicos más renombrados y majestuosos de la época revolucionaria, posterior a 1959. Aunque comenzó a construirse un poco antes como «Plaza Cívica», después del triunfo guerrillero y el comienzo de la etapa socialista ha sido escenario de los acontecimientos públicos más estremecedores y definitorios de ese proyecto social y popular.

    La Plaza de la Revolución José Martí es tribuna para algunos de los discursos más comentados de Fidel Castro y otros líderes nacionales y foráneos, es sede permanente para los antológicos desfiles cubanos del Primero de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores. Allí oficiaron misa los Papas Francisco, Benedicto XVI y Juan Pablo II. También fue escenario para el sonado concierto «Paz sin fronteras», organizado por Olga Tañón, Juanes y Miguel Bosé.

    La plaza está custodiada por una gran estatua de José Martí, Héroe Nacional de Cuba, y un memorial en su honor. También posee el mirador más alto de la ciudad, con 142 metros sobre el nivel del mar.

Por toda Cuba, otras plazas de la revolución

Estatua a Antonio Maceo en la Plaza de la Revolucion de Santiago de Cuba

A finales de la década del 90 del siglo pasado y principios de este, se extendieron por toda Cuba otras plazas de la revolución con el objetivo de reunir allí a grandes multitudes para exigir mediante marchas y actos políticos la devolución del niño Elián González, retenido en los Estados Unidos. Se planificó que en cada municipio existiera una amplia y sencilla explanada de asfalto, con tribuna abierta para oradores y conciertos, y La Habana no fue la excepción.

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